Escribe Mariano Barba
El sábado 19 se realizó la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC) en México. Una nueva reunión de los sectores más reaccionarios de la política mundial. Participaron Eduardo Bolsonaro (hijo de Jair Bolsonaro), Santiago Abascal (líder español de Vox), Ted Cruz (senador ultraconservador fanático de Donald Trump), José Antonio Kast (ex-candidato presidencial de la derecha chilena) y Javier Milei (diputado nacional argentino); junto a la extrema derecha mexicana, que es parte de un ejército entrelazado con el narcotráfico.
Milei, repitió su discurso contra la izquierda, el socialismo, el comunismo, el marxismo. También se opuso a cualquier forma de distribución de las riquezas, de derechos laborales y de control sobre las grandes fortunas. Fue contra derechos democráticos, tachando de “pelea sin sentido y antinatural” al feminismo y que existe una “batalla por el asesinato de los niños por nacer, ese crimen agravado por el vínculo que es el aborto”. Negó el cambio climático y la pelea del colectivo LGBTIQ+, porque sus reclamos “ya fueron consagrados”, como los de las “cuestiones raciales”.
Tras un supuesto discurso contra “la política”, Milei hace la misma política que conocemos desde hace décadas, contra todas las conquistas que han logrado los trabajadores, trabajadoras y sectores populares. Habla de la “anti-casta” desde lo más rancio de la “casta política” y los sectores que representan los intereses de los grandes empresarios, bancos y multinacionales.
Por eso, donde se gobernó con esas políticas, como Bolsonaro en Brasil, Trump en Estados Unidos, o Menem-Cavallo en nuestro país, hubo miles de despidos, privatizaciones y entregas de recursos naturales al saqueo. El proyecto de Milei es lo más antipopular que se conozca.
Para romper con el sistema hay que ir por cambios de fondo, con medidas anti-capitalistas y por el socialismo, por un gobierno de quienes nunca gobernaron: las y los trabajadores, como planteamos desde Izquierda Socialista y el FIT Unidad.