Escribe Mariano Barba
La división de los distintos partidos patronales estuvo a la orden del día en las elecciones neuquinas, generando un primer resultado que hizo mucho ruido a nivel nacional: perdió el Movimiento Popular Neuquino (MPN). Todos los partidos patronales de la provincia se dividieron en dos o tres partes. La división más importante se dio para apoyar a Rolando Figueroa, el díscolo dirigente del MPN que se fue del partido y convocó a integrar una lista contra Marcos Koopman, candidato a gobernador por el oficialismo. Figueroa triunfó con una coalición integrada por una parte del emepenismo, junto a los principales referentes locales del PRO (Macri y Larreta llamaron a votarlo); del peronismo, que aportó al presidente del PJ de la capital y dirigente del Movimiento Evita; del Frente Grande y también de la Iglesia Evangélica, con una candidata de los pañuelos celestes. El radicalismo aportó su figura pública como candidato a intendente de la capital.
La coalición opositora patronal logró derrotar por primera vez en sesenta y dos años al aparato gobernante que fundó la familia Sapag en 1961 cuando el peronismo estaba proscripto. Esta derrota constituye un hecho histórico para la política de la provincia, porque el MPN gobernó seis décadas ganando todas las elecciones sin aliarse con ninguna otra fuerza. Incluso, bajo la dictadura, gobernó de trastienda en acuerdo con el general Domingo Trimarco. Podemos afirmar que cayó el clan Sapag, que entregó el gas, el petróleo y la minería al saqueo de las multinacionales.
En síntesis, los partidos burgueses se dividieron en medio de la crisis política que los cruza en todo el país. Por eso Figueroa ganó con una coalición que abarca desde los movimientos sociales al macrismo. Su programa de gobierno no cambiará en lo sustancial respecto al actual en lo referido al ajuste en marcha y al saqueo en Vaca Muerta. El peronismo kirchnerista bajó al 12 %, la mitad que en 2019, y otro tanto le pasó al resto de Cambiemos. El candidato de Milei alcanzó tan solo el 8 % de los votos.
Estos resultados electorales expresan la crisis que cruza a los partidos patronales, generando todo tipo de alianzas para tratar de salvarse.