Escribe Guido Poletti
La imagen es desesperante. Miles de personas se agolpan en las puertas de las oficinas del Anses de todo el país con el fin de anotarse y poder cobrar el bono para personas sin ingresos de 45.000 pesos en dos cuotas que ha establecido el gobierno nacional. La “cola” también es digital, decenas de miles tratan infructuosamente de entrar en la página web recibiendo como respuesta un mensaje electrónico que dice: “su lugar en la cola es…” (y sigue un número de varios miles).
Todo esto merece dos reflexiones. La primera es que son millones, mucho más de lo que a priori calculó el gobierno, los que se encuentran en esa situación de pobreza extrema. Recordemos que para calificar como beneficiario de este bono no hay que tener ninguna ayuda del estado, ni plan social, ni cobrar la AUH, ni absolutamente nada. Así y todo, en apenas un día, hay medio millón de personas que se han anotado en esta situación. Pero esto recién empieza, y el número se incrementará astronómicamente en los próximos días.
La segunda reflexión es sobre el carácter absolutamente insuficiente de esta “ayuda”: 45.000 pesos y encima dividido en dos cuotas. Un ingreso de indigencia, mucho menor aún al ya insuficiente IFE que llegó a repartirse durante la pandemia.
Es que toda la plata se destina a un único objetivo, cerrar los números del ajuste exigido por el FMI. Desde Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda Unidad decimos que una verdadera ayuda frente al drama social requiere terminar con el congelamiento de los planes sociales, incrementar sus montos, aumentar el valor de la AUH y otorgar un auténtico ingreso de emergencia para todo el que lo necesite, que cubra mensualmente al menos la canasta básica alimentaria (calculada para octubre en 56.732 pesos). Pero, además de todo esto y por sobre todo, hay que crear trabajo genuino para cada desocupada y desocupado, por medio de un gran plan de obras públicas financiado con los fondos que se podrían obtener de la inmediata suspensión de los pagos de la deuda externa.