Escribe Claudio Funes
La oposición patronal en Diputados impuso al oficialismo el debate por la Boleta Única de Papel. ¿Sería un gran cambio? La UCR, el PRO y la Coalición Cívica de Juntos por el Cambio son sus impulsores, mostrándose como paladines de la democracia y la transparencia cuando solo proponen una modificación formal, que tiene sus pro y contra. Esta boleta sería para los cargos nacionales, mientras en sus provincias, como la UCR de Gerardo Morales en Jujuy y donde gobierna la UCR, mantienen los acoples, colectoras, el sistema punteril y todos los vicios de los que se aprovechan, igual que hace el peronismo de Alberto Fernández y Cristina.
Ni la actual boleta que defiende Alberto Fernández ni la boleta única que propone la oposición son garantía de democracia, porque no cambia el sistema electoral actual que es antidemocrático, minado de trampas y proscripciones al servicio de los viejos partidos que nos vienen gobernando desde hace décadas. Y si la izquierda no presenta fiscales, fuimos.
Gobierno peronista y oposición patronal se unen contra la izquierda manteniendo el piso del 3% del padrón electoral -inflado, no depurado- para lograr cargos nacionales, lo cual impide que tengamos más diputados. O mantener el 1,5% de los votantes en las PASO para participar en las elecciones generales. Cada Censo nacional obliga a actualizar la cantidad de bancas. ¿Se va a hacer ahora? Claro que no, en beneficio de ellos.
La Boleta Única de Papel tampoco impedirá que los candidatos peronistas y radicales continúen mintiendo con falsas promesas electorales, como el hambre cero de Macri o la heladera llena de Alberto y Cristina.
Los partidos que recibieron financiamiento de grandes empresarios, como Cristina de los laboratorios Global Pharmacy, Multifarma y Seacamp en 2007 y Macri de la corrupta Odebrecht en 2015, o ambos de Techint como denunció Carrió (Clarín, 7/6/2022), ahora se pelean por el tipo de boleta. Tienen acuerdo en sostener el actual sistema electoral para continuar gobernando para el gran capital. Esos son los grandes debates en el Congreso mientras crece el hambre y la pobreza.
Hay que terminar con los pisos proscriptivos e imponer un distrito electoral único, entre otras reformas. Nada de esto proponen el gobierno ni la oposición patronal.