Luego de batallar con todas sus fuerzas, como lo hacía en todos los órdenes de su vida, el Covid-19 se llevó el 17 de junio a nuestro compañero Sergio Rodríguez, docente de la escuela especial “María del Carmen Amaya”, de Deán Funes, Córdoba, ciudad en la que vivía. Allí conoció hace casi diez años a Izquierda Socialista, “su partido”, como nos decía. Se incorporó con enorme entusiasmo, dedicación y gran sacrificio a la militancia cotidiana porque en esa pequeña ciudad, de rasgos conservadores y dominada por el peronismo, no es fácil reivindicarse trotskista y ser consecuente defensor de los intereses de la clase obrera, como era Sergio. Y no solo allí, también era reconocido en San José de la Dormida, San Francisco del Chañar, el cerro Colorado y gran parte del norte cordobés por haber sido nuestro candidato a convencional constituyente para reformar la carta municipal, y a legislador departamental por Deán Funes.
Casado con Cecilia, su compañera de vida y de militancia, con seis hijos y otros tantos nietos, captó también para la militancia revolucionaria a su hija Selene. Desarrollaba sus tareas con afabilidad y optimismo, por eso su muerte ha provocado profundo dolor entre su familia, sus vecinos, y sus compañeros de trabajo y de militancia.
Desde Izquierda Socialista le adjudicamos su muerte a la política criminal del gobierno nacional ante la pandemia y por la falta de vacunas, y a la aún más criminal del gobernador Schiaretti por obligar a los docentes a la presencialidad a cualquier precio. Política que tuvo y tiene la complicidad de la burocracia sindical de la UEPC, que la dejó correr sin tomar ninguna medida. Ellos también son corresponsables.
La muerte de Sergio es de esas que dejan no solo un enorme dolor, sino también un gran vacío político y humano que es imposible de llenar, solo se puede apenas paliar abrazando fuerte y acompañando en sus sentimientos a su esposa Cecilia, a sus hijos y nietos, a todos sus familiares, compañeros de trabajo y vecinos que lo lloran.
El vacío político que deja es inmenso, haremos todo lo posible por cubrirlo nosotros, sus compañeros y compañeras de Izquierda Socialista.
Por los protocolos Covid-19, su despedida fue casi en soledad, pero Sergio seguirá marchando con nosotros en cada lucha, en cada movilización, con su eterna sonrisa y su alegría. Por ello levantamos nuestros puños, apretados de bronca, al grito de ¡compañero Sergio, hasta el socialismo siempre! ¡Nosotros recogemos tu bandera para que nos acompañes hasta la victoria!
Regional Córdoba