Escribe Pablo Montenegro, cuerpo de delegados del Sarmiento

En la última semana, desde el cuerpo de delegados del  Sarmiento y de la seccional Oeste hemos iniciado una campaña para denunciar que el vaciamiento y la desinversión en los ferrocarriles ponen en riesgo la vida de trabajadores y usuarios.
 
Antes con las empresas privadas y hoy con la administración estatal del gobierno del Frente de Todos, que ha prorrogado las concesiones privadas que ya vencieron, el sistema ferroviario está amenazado con la posibilidad de un nuevo Cromañón.

El primer dato escalofriante es que el 31 de marzo en el Sarmiento, entre Haedo y Morón, hubo tres semi choques (formaciones en condiciones de embestir) debido a un colapso en el sistema de señalamiento. Este ha sido mal manipulado en un intento de “renovación” que combinó tecnologías modernas con instalaciones de 1931.   

Otro reflejo de esa manipulación es que se intentó aumentar la frecuencia de servicios y se saturó la línea, generando numerosos retrasos además de demoras vehiculares de hasta 45 minutos para cruzar por un paso a nivel, y mucho mal humor en los conductores varados que se traduce en agresiones verbales y físicas a nuestras compañeras y compañeros banderilleros. Además se incrementó, llegando a los niveles de 2012, el índice de accidentes en pasos a nivel.

Es fundamental la realización de túneles y puentes por los que puedan transitar tanto autos como colectivos y camiones, y no como los que se instalaron en Ituzaingó y Merlo que solo sirven para vehículos particulares. Así no se eliminan los pasos a nivel. Son obras mal pensadas, debido a que los políticos patronales y gerentes peronistas de turno no tienen ningún interés real de solucionar los problemas del pueblo trabajador y desprecian las normas de seguridad para ferroviarios y pasajeros. Volvemos a insistir en que la gestión de una empresa ferroviaria estatal debe estar en manos de sus trabajadores, quienes somos los que hacemos funcionar el tren diariamente.

No solo en el Sarmiento

En el último año los descarrilamientos se incrementaron un 300%, llegando a registrarse 435 siniestros. En su mayoría en el servicio de carga, que esencialmente significaron una pérdida sustancial de locomotoras y vagones y de miles de toneladas de materias primas, y un inmenso gasto de seguros que aparentemente pagaría Nación Seguros.

Muchos de estos descarrilamientos han puesto en riesgo la vida de muchísimas personas. Sírvase como ejemplo el caso en que una locomotora cayó sobre una ruta tras el colapso de un puente en Pérez, Santa Fe; o el descarrilo del servicio de pasajeros a Bahía Blanca, donde de casualidad los coches remolcados no cayeron en el agua lindante a la zona de vías.

Trenes Argentinos nos quiere silenciar

La empresa estatal Trenes Argentinos, que está bajo la órbita del ministro de Transporte Alexis Guerrera, tiene como administradores a Martín Marinucci (presidente), Roberto Rocha (gerente general) y Ariel Stella, coordinador de relaciones humanas (otrora burócrata de ATE y UPCN, conocido por los trabajadores del Hospital Posadas por sus actitudes patoteriles y por ser parte del armado de despidos, bajo el gobierno de Macri). Todos son integrantes del Frente Renovador de Sergio Massa, que es parte del gobierno del Frente de Todos. Ninguno sabe nada de ferrocarriles.

Intentan silenciarnos porque quieren atacar nuestro derecho a la protesta y que no denunciemos estos hechos. Por eso nos sancionaron, con el apoyo de la burocracia de la Verde de Sasia, a más de 1.500 ferroviarias y ferroviarios por reclamar.

No nos van a callar
No es la primera vez que en el Sarmiento y con la combativa conducción del cuerpo de delegados Bordó nos enfrentamos a esta  política. No vamos a ceder ante los aprietes, es por eso que empezamos una campaña amplia de difusión, alertando de la crisis ferroviaria en el gremio y con los usuarios. Ya el “Pollo” Sobrero y Mónica Schlotthauer estuvieron en distintos medios, realizamos una conferencia de prensa en el hall de la estación de Once y continuaremos realizando todo tipo de acciones para evitar vivir nuevas tragedias evitables.

No nos callaremos ante el vaciamiento del ferrocarril porque es nuestra fuente de trabajo y no vamos a ser indiferentes a la desidia que ya nos enseñó que mata. Los que mueren son nuestras familias, nuestros vecinos, nuestros amigos…son de la clase trabajadora.

Y seguiremos peleando por un sistema ferroviario nacional que integre el servicio de pasajeros con el de cargas en una empresa estatal gestionada por sus trabajadores y usuarios.