Escribe Mariano Barba
Se insiste en que una grieta irreconciliable separa al Frente de Todos y a Juntos por el Cambio. Intentan hacer creer a la población que sus proyectos políticos y económicos son opuestos. No lo son en realidad, es una lucha política por administrar el Estado, mientras generan el 40% de pobreza y más de tres millones de indigentes. Buscan ocultar la verdadera grieta existente entre el pueblo trabajador y los desocupados, por un lado, con los empresarios y los ricos, por el otro.
Horas y horas diarias de televisión y de espacios en las redes insisten en que la grieta inaugurada por el kirchnerismo posterior a la gran crisis del 2001 es el principal problema de la Argentina. Cristina versus Macri es la gran puesta en escena, buscando la polarización electoral para turnarse en el gobierno y que todo siga igual.
Algunos analistas prolongan esta grieta a la lucha política entre el radicalismo y el peronismo desde la década del ´50 del siglo pasado. Pero es una falsa dicotomía, ya que, en sus gobiernos, y ahora Alberto, aplican ajuste tras ajuste, pagan la deuda externa, mantienen los privilegios de las multinacionales y todas las empresas de servicios privatizadas.
La crisis actual tampoco tiene su origen en esta disputa. La responsabilidad hay que buscarla en la voracidad de empresarios industriales y comerciantes, banqueros, terratenientes y en los gobiernos, que fueron sus representantes a lo largo de la historia reciente. La verdadera grieta es el capitalismo, que se basa en la explotación de los trabajadores a mansalva.
Cada día los ricos son más ricos y los pobres más pobres. Si tomamos en cuenta los índices de los últimos 50 años vemos que en 1973, cuando gobernaba Perón, la pobreza era del 5%, y hoy, que también gobierna el peronismo, ronda el 40%, casi diez veces más. En el medio gobernaron los militares, radicales y peronistas. Todos ellos empeoraron los índices de pobreza.
En todo el mundo se da esta tendencia porque los gobiernos capitalistas con sus planes de ajuste y saqueo hacen que la diferenciación sea cada vez mayor. El Informe sobre la Riqueza Mundial (Global Wealth Report) del Banco Crédit Suisse, en su última edición, afirma que el 45% de la riqueza mundial está en manos del 1% más rico.
En estos datos (aterradores) a nivel mundial se observa la verdadera grieta, que genera luchas en cualquier momento y lugar del planeta.
Crece la desigualdad en Argentina
Alberto Fernández se jacta de que en el 2021 creció el Producto Bruto Interno (PBI) un 10,3%, recuperando lo perdido el año 2020, y que bajó la pobreza algunos puntos. Pero el presidente calla que esa recuperación en la economía no fue para los trabajadores, se amplió la desigualdad.
Según el Indec los trabajadores asalariados perdieron casi 5 puntos porcentuales (bajaron al 43,1%) en el reparto de la riqueza creada, mientras que los empresarios subieron casi ocho puntos, en el periódo 2017-2021. Algunas perlitas demuestran esta desigualdad en el reparto de la riqueza. Por ejemplo en el sector del campo, dominado por los terratenientes y sojeros, los trabajadores participaron con el 17,1% mientras que las empresas con el 66,9%.
En el rubro “exploración de minas y canteras”, los asalariados participaron con el 23,2% y los empresarios se apropiaron el 78%. Y en la industria manufacturera, donde están las multinacionales y grandes burgueses argentinos, las empresas se quedaron con el 45,5% del valor agregado bruto, frente al 29,3% de los asalariados.
A su vez, el gobierno festeja que creció la ocupación en el 2021, pero oculta que según el Indec el trabajo formal creció una ínfima parte respecto al informal y no registrado. O sea, crecieron los contratos basuras y la flexibilización laboral.
Otro dato fundamental son los niveles salariales de pobreza, ya que el promedio de los sueldos alcanza a 52.553 pesos mensuales, mientras que la canasta básica medida por los trabajadores del Indec asciende a 145.456 pesos. Con un agravante que según el Indec es la brecha de género, ya que el salario promedio de los varones fue un 25% más alto que el de las mujeres.
En definitiva, no pueden ocultar la verdadera grieta: entre trabajadores y patronales, entre ricos cada vez más ricos y pobres cada vez más pobres. Terminar con esta situación solo es posible aplicando medidas anticapitalistas de fondo, como las que proponemos desde Izquierda Socialista y el FIT Unidad.