Sep 03, 2024 Last Updated 11:24 PM, Sep 2, 2024

Escribe Eduardo Ruarte

El domingo 23 de junio se llevaron a cabo elecciones municipales para alcalde de Estambul. El candidato de Erdogan, el ex primer ministro Binali Yildirim, obtuvo 45,1% de los votos contra 54% de la oposición socialdemócrata que encabeza Ekrem Imamoglu, sacando una diferencia de 10 puntos. En esta nueva elección el Partido Republicano Democrático (CHO) repite el triunfo que obtuvo en las elecciones pasadas del 31 de marzo, las cuales fueron impugnadas por Erdogan luego de haber perdido también en ciudades importantes como Izmir y Ankara, la capital turca.

Se confirma la derrota de Erdogan y su partido, AKP, en Estambul, dando fin a veinticinco años de gobierno municipal de su partido burgués islamista. Las elecciones se dan en un contexto de profundo descontento popular y repudio a las medidas del gobierno reaccionario de Erdogan, la crisis económica, el ataque a las libertades democráticas, como las restricciones a la sindicalización, y la prohibición de manifestaciones.

El Partido por la Democracia Obrera (IDP), sección turca de la UIT-CI, acompaña al pueblo trabajador y a la juventud de Estambul llamando a un voto crítico al opositor CHO para derrotar a Erdogan, sin depositar ninguna confianza ni apoyo político en esta oposición burguesa que pretende ser alternativa al gobierno reaccionario y antiobrero del AKP. En este sentido, sostiene que hace falta más que nunca luchar por las libertades democráticas y sindicales y unir a la izquierda y a los trabajadores en un frente de movilización y lucha contra el pago de la deuda externa y establecer un plan económico al servicio de la clase obrera y los sectores populares.

La brutal represión del lunes 3 de junio, con más de cien muertos y centenares de heridos graves por parte de los militares gobernantes contra un acampe popular y la huelga general que exigía un gobierno civil no logró hasta ahora aplastar la rebelión popular. Se inició una nueva huelga general y la dictadura llamó a negociar y prometió “investigar” lo sucedido el lunes 3 y elecciones en nueve meses.

Escribe Miguel Lamas

La huelga del 28 y 29 de mayo, convocada por la Asociación de Profesionales Sudaneses (SPA, por sus siglas en inglés) y varios sindicatos, tuvo una enorme fuerza. Se habla del 100% de participación de trabajadores de prensa, bancarios, choferes de micros, estibadores de los puertos del Mar Rojo, las fábricas, las telecomunicaciones, de la salud y hasta de los ministerios, aerolíneas y aeropuertos (que fueron cerrados). La huelga exigía la transferencia del poder a un gobierno civil que llame a elecciones libres. Junto con esta medida se fortaleció el acampe popular que llevaba varias semanas frente al cuartel central de las fuerzas armadas, en el centro de Jartum, la capital, con decenas de miles de personas.

Brutal represión

La acción fue previamente planificada con el objetivo de quebrar la rebelión popular. Las fuerzas especiales, de asesinos entrenados, actuaron sorpresivamente atacando a balazos y machetazos a los acampantes desarmados. Torturaron a muchos en las calles y violaron mujeres. Muchos de los asesinados fueron arrojados después al río Nilo, de donde se rescataron ya unos cuarenta cadáveres. El Comité Central de Profesionales Médicos, parte de la dirección de la huelga, informó que los asesinados superan los 110, además de centenares de heridos muy graves.

El proceso revolucionario estalló en diciembre

En diciembre de 2018 se inició una revuelta por los aumentos en el precio del pan y la electricidad que profundizaron la miseria del pueblo, pero que continuó reclamando el fin de la dictadura islámica de Omar al-Bashir, que llevaba treinta años en el poder y es responsable del genocidio de Darfur, al Este del país. La movilización masiva de trabajadores, jóvenes y mujeres (organizadas en un sindicato y otras organizaciones feministas) se mantuvo en la calle tres meses, hasta derribar el 11 de abril al dictador, que fue destituido y encarcelado por los militares. Otro general duró apenas 48 horas. Y finalmente se formó el Consejo Militar de Transición (CMT) encabezado por Abdel Fattah al Burhan y el general Muhammad Hamdan Dagolo, que se menciona como el verdadero hombre fuerte, que encabeza las Fuerzas de Intervención Rápida y fue el responsable directo del genocidio en Darfur.

Este consejo militar prometió elecciones en tres años e inició negociaciones con la Alianza de Fuerzas por la Libertad y el Cambio, que agrupa a sindicatos y partidos burgueses de oposición, que frenó las movilizaciones para la negociación, que luego se trabaron porque los militares pusieron la condición de seguir con el control mayoritario del poder durante la “transición”. Es decir “democracia” controlada por los militares. En cambio, la Alianza de Fuerzas por la Libertad y el Cambio pedía un consejo de transición compartido, pero con mayoría civil.

La rápida experiencia de la lucha desde diciembre muestra que los partidos burgueses tienden a buscar, en función de preservar el orden capitalista, un acuerdo con algún sector militar. Las demandas económicas populares ante la crisis y una real salida democrática hacen necesaria una alternativa de dirección de los trabajadores para continuar la movilización hasta derrocar a la dictadura y lograr una salida a favor de los trabajadores, la juventud y las mujeres del pueblo.

Nueva huelga general

Ante la brutal represión se produjo un cambio. Se rompieron las negociaciones y la Alianza de Fuerzas por la Libertad y el Cambio, con los sindicatos y la Asociación de Profesionales, está convocando a la “desobediencia civil” y a una huelga hasta la caída del régimen militar.

Desde la UIT-CI, sin depositar ninguna confianza política en la alianza opositora, llamamos a apoyar la convocatoria a la huelga general contra la junta militar en Sudán. Convocamos a la más amplia solidaridad internacional con la movilización y huelga general de los trabajadores y el pueblo de Sudán.

¡Viva la huelga general hasta la caída de la junta militar!


Un país muy pobre

 

Sudán es un país africano, de cultura y lengua mayoritariamente árabe, con 40 millones de habitantes. Es uno de los más pobres del mundo, con los peores índices de calidad de vida. Su deuda externa es de 163 % del PBI. Exporta oro y petróleo (a través de empresas en manos imperialistas) y algodón.

Tanto el antiguo dictador como el actual mantienen estrechas relaciones con Arabia Saudita, los Emiratos Árabes (países aliados a Estados Unidos) y con Egipto, con los que tiene estrechos lazos económicos y militares. Las Fuerzas de Intervención Rápida de Sudán actúan como mercenarios de bajo costo en la guerra de Yemen, a sueldo de Arabia Saudita, para dominar ese país en el que están perpetrando un verdadero genocidio y donde tienen licencia para robar y violar mujeres. La dictadura también tiene el apoyo de Rusia y China, que vetaron en el Consejo de seguridad de la ONU un proyecto de declaración condenando la masacre del lunes 3.

El pueblo argelino sigue movilizado exigiendo el fin del régimen dictatorial de hambre y miseria luego de haber logrado la dimisión del dictador Abdelaziz Bouteflika.

Sin embargo, ahora el general y jefe del estado mayor, Salah, y el Tribunal Militar, están reprimiendo las movilizaciones y persiguiendo activistas. El pasado 9 de mayo detuvieron a la líder del Partido de los Trabajadores Louisa Hanoune bajo el cargo de “atentado contra la autoridad”, junto con otros activistas. Desde la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores – Cuarta Internacional (UIT-CI), nos solidarizamos con los trabajadores y el pueblo argelino y repudiamos la detención de Louisa Hanoune y demás presos que se manifiestan contra el régimen y exigimos su liberación. Adherimos a la jornada internacional del 20 de junio por su liberación, día en el que sus abogados presentarían la demanda exigiendo el levantamiento de los cargos y su liberación sin condicionamientos.

Fueron 50.000 las personas que concurrieron en Santiago a la marcha convocada por el Colegio de Profesores el 6 de junio. Superaron los 75.000 docentes a nivel nacional. También hubo estudiantes secundarios y algunos universitarios. La gran manifestación desbordó las ganas de pelear contra lo que han sido décadas de ataque a la educación pública, desde los tiempos de la dictadura de Pinochet hasta nuestros días.

Es en contra del sistemático ataque a las condiciones de trabajo que el gremio se levanta. ¡Basta de la doble evaluación de carácter punitivo que juega con la estabilidad laboral y el bolsillo, basta de no reconocer la deuda histórica por la cual muchos docentes han muerto esperando el bono de retiro! ¡Encima de todo esto, con la reforma educativa pretenden eliminar materias como historia y educación física!

En los últimos días fueron reprimidos violentamente por la policía los estudiantes secundarios que protestaban contra la represión en las escuelas y expulsiones de dirigentes estudiantiles. Y hace unas semanas volvieron a salir los universitarios reclamando la gratuidad de la enseñanza.

En su periódico Opción Anticapitalista, el Movimiento Socialista de los Trabajadores, sección chilena de la UIT-CI (ver en facebook: MST UIT-CI), señala:
“La exitosa marcha abre una gran oportunidad para que la dirección del Colegio de Profesores llame a la realización de un paro nacional de la educación que involucre a universitarios y secundarios, pues todos los sectores soportan el ataque del gobierno. Las luchas separadas son inconducentes, llegó la hora de la unidad en la lucha”.

Venimos de las grandes manifestaciones del 15 de mayo, donde ocuparon las calles de más de doscientas ciudades de Brasil contra los recortes en la educación pública, un millón y medio de personas. El 30 se realizaron nuevas acciones dándole continuidad a la movilización y en preparación de la huelga general.

El próximo viernes 14 es la fecha fijada. Es cuando se le debe dar un golpe fortísimo a Bolsonaro y su política. Pero, como sostiene la Corriente Socialista de los Trabajadores (CST, línea interna del PSOL y partido hermano de Izquierda Socialista) para que sea contundente, la movilización debe ser construida desde la base. Por eso la exigencia de la CST y de la CSP-Conlutas a las centrales sindicales y federaciones (CUT, CTB, Força Sindical, UGT) para que se realicen asambleas, reuniones y plenarias para garantizar la huelga, organizando piquetes y actos unificados en las calles. La misma tarea tienen planteada todas las fuerzas políticas que se reclaman opositoras al gobierno.

Hay que parar los ataques del gobierno de Bolsonaro, los recortes a la educación, la privatización de las jubilaciones y la política represiva de la extrema derecha. ¡Apoyemos con todo la huelga general del 14J en Brasil! ¡Que se le dé continuidad con un plan de lucha!

 

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