Escribe Guido Poletti
La escena fue más que sugestiva. Mientras se encontraba en España, en gira de negociaciones con los pulpos acreedores de la deuda externa, el ministro de Economía, Martín Guzmán, se hizo tiempo para almorzar con el empresario Hugo Sigman. En el encuentro también estuvo presente el embajador argentino en el Estado Español, Ricardo Alfonsín.
Recordemos que Hugo Sigman es el empresario argentino, amigo personal del presidente Alberto Fernández, dueño de la planta de mAbxience en Garín, donde se están produciendo millones de vacunas contra el Covid-19 que, en vez de servir para la vacunación en nuestro país, son embarcadas hacia los Estados Unidos, ya que son “propiedad” de AstraZeneca.
Por supuesto, no conocemos los detalles de lo que se negoció en ese almuerzo. Pero resulta llamativo que poco después Sigman sacó un comunicado, buscando deslindarse, diciendo que él no es responsable por los retrasos en las entregas comprometidas, y ya pagadas, de vacunas de AstraZeneca hacia la Argentina.
Todo es, evidentemente, una auténtica vergüenza. En vez de negociar cómo taparse unos a otros, lo que se debería estar haciendo en el pico de la segunda ola de la pandemia es vacunar a toda velocidad. Por eso, insistimos una vez más, ¡las vacunas existen y están en Garín! Hay que incautarlas ya mismo y proceder a distribuirlas masivamente.