La burocracia sindical mostró abiertamente sus diferencias y su rol de sostenedores del gobierno. Con la bronca de los trabajadores creciendo día a día, la CGT y las CTA tuvieron que salir a denunciar la inflación y los bajos salarios. Pero no tuvieron más remedio que disfrazar las responsabilidades, acusando solo “a los especuladores y remarcadores de precios” y colocando al gobierno de Fernández, Cristina y Massa como “víctimas”. Hasta denuncian un supuesto “golpe de estado” y por eso habría que “defender al gobierno”. Nada más alejado de la realidad. Incluso, proponen un llamado a la “unidad nacional”, un “pacto” con los trabajadores, el gobierno y los empresarios… los mismos “especuladores golpistas” que denuncian.
El acto al que convocaron no fue acto. Cada sindicato movilizó a sus trabajadores en distintos horarios, por diferentes lugares, ni siquiera pudieron hacer un acto unificado porque priman sus diferencias por sostener espacios de poder. Solo le pidieron a Fernández que “ponga huevos” y que ellos lo van a bancar. Y alertaron que van “a marchar, una, cien y todas las veces que sea necesario para denunciar a los especuladores”.
Esa política no lleva a ningún lado. Lo que es necesario es que rompa su pacto con el gobierno y llamen a un paro y plan de lucha.