Escribe Diego Martínez
Recientemente, el presidente dijo que “el capitalismo tal como lo conocimos hasta la pandemia no ha dado buenos resultados” y llamó a “construir otro capitalismo que no olvide el concepto de solidaridad” en una reunión internacional con Putin. Sus declaraciones son similares a las que tuvo el año pasado cuando propuso “un capitalismo en el que ganen todos”.
Sabemos que estas frases pueden causar simpatía en un sector de compañeros que tienen expectativas en que Alberto impulse un capitalismo distinto, con mayor inclusión social. Pero tenemos que decir que esta propuesta es irrealizable, no existe el capitalismo solidario, y que, en concreto, la política de Fernández dista de ir en ese rumbo.
Los dichos de Alberto Fernández no son nuevos. Es la vieja teoría de que es posible construir un capitalismo “con rostro humano”. Ya en la doctrina peronista de 1948 Perón hablaba de “humanizar el capital”. Pero el capitalismo tiene una sola cara y un solo objetivo, extraer sus ganancias a costa del trabajo ajeno, del esfuerzo de miles de millones de trabajadores en todo el mundo. En el capitalismo los únicos beneficiados son los capitalistas. Cuanta mayor explotación, es decir cuanto más se produce y menos recibe el trabajador, mayor es la ganancia del capitalista. Por eso los empresarios aumentan los ritmos de producción y tratan de impedir la suba de salarios. Hay una batalla permanente entre patrones y trabajadores que ahora se recrudece como consecuencia de la brutal crisis que estamos viviendo. La experiencia demuestra que no hay ninguna concesión ofrecida de parte de los capitalistas a los trabajadores de forma espontánea. Solo a través de durísimas luchas los trabajadores han obtenido sus conquistas.
¿El gobierno impulsa un capitalismo solidario?
Una vez más las declaraciones de Alberto, como pasó en otros casos con Cristina, no se condicen con los hechos. Lejos está la política de su gobierno de impulsar un capitalismo “solidario” con los trabajadores y los sectores populares. Desde que asumió, se llevan pagados 7.100 millones de dólares a los acreedores internacionales en concepto de deuda externa mientras casi el 50% de la población vive debajo de la línea de pobreza, sin siquiera cobrar el insuficiente IFE que se otorgó el año pasado. Mientras las multinacionales siguen saqueando el país y empresas argentinas como Mercado Libre –la más rentable de Latinoamérica en el último año–, Techint, Arcor, Grobocopatel o Molinos Río de la Plata obtienen ganancias siderales, los trabajadores cobramos salarios de hambre, en muchos casos por debajo de la línea de pobreza. El gobierno puso techos salariales de alrededor de 30% y a fin de año la inflación va a ser superior a 50%. Esa brecha entre los aumentos salariales y la inflación va a ser ganancia plena para las patronales. Todo esto demuestra que el capitalismo argentino, al igual que en el resto del mundo, solo es solidario con las patronales. Más allá de su discurso, el gobierno garantiza que esto así suceda a través de su política.
La única alternativa al capitalismo es el socialismo
El capitalismo es uno solo. Tiene una única cara y no se puede reformar. Es explotación, miseria, desempleo, desigualdad y destrucción del medio ambiente. La pandemia del coronavirus ratifica esta caracterización. Una enfermedad global generada por la miseria en la que sume el capitalismo a la mayoría de la población mundial, que a su vez produce una desigualdad cada vez más brutal. Entre 2020 y 2021 los supermillonarios del mundo pasaron de acumular 8 billones de dólares a 13,1 billones. Lidera el ranking el estadounidense Jeff Bezos, dueño de Amazon, que tiene una fortuna personal de 177.000 millones de dólares. Más de cuatro veces las reservas del Banco Central argentino. Mientras tanto, en el otro extremo 3.700 millones de personas tienen la misma riqueza que los ocho principales multimillonarios del mundo. En 2021 la ONU anticipa que entre 240 y 490 millones de personas caerán en la pobreza, 150 millones de ellos en la extrema pobreza, sin siquiera satisfacer sus necesidades más básicas.
No hay salida para los trabajadores, las mujeres y la juventud de la mano de Bezos, Bill Gates, Galperín o Rocca, los gobiernos patronales y la burocracia sindical. La única alternativa al capitalismo es pelear por un gobierno de los trabajadores y los sectores populares que avance hacia el socialismo con democracia. Al calor de esa pelea impulsamos la movilización de los trabajadores y demás sectores oprimidos y construimos nuestro partido.
Mientras damos esta pelea de fondo proponemos medidas de emergencia para sobrevivir a la crisis. Vacunas para todas y todos ya. Que se incauten las dosis que se producen en Garín. Plata para salarios, salud y para combatir la pobreza sobre la base del no pago de la deuda externa.