Escribe Mercedes de Mendieta, candidata a diputada nacional por Izquierda Socialista/FIT Unidad
Victoria Villarruel no es una candidata más, es una conocida defensora de genocidas. Resulta imprescindible desenmascarar a Villarruel: la abogada proviene de una familia de militares involucrados en el genocidio perpetrado por la última dictadura militar. De hecho su padre, Eduardo Marcelo Villarruel, era Teniente Primero de Infantería en el Ejército Argentino y fue juzgado por su participación en el conocido “Operativo Independencia” en Tucumán en 1975. La misma Villarruel, de joven, organizaba grupos que visitaban al condenado a prisión perpetua Jorge Rafael Videla, quién encabezó el genocidio en nuestro país.
En las últimas semanas se hizo público que su nombre aparece como el vínculo civil de confianza en los cuadernos que organizaban la estrategia judicial y que por orden judicial le fueron incautados al represor Miguel Etchecolatz, luego de la desaparición de Julio López en 2006. Su labor, como decíamos, viene desde hace décadas, en concreto es la fundadora de “Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas” (Celtyv), una organización de origen civil, que está ligada al sector militar. Villarruel en numerosas entrevistas afirmó que: “Todo lo que han escuchado en los últimos años referido a los años ´70, es falso. Todo lo que han escuchado sobre el terrorismo de estado en la Argentina ha sido construido por la izquierda”. Hay que decirlo con todas las letras: Villarruel es abiertamente negacionista del terrorismo de estado y defensora de genocidas.