Escribe José Castillo
La crisis del peronismo sigue creciendo. Mientras el kirchnerismo trata infructuosamente de instalar que Cristina está “proscripta”, al mismo tiempo lanzó un operativo clamor por su candidatura. En esa disputa, mezclaron hasta la marcha del próximo 24 de marzo. Alberto por su parte no se baja de su propia candidatura, y aparecen otras nuevas.
Tomemos dos frases de las tantas de la semana pasada. El ministro de Seguridad Aníbal Fernández afirmó: “Cristina no está proscripta, puede ser candidata si quiere”. Casi inmediatamente Agustín Rossi, el flamante jefe de gabinete, le replicó: “Claramente, Cristina está proscripta”. Todo esto, después de la publicitada reunión de la Mesa Política del peronismo, donde estuvieron presentes todas las expresiones del fragmentado oficialismo. No se resolvió nada, pero hubo declaraciones para todos los gustos. Máximo Kirchner llegó a decir “yo la conozco, Cristina no se va a presentar”. Axel Kicillof le pidió casi explícitamente al presidente Alberto Fernández que se bajara de su precandidatura a presidente.
Mientras tanto, el kirchnerismo está lanzado a lo que llaman un “operativo clamor” por la candidatura de Cristina, y florecen nuevos candidatos, como Daniel Scioli, Juan Grabois y hasta Claudio Lozano.
El desconcierto y la crisis es tal que terminó quedando en el medio la convocatoria a la conmemoración del próximo 24 de marzo. Es que el kirchnerismo lo veía como la oportunidad para materializar en una manifestación el citado operativo clamor. Se basaba para esto en declaraciones anteriores de la propia Cristina Fernández, que sostenía que ese día había que movilizarse con la consigna de “mafia (refiriéndose a los jueces) o democracia”.
La crisis del Frente de Todos es tan grande, que terminó saliendo Estela Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, a declarar que no se debían “mezclar” las fechas. Es que se venía un repudio enorme ante el intento de utilizar nada menos que la conmemoración del 24 de marzo para dirimir la interna peronista.
¿Qué hay detrás de todo esto?
En una crisis absoluta, el peronismo gobernante trata, casi desesperadamente, de zafar de la bronca y el repudio hacia sus políticas de ajuste. Es que el gobierno de Alberto, Cristina y Massa (este último, que era el “socio menor”, quedó plenamente involucrado en el último período), que ya está concluyendo, no cumplió ninguna de las promesas con las que asumió. Recordemos que “se iba a acabar el ajuste de Macri”, “venía las épocas de heladeras llenas”, “la plata de las Leliqs iban a ir para los jubilados” y “se iba a renegociar con el FMI sin ajuste, garantizando un modelo de inclusión y redistribución de la riqueza”. La realidad es que sucedió todo al revés. Los salarios y las jubilaciones cayeron consecutivamente todos los años del gobierno del Frente de Todos, hay más pobres que nunca, se está llevando adelante un feroz ajuste dictado por el FMI, y, como contrapartida, la deuda externa siguió creciendo, hipotecándonos a futuro.
Todas las encuestas dan “perdedor” al peronismo, con el candidato que sea. Pero más allá de esto, basta recorrer los lugares de trabajo o los barrios para ver la bronca y la pérdida de confianza en el gobierno, que crece cotidianamente. Por eso todos los sectores tratan de zafar, separando elecciones provinciales de las nacionales, o intentando no perder espacios detrás de los candidatos que supuestamente “miden más”. Alberto Fernández no se baja de su candidatura, no porque crea que tenga reales chances de ganar, sino para evitar que se le diluya el escaso poder que aún retiene. Cristina se escuda detrás de su supuesta “proscripción”, porque sabe que la bronca y el repudio también la alcanza a ella, mientras que muchos de los dirigentes que la siguen le piden que se presente para así poder mantener algo del poder acumulado por el kirchnerismo.
Todo esto, como vemos, está muy lejos de plantearse resolver ninguno de los más acuciantes problemas populares: la inflación galopante, el aumento de la precarización laboral y la miseria creciente. Todos los sectores del peronismo van a mantener el ajuste del FMI y los pagos de deuda, más allá de los discursos. El intento de mezclar la movilización del 24 de marzo no fue más que una maniobra fallida, la más repudiable de todas.
Invitamos a nuestras compañeras y compañeros de trabajo, estudio o vecinos a reflexionar. El peronismo no va más. El gobierno del Frente de Todos se ha revelado como una auténtica continuidad del ajuste macrista. La pobreza, los bajos salarios, el saqueo de nuestras riquezas y la deuda siguen creciendo sin cesar. Por eso, hoy más que nunca, necesitamos una nueva alternativa: que gobiernen los que nunca lo han hecho:la izquierda y las y los trabajadores. Este 24 de marzo, como siempre, marcharemos contra la impunidad de ayer y de hoy, junto al Encuentro Memoria, Verdad y Justicia.