El país está en una crisis total, económica y política, como reflejo de lo que pasa en otras partes del mundo. En el año donde se elige quién tiene que gobernar, Argentina se hunde en la indigencia, la entrega al FMI y un panorama electoral inédito, donde las coaliciones patronales que vinieron a reemplazar el otrora clásico bipartidismo peronista-radical de antaño, el Frente de Todos y Juntos por el Cambio, se hunden en el desprestigio social y la bronca popular por ser los responsables de llevarnos a semejante desastre. La rebelión del pueblo de Jujuy contra el ajuste y la reforma reaccionaria en esa provincia marcan que el pueblo trabajador dará pelea contra el mayor ajuste y la represión que se prepara. La Lista conformada por PTS e Izquierda Socialista manteniendo los acuerdos que le permitieron crecer al FIT Unidad, va a dar pelea contra el peronismo, el macrismo y el liberfacho de Milei, postulando el único programa de fondo que nos sacará de semejante postración.  
 
La inflación sigue creciendo. La mayoría de las consultoras la ubican en el 150% anual. Mientras, los salarios y jubilaciones se siguen pulverizando. Quienes cobran este mes el aguinaldo (la mitad de la clase trabajadora precarizada no lo recibirá) lo usarán para cancelar deudas por compras de alimentos o pagos de alquiler. A millones los invade la incertidumbre de no saber qué va a pasar mañana, siempre al borde de que un estallido del dólar nos coloque de lleno en un escenario de hiperinflación. La única política del gobierno peronista del Frente de Todos es la apuesta a una hipotética llegada de la plata renegociada con el FMI, a cambio de más ajuste y entrega. En el caso que aparezca, ese dinero no va a ser utilizado para resolver ninguna de las urgentes necesidades populares, sino para cumplir con vencimientos de más pagos de la deuda externa, y para seguir alimentando a los pulpos especuladores, tratando de evitar que no se vaya a las nubes el dólar antes de las PASO del 13 de agosto.

Así llegamos al momento de cierre de las listas para las elecciones presidenciales. La crisis es tan grande que también hay preocupación en las propias patronales. Claro que es opuesta a la nuestra. Para la clase trabajadora, se trata de cómo poner algo en el changuito. Para los grandes empresarios, es quién va a ser capaz de gobernar y garantizar el próximo ajuste y sus ganancias capitalistas.
 
La crisis profunda del gobierno del Frente de Todos y del peronismo

La mejor demostración de la crisis política que vive el país es que, estando ya sobre el cierre de la presentación de listas el próximo 25 de junio, todavía no hay claridad de cuáles van a terminar siendo los nombres que llevará el peronismo.

El Frente de Todos atraviesa una crisis total. No se sabe quién será su candidato, o si serán dos, tres o cuatro. Ni siquiera si mantendrá el nombre o si lo cambiarán para maquillar un poco el descrédito. O si directamente se van a dividir.
Primero, hacia fines de abril, se bajó el presidente Alberto Fernández. Luego se terminó de pinchar el “operativo clamor” para que Cristina sea candidata, generando un desconcierto total en sus filas. Después apareció el planteo de un candidato único. El ministro Massa incluso amenazó con renunciar si no había unidad en el oficialismo (lo dijo la diputada del Frente Renovador Cecilia Moureau). Después, en el congreso de su espacio, afirmó: “si se decide que haya PASO ahí vamos a estar”. La pregunta del millón es, ¿puede ser candidato un ministro de Economía que prometió que “la inflación iba a bajar al 3%” cuando va camino al récord del 9% mensual?

Mientras tanto el kirchnerismo mandó a “caminar” al ministro del Interior Wado de Pedro, que obviamente no entusiasma a nadie ni mucho menos levanta en las encuestas. Del otro lado dicen que no se bajan, sin tampoco medir mucho, dos eternos candidatos fracasados de elecciones anteriores, Daniel Scioli y Agustín Rossi. Buscando contener el desbande “por izquierda” también aparece la precandidatura de Juan Grabois, que ya avisó que está dispuesto a sumarse a De Pedro si éste finalmente se presenta.

Obviamente no sabemos cómo terminará la película. Pero sí hay claridad de la decepción de millones con el Frente de Todos, ante cuatro años de gobierno para los grandes empresarios, las multinacionales y el FMI. En las calles es visible la bronca y la ruptura con el peronismo gobernante de su propia base electoral. Quién lo confesó más claramente fue la propia Cristina Fernández, al reconocer que el objetivo es entrar al ballotage, o sea no quedar tercero detrás de Juntos por el Cambio y Milei.  
 
Juntos por el Cambio y sus dos proyectos sobre cómo llevar adelante el mismo súper ajuste

En Juntos por el Cambio, lo novedoso no es que estén inmersos en una disputa de cargos, sino lo virulento de la pelea interna que llevó a la coalición patronal opositora a una crisis abierta. Los dos principales candidatos, que coinciden en ser de PRO, entraron en un enfrentamiento total. Es que se fueron perfilando dos proyectos políticos en pugna. El de Rodríguez Larreta, de ampliar la coalición incorporando a sectores del peronismo como Schiaretti, buscando apoyarse en estos para pactar y hacer pasar el mayor ajuste. Y el de Patricia Bullrich, de salir a golpear directamente apoyándose en todo caso en los diputados que pueda obtener La Libertad Avanza de Milei. El enfrentamiento entre estos dos planteos llevó a una crisis abierta con los radicales, la Coalición Cívica de Carrió y hasta Miguel Ángel Pichetto del lado de Rodríguez Larreta, mientras Bullrich obtenía el respaldo de Mauricio Macri. En ese ida y vuelta finalmente Schiaretti quedó afuera (anunció que presentará su candidatura presidencial con su propio espacio). Pero el que sí terminó siendo aceptado en Juntos por el Cambio es el liberfacho José Luis Espert. Los enfrentamientos llegaron a tal punto que Carrió denunció que Macri y Bullrich buscan un acuerdo con Milei para realizar un “ajuste muy brutal”, “aniquilar a la clase media” y “reprimir hasta matar si es necesario”, advirtiendo que quiénes participen de esto correrán el riesgo de “ser juzgadas por delitos de lesa humanidad”.

En este nivel de virulencia del enfrentamiento interno, los candidatos presidenciales de Juntos por el Cambio crecen como hongos: Larreta y Bullrich de PRO, Gerardo Morales y Manes del radicalismo, Carrió de la Coalición Cívica, Pichetto de los sectores peronistas y Espert por los liberfachos.

Esta crisis, que llegó a poner a la orden del día la posibilidad de ruptura de Juntos por el Cambio, no debe confundirnos en que todos los sectores, partidos y candidatos tienen una gran coincidencia; que su programa, si llegan al gobierno, es llevar adelante un ajuste mayor al actual, inmediato y más rápido que el de Macri 2015/2019 y que incluya las llamadas “reformas estructurales” (flexibilización laboral, reforma jubilatoria y reforma impositiva a favor de los ricos).

¿Milei se sigue fortaleciendo?

Las encuestas muestran al liberfacho como el depositario, en forma equivocada, de la bronca de importantes sectores. Es obvio que se ve beneficiado por la crisis de las dos coaliciones patronales mayoritarias, responsables del surgimiento de sectores de ultraderecha neofascista como Milei. Se habla de una elección “de tercios”, empatada entre la suma de los candidatos del Frente de Todos, Juntos por el Cambio y la candidatura solitaria de Milei. El dato contradictorio es que en las elecciones provinciales que se han dado los resultados no han sido auspiciosos para los liberfachos. Vienen de fracasar estrepitosamente en Tucumán, donde el hijo del genocida Bussi con el respaldo de Milei no llegó ni al 4%. Sin embargo Milei sigue propagandizando su programa facho de “plan motosierra” contra la clase trabajadora, furiosamente anti derechos de las mujeres y las disidencias y negacionista de los crímenes de la dictadura. Y si es acompañado nacionalmente en las encuestas por sectores no solo de ultraderecha sino de trabajadores y jóvenes, es por el hartazgo que generaron los partidos tradicionales. Llevaron a que crezca este personaje que con postulaciones neofascistas termina siendo visto como “algo distinto”, cuando lo cierto es que reivindica a la dictadura y a lo peor de los gobiernos capitalistas de los últimos 40 años.
 
Mientras tanto, siguen las luchas

Lo que prima es la bronca popular, contenida por la traición de la CGT, las CTA y el conjunto de la burocracia sindical. Pero la clase trabajadora no se resigna y sigue luchando contra el ajuste y sus consecuencias. Lo que se destaca es el conflicto docente, que continúa en doce provincias, donde se va a un gran acto nacional el jueves 15 en la ciudad de Buenos Aires con la presencia de todos los sindicatos y seccionales combativas frente al Ministerio de Educación de la Nación.

Pero el reconocimiento mayor se lo lleva la rebelión popular en curso en Jujuy ante el intento del ex gobernador y actual precandidato presidencial Gerardo Morales y de su sucesor en el cargo Carlos Sadir, de aprobar una reforma constitucional antidemocrática que plantea la prohibición absoluta de la protesta social. Jujuy es hoy un espejo en el que se tienen que mirar los futuros gobernantes: un gobierno  recién asumido creyendo que podía hacer pasar el mayor ajuste y saqueo con represión y se encontró con una rebelión formidable que ha transformado a la provincia en un auténtico polvorín.  
 
La salida es con la izquierda

Ante este panorama tenemos un mensaje claro para el pueblo trabajador y la juventud, la única salida a esta crisis es con la izquierda.

Hay que transformar la bronca en apoyo a la única alternativa política que postula para gobernar a los que nunca lo han hecho y viene enfrentando consecuentemente a todos los gobiernos anteriores y al actual, la izquierda y las y los trabajadores.

Con el Frente de Todos, Juntos por el Cambio y Milei se viene más ajuste, saqueo y sometimiento al FMI. El Frente de Izquierda, en cambio, tiene un auténtico programa alternativo, obrero y popular. Programa que comienza por suspender los pagos de la deuda externa y romper con el FMI, cobrarle fuertes impuestos a los ricos y las grandes empresas, eliminar el IVA de la canasta familiar, nacionalizar la banca y el comercio exterior, reestatizar las privatizadas y ponerlas a funcionar bajo gestión de sus trabajadores y usuarios, congelar los precios y controlarlos sancionando con la Ley de Abastecimiento a los empresarios que los violen. Al mismo tiempo, peleamos por subir los salarios y jubilaciones para que nadie gane menos que el valor de la canasta familiar, ajustable mensualmente por inflación, poniendo en marcha un plan de viviendas populares para generar trabajo genuino. Para terminar con los males capitalistas, luchamos por una Argentina socialista con democracia para el pueblo trabajador.

Esto es lo que postulamos desde el Frente de Izquierda Unidad y desde la lista que hemos conformado entre el PTS e Izquierda Socialista, con la fórmula presidencial Myriam Bregman y Nicolás del Caño, Rubén “Pollo” Sobrero como precandidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires, con Jorge Adaro a jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y con todos y todas las compañeras y compañeros que integrarán nuestras listas a lo largo y ancho del país. Te invitamos a sumarte con tu candidatura para integrar esta gran lista que respeta los acuerdos del FIT Unidad, para que juntos salgamos a disputar el voto en nuestros lugares de trabajo, estudio y barrios para pelear por una salida de fondo.