Escribe José Castillo
Julian Peh, el responsable de Kip Protocol
Mauricio Novelli, organizador de Tech Forum, junto a Milei en el hotel Libertador (2024)
Hayden Davis en Casa de Gobierno en enero 2025
Un escándalo con todas las letras. Un presidente que, oficialmente, desde su cuenta de X recomienda una supuesta “inversión” financiera (con nombre y apellido) invitando a “dar link” a algo que directamente está en el mismo mensaje. ¿A dónde llamaba a poner plata? En una supuesta criptomoneda nueva (en realidad trucha) denominada $Libra, cuya única existencia era una página web llamada “Viva La Libertad Project” que se había creado tres minutos antes (la página se creó a las 18.57 del viernes y el tweet de Milei fue a las 19 horas). Diciendo, falsamente, que ese dinero iría para “financiar proyectos productivos argentinos”.
Lo que sigue es típico de cualquier estafa berreta, como de las muchas que se ven en el ciberdelito. En el minuto siguiente, un inversor “anónimo” puso un millón de dólares en la cuenta. En los siguientes, varios “bots” (cuentas automáticas que se sospechan truchas) replicaron invirtiendo otros tantos millones. En las dos horas siguientes, mientras el mensaje en X de Milei quedaba fijado en su cuenta e incluso era confirmado como verdadero por sus allegados, entre ellos la mismísima Lilia Lemoine, la supuesta moneda crypto ($Libra, ese su nombre) subía astronómicamente de cotización gracias a la promoción fogoneada nada menos que por un presidente de la Nación. Se calcula que cerca de 40.000 pequeños inversores pusieron miles de dólares para “ganar” con la inversión. Pero los verdaderos dueños y creadores de la crypto, ubicados en algún lugar del ciberespacio, procedieron a “vender” todas las crypto, de golpe, hundieron la cotización en minutos…y se quedaron con la plata de todo el mundo. En el sube y baja, se calcula que la estafa le dio a sus perpetradores entre 80 y 120 millones de dólares, a costa de más de 40.000 pequeños ahorristas, que pusieron un promedio de 2.500 dólares cada uno, probablemente todos sus ahorros.
Cuatro horas después, y ya con el tendal de estafados, Milei retiró su tweet y lo reemplazó por otro en el que decía que él no tenía “nada que ver” con Viva La Libertad Project y que “no estaba interiorizado de los pormenores del proyecto”. Paso previo a que, el lunes por la noche justificara todo, tildando a los incautos que cayeron en su trampa de “jugadores a la ruleta rusa a los que le detonó la bala”. Vergonzoso. Sin palabras. Superando todo lo imaginable.