Escribe Claudio Funes
El Salario Mínimo recibió un incremento del 45%, resultando una suma miserable que se terminará de cobrar recién en diciembre. El gobierno, los grandes empresarios y la burocracia sindical peronista son los responsables. Intentan repetir la maniobra con paritarias a la baja. Todo esto es para cumplir con las exigencias del FMI. El sindicalismo combativo es el único que enfrenta el ajuste, en defensa de los legítimos intereses del pueblo trabajador.
El pasado miércoles 16, el Consejo del Salario dispuso el incremento del Salario Mínimo, Vital y Móvil. Conformado por representantes del gobierno, cámaras empresarias, la CGT y las CTA, aprobó un aumento del 45% anual a pagar en cuatro cuotas: 18% en abril, 10% en junio, 10% en agosto y 7% en diciembre. De esta manera el salario, que actualmente es de 33.000 pesos, llegará a 47.850 pesos; pero recién a fin de año.
Gobierno, empresarios y la burocracia sindical peronista son los responsables de este vergonzoso monto del Salario Mínimo, de suma importancia como valor de referencia para los trabajadores informales, para quienes cobran prestaciones por desempleo, para beneficiarios de programas sociales como el Potenciar Trabajo e incluso para los trabajadores registrados. Es por esto que organizaciones de desocupados combativos se movilizaron, el pasado miércoles, al Ministerio de Trabajo para repudiar el aumento otorgado.
Los 33.000 pesos actuales están por debajo de la línea de indigencia (37.413,97 pesos). Los trabajadores del Indec sostienen que una familia tipo, para no ser pobre, requiere un ingreso mínimo de 136.104 pesos. Hoy, el Salario Mínimo equivale a tan solo el 24% de esa suma.
Su atraso se remonta a varios años atrás. De 2015 a 2019, con Macri, tuvo una pérdida en torno al 25%. Luego de la asunción de Alberto Fernández, en 2020, volvió a perder un 10%. Su poder adquisitivo ha tenido una tendencia negativa desde el año 2011. (Fuente: Cifra CTA)
El gobierno de Alberto Fernández, las grandes patronales, la CGT y las CTA acordaron meter el ajuste que exige el FMI. El Salario Mínimo es una muestra.
Hugo Yasky, jefe de la CTA y diputado nacional del Frente de Todos, concurrió a la Casa de Gobierno para que Alberto Fernández refrendara el aumento, allí manifestó: “Hubo dos paritarias de gremios muy fuertes: los maestros y los metalúrgicos, ambos cerraron en el 45%”, y agregó “que nosotros hayamos podido en el Consejo del Salario igualar ese nivel con un punto de partida del 18%, habla a las claras, ante aquello que se especulaba de que el ajuste podría sobrevenir sobre los salarios” […] “Estamos diciéndole ‘no’ a la idea de que la salida es el ajuste sobre los salarios”. Odioso doble discurso defendiendo una cifra miserable.
Hugo Yasky y Antonio Caló firmaron sus paritarias para que sean el techo de las restantes. En la paritaria nacional docente, las direcciones de los cinco principales sindicatos, Ctera, UDA, CEA, Sadop y AMET, firmaron por el 45,5% en cuatro cuotas. Por su parte, Caló de la UOM acordó el 45% en tres cuotas. Como la inflación esperada para 2022 es de 55%, estas paritarias son otra muestra del real posicionamiento de la burocracia sindical: muy lejos de los intereses del pueblo trabajador y muy cerca de lo exigido por el FMI.
A éstas direcciones burocráticas tenemos que reclamarles que rompan con la política de ajuste del gobierno y llamen a plenarios de delegados, asambleas para preparar un plan de lucha. Mientras seguimos fortaleciendo al sindicalismo combativo, que viene de salir a las calles junto al FIT Unidad, el resto de la izquierda y decenas de organizaciones para repudiar el acuerdo con el FMI, la flexibilización laboral y el ajuste a las jubilaciones.
Izquierda Socialista apoya e impulsa el desarrollo del Plenario Sindical Combativo, espacio que contiene al “Pollo” Sobrero de la Unión Ferroviaria Oeste, Alejandro Crespo del Sutna (neumáticos), Mariana Scayola de Ademys (docentes) y Romina del Plá del Suteba La Matanza, entre otros, y que pelea por una nueva dirección combativa y democrática de la clase trabajadora.