Jul 20, 2024 Last Updated 12:59 AM, Jul 20, 2024

Izquierda Socialista

Redacción de Izquierda Socialista y de El Socialista

En la última semana de enero el Parlamento boliviano derogó, por orden de Evo Morales, los 691 artículos del nuevo Código Penal, que contenía varios artículos que penaban con cárcel la protesta popular. La movilización contra el código, que comenzó con una huelga de médicos, escaló durante casi dos meses hasta involucrar movilizaciones encabezadas por la Central Obrera Boliviana abriendo la posibilidad de una huelga general por tiempo indefinido.

Esto fue decisivo para hacer retroceder al gobierno. Ahora se preparan nuevas movilizaciones y un paro cívico nacional exigiendo que Evo Morales renuncie a su intento de presentarse por cuarta vez para ser reelecto en 2019. Recordemos que en 2016 Evo Morales hizo un referéndum para habilitar su cuarta reelección, pero fue derrotado. En diciembre de este año el Tribunal Constitucional, dominado por el gobierno, nuevamente autorizó la reelección (ver nota sobre Bolivia en www.uit-ci.org).

Escribe Mechi Beauvoir

El domingo 4 de febrero se llevó a cabo una consulta popular impulsada por el presidente Lenín Moreno que tenía un objetivo central: eliminar la reelección indefinida y vetar políticamente a Rafael Correa. El resultado no es más que un voto castigo a la “Revolución Ciudadana” de Correa y sus diez años de gobierno de doble discurso. De esta manera Lenín Moreno se despega de Correa y busca fortalecerse para seguir gobernando para los empresarios y las multinacionales.

El pasado domingo 4 de febrero se realizó en Ecuador una consulta popular de siete preguntas impulsada por el presidente Lenín Moreno en acuerdo con la oposición de derecha de Ecuador. Con una participación del 80% del electorado, el resultado dio por ganador al actual mandatario frente al ex presidente. Cerca del 70% de los ecuatorianos repudiaron a Rafael Correa, eliminando la reelección indefinida introducida en 2015 durante su gobierno. Surge así un capítulo más del fracaso de los mal llamados “gobiernos progresistas” en América latina. Asimismo, el gobierno de Lenín Moreno se fortalece para aplicar un plan de ajuste con el lema de un “Nuevo rumbo político”.

Moreno llegó a la presidencia en mayo de 2017 de la mano de Rafael Correa como candidato de Alianza País. Fue vicepresidente durante el primer mandato (2007-2013) y en toda la campaña electoral se mostró como su “sucesor”, en medio de fuertes críticas hacia la década de gobierno de Rafael Correa. Moreno recién ganó la presidencia en segunda vuelta con poco más del 51% de los votos contra el candidato de la oposición de derecha Guillermo Lasso. No bien asumió comenzó a distanciarse del ex mandatario con una política de “diálogo nacional” hacia el conjunto de la oposición política burguesa.

El primer dato que demostró el inicio de esta ruptura fue la supuesta sorpresa de que la deuda externa del país no era de 27.871 millones de dólares, como sostenía Correa, sino de 41.893 millones. Este hecho será señalado como parte de la “mala herencia” del gobierno anterior para justificar un “cambio” y la aplicación de un ajuste en sintonía con lo que está ocurriendo en América latina.

Por otro lado, el gobierno de Lenín Moreno se presentó con un perfil “anticorrupción”, ya que el fin de mandato de Correa estuvo atravesado por fuertes denuncias en este sentido. En este contexto, su vicepresidente Jorge Glas fue condenado a seis años de prisión por recibir sobornos de la constructora brasileña Odebrecht y perdió su cargo.

Debemos entender el giro de Lenín Moreno en el marco de la debilidad con la que asumió el gobierno sumergido en escándalos de corrupción y críticas hacia el modelo económico antipopular llevado adelante por Correa. Detrás del discurso de la “Revolución Ciudadana” y del “socialismo del siglo XXI” se esconde un modelo económico para las multinacionales y empresarios, el saqueo de los recursos de Ecuador, el mantenimiento de la dolarización y el pago de la deuda externa. El alejamiento de Lenín Moreno respecto de Correa sólo puede ser entendido como un giro oportunista ante el rechazo de sectores de trabajadores, campesinos y movimientos de pueblos originarios a la política antipopular desarrollada durante más de una década.

Al terminar sus diez años de mandato, Correa se fue a vivir con su familia a Bélgica, lo que generó fuertes críticas. Con la consulta popular el ex mandatario volvió al país para hacer campaña por el no y principalmente contra la eliminación de la reelección indefinida. Durante la campaña electoral recibió fuertes críticas y escraches. Su caravana recibió huevos cuando llegó a La Maná y su auto fue escrachado mientras concedía una entrevista en una radio local de Quinindé, quedando lleno de basura el capó, el parabrisas, los espejos, puertas y ventanas.

Por otro lado, el acercamiento de Lenín Moreno a la oposición de derecha se refleja en el apoyo que recibió de estos sectores a la consulta popular. Tanto el alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, como el ex candidato presidencial Guillermo Lasso (que encabeza el movimiento CREO y es uno de los hombres más ricos de Ecuador, dueño del Banco de Guayaquil) apoyaron la consulta popular y saludaron el resultado. Uno de los puntos centrales de apoyo de la oposición de derecha a la consulta popular está ligado al anuncio realizado por el gobierno sobre las nuevas medidas económicas. Entre ellas, la consulta establecía la propuesta de eliminación de la Ley de Plusvalía. Esta ley que fue popularizada como un supuesto “límite a la especulación sobre las tierras” establecía algunos impuestos a la ganancia en la construcción (no así al tremendo negocio de la minería, principal fuente de saqueo de los recursos del país). La consulta popular, que demagógicamente introdujo preguntas ligadas a reclamos populares, como el fin de la reelección, contra la corrupción y contra la explotación sexual infantil, incorporó los cambios pedidos por los sectores empresariales y las multinacionales.

El resultado del referéndum es un capítulo más de la crisis de los gobiernos “progresistas” en América latina. Crisis que significó la llegada al poder de los Temer en Brasil o Macri en la Argentina. Mientras tanto, Lenín Moreno ya anunció su plan económico con eje en fortalecer la dolarización, profundizar el programa de austeridad y recorte en el presupuesto, beneficios impositivos sobre la renta a los empresarios, nuevas formas de contratación más flexibilizadas, la renegociación de la deuda externa y el mantenimiento de un modelo económico al servicio de la extracción de los recursos por las multinacionales y de ajuste al pueblo ecuatoriano.

Los trabajadores y los sectores populares de Ecuador deberán seguir su lucha contra este gobierno y sus planes de ajuste y por una nueva alternativa política de los trabajadores y la izquierda.

Escribe Mariana Morena

El 2 de febrero de 1943 las fuerzas alemanas se rindieron ante el Ejército Rojo tras 200 días de asedio a la ciudad de Stalingrado. Después de años de heroica resistencia de las masas al horror del nazismo, con su descomunal maquinaria bélica y sus campos de concentración y trabajo forzado, Stalingrado significó un punto de inflexión en la expansión del Tercer Reich, cambiando el curso de la Segunda Guerra Mundial. El pueblo soviético no se doblegó ante la ofensiva germana y defendió las conquistas sociales de la revolución de 1917 pese a la dictadura de Stalin. La derrota definitiva del nazismo no tardaría en llegar.

El 22 de junio de 1941, la Alemania nazi inició la invasión de la Unión Soviética con tres millones de soldados y la mayor maquinaria bélica de la historia. La ofensiva tomó por sorpresa a las masas trabajadoras soviéticas, adormecidas como resultado de las infames políticas estalinistas (la estrategia de los frentes populares aprobada en 1935 por la Internacional Comunista, la “tregua” pactada con el nazismo en 1939 y el descabezamiento de los mandos experimentados del Ejército Rojo en uno de los “juicios de Moscú”). 

En diciembre de 1941, pese a haber aniquilado y capturado a cientos de miles de soldados del Ejército Rojo, era evidente el fracaso nazi de la denominada Operación Barbarroja en su objetivo de conquistar Leningrado y Moscú vía una campaña “relámpago”. A partir de entonces Hitler priorizará una nueva ofensiva a gran escala con el propósito de invadir la región del Cáucaso y acceder a los yacimientos de petróleo. La Operación Azul comenzó en junio de 1942 con importantes victorias alemanas. Y por sucesivas modificaciones al plan original, Stalingrado se terminó convirtiendo en un objetivo principal.
Ubicada en el curso del río Volga, a 480 kilómetros de su desembocadura en el mar Caspio, y fundada como Tsaritsyn, fue renombrada Stalingrado entre 1925 y 1961 a raíz del culto a la personalidad de Stalin (que fue su comisario político durante la guerra civil). En ese momento, la ciudad (actualmente Volgogrado) tenía 600.000 habitantes y una importante industria militar (con la fábrica de cañones y municiones Barricady y de tractores Octubre Rojo), plantas químicas y petroleras, silos cerealeros, un puerto fluvial y un nudo ferroviario crucial de la línea que unía Moscú con la región del Cáucaso.
El Sexto Ejército del general Paulus y el Cuarto Ejército Panzer del general Hoth avanzaron juntos sobre Stalingrado, con 330.000 de las mejores tropas de la Wehrmacht asistidas por más de 2.000 aviones, carros de combate, artillería pesada, y regimientos de sus aliados húngaros, rumanos e italianos. El 23 de agosto de 1942, exactamente tres años después de la firma del tratado de no agresión entre Hitler y Stalin, la Luftwaffe reducía gran parte de la ciudad a escombros en un atroz bombardeo. En las dos semanas que siguieron murieron 40.000 de sus habitantes.


La heroica resistencia  popular soviética
El ataque duró hasta mediados de noviembre. La población quedó atrapada bajo los interminables bombardeos alemanes. Se volvió habitual vivir en agujeros excavados en las barrancas occidentales del Volga, y comer barro cuando se acabó el pan. Sin embargo, muchísimos jóvenes fueron incorporándose a las fábricas militares y luego a las filas del ejército; incluso hubo mujeres pilotos de combate y regimientos antiaéreos formados exclusivamente por ellas, mientras las adolescentes se sumaban a las tareas de rescate y auxilio de los heridos en quirófanos improvisados en los mismos barrancos.
Las fuerzas alemanas atenazaron Stalingrado pero las tropas soviéticas, dirigidas por el general Zhukov, las forzaron a una batalla fragmentada, calle por calle, fábrica por fábrica, casa por casa, cuerpo contra cuerpo aun en sótanos y cloacas, con bayonetas, minas antipersonales, bombardeos nocturnos, francotiradores y emboscadas, en un tipo de combate para el cual los nazis no estaban preparados (la rattenkrieg, “guerra de ratas”). Soldados alemanes sobrevivientes declararían que la ciudad era una “picadora de carne”, con el olor a descomposición de centenares de miles de muertos. Las temperaturas extremas del invierno ruso y el desabastecimiento fueron otros factores decisivos para definir el curso de la batalla. Durante el mes de octubre y los primeros días de noviembre, Stalin reforzó el 62° Ejército del general Chuikov para sostener la lucha por las ruinas de Stalingrado, al tiempo que reunía tropas frescas con las que llevar a cabo la contraofensiva.

El cambio del curso de la guerra
Se la llamó Operación Urano: lanzada el 19 de noviembre, aniquiló los flancos más vulnerables de las desmotivadas y desprovistas fuerzas rumanas, húngaras e italianas, y “embolsó” al Sexto Ejército y a la mayor parte del Cuarto Ejército Panzer con siete ejércitos soviéticos, rechazando todo intento alemán de socorrerlos y lanzando nuevas ofensivas que obligaron al ascendido mariscal Paulus, desobedeciendo a Hitler, a capitular. Junto con él se rindieron veintidós generales y 91.000 hombres desmoralizados, hambrientos, congelados y atacados por epidemias. Las bajas totales del Eje ascendieron a 800.000, entre muertos, heridos, desaparecidos o capturados. El Sexto Ejército y el Cuarto Ejército Panzer alemanes, y los ejércitos italiano, húngaro y rumano fueron aniquilados.
La batalla de Stalingrado, la mayor de la Segunda Guerra Mundial y la más sangrienta de la historia, redujo a una de las ciudades industriales más importantes de la URSS a un gigantesco campo de ruinas. Pero la heroica resistencia popular soviética, pese a la dirección burocrática de Stalin, le asestó al nazismo una derrota estratégica, frenando el avance expansionista de una maquinaria bélica que hasta ese momento se consideraba imparable. Los pueblos ocupados recuperaron la esperanza de derrotar a los nazis y la resistencia se fortaleció en todas partes. Seis meses más tarde, el Ejército Rojo les asestaría en Kursk el golpe definitivo y no detendría su avance arrollador hasta liberar Berlín en mayo de 1945.

Stalingrado cambió el curso de la historia

La Primera Guerra Mundial fue la manifestación más clara de que el capitalismo había entrado en un nueva época histórica: el imperialismo, tiempo de guerra y revoluciones, fase “superior” o “final” del capitalismo, tal como la definió Lenin.1 Se abría así una etapa donde estaba a la orden del día la posibilidad y necesidad del triunfo de la revolución socialista.
Pero la época imperialista no fue siempre igual. Tuvo distintos momentos. Nahuel Moreno decía que a una primera etapa revolucionaria (entre 1917 y 1922) signada por la revolución de octubre y el ascenso obrero y popular que le siguió, la continuó una segunda (abierta a partir del triunfo del fascismo en Italia), donde lo que prevalecieron fueron las derrotas. En los veinte años siguientes se dieron a continuación la burocratización de la URSS y el ascenso de Stalin, el acceso de los nazis al poder, las derrotas de las revoluciones china y española y, como expresión más terrible, el comienzo de la Segunda Guerra Mundial y el avance arrollador del Eje conquistando casi toda Europa.
Stalingrado cambió el signo de la guerra. Fue el principio del fin para el nazismo. Pero además abrió una nueva etapa, modificando las relaciones de fuerza a escala mundial: se iniciaba un alza de masas que llegaría a la expropiación de la burguesía en un tercio del planeta y al hundimiento de todos los imperios coloniales preexistentes. Nahuel Moreno lo explicaba así: “Toda época tiene sus etapas. Estas son períodos prolongados en que se mantiene constante la relación de fuerzas entre las clases en lucha […] La nueva etapa revolucionaria se inicia con la derrota en Stalingrado del ejército nazi y abre un período de revoluciones triunfantes que se extiende hasta el presente. La primera de ellas es la yugoslava; pasa por su máxima expresión con la Revolución China, y ha tenido su última victoria… hasta ahora, en Vietnam (1974) […] a diferencia de la etapa abierta por la Revolución Rusa, que redujo sus efectos a algunos países de Europa y Oriente, en ésta la revolución estalla, y en ocasiones triunfa, en cualquier parte del globo”2.

1. Lenin, Vladimir, Imperialismo, fase superior del capitalismo, Buenos Aires, Anteo, 1973.
2. Moreno, Nahuel, Revoluciones del siglo XX, Buenos Aires, Cuadernos de Solidaridad Socialista, 1984.

Informamos que Nehuen Maldonado, militante de la Regional Sur, fue expulsado por golpear a una mujer, hecho que fue denunciado por ella y un grupo de militantes del partido en el mes de enero. Maldonado reitera un hecho por el cual ya fue sancionado por nuestra Comisión de Moral.
Con esta resolución, desde Izquierda Socialista ratificamos uno de nuestros pilares, que es seguir luchando diariamente contra todo tipo de violencia hacia las mujeres en la sociedad y hacia el interior del partido.  

Comité Ejecutivo de Izquierda Socialista

6 de febrero de 2018

Escribe Hugo Testa, Dirigente de la Bordó Nacional del ferrocarril Roca

A casi un mes del decreto de la gobernadora Vidal donde clausura la empresa provincial de trenes Ferrobaires siguen los telegramas de despidos, donde se ofrece indemnización ya o nada. El gobierno continúa con su plan de ajuste desmantelando una empresa de transporte y dejando más de mil familias en la calle, pero son pocos los casos donde se aceptó la indemnización y crece la pelea por defender la fuente de trabajo.

La situación le hace recordar a muchos compañeros lo que sucedía en la época de la privatización de Menem, donde la patronal llamaba de a uno para apretarlos y que se vayan, mientras el sindicato les daba la espalda. Luego de casi 30 años, nada ha cambiado dentro de la Unión Ferroviaria y los demás sindicatos. Luego del compromiso de asamblea arrancado a Muñoz, secretario general de la Seccional Sud de la Unión Ferroviaria, los compañeros se encontraron con un candado en la puerta de la sede gremial y a Muñoz de vacaciones, mientras que en las oficinas de la Unión Ferroviaria de Constitución las puertas están cerradas por “refacciones”. Esto no es casualidad, los cuatro sindicatos ferroviarios sacaron un comunicado sobre Ferrobaires donde nada dicen de los despidos ni de medidas de lucha, ratificando su pacto con el gobierno de Macri y Vidal. Incluso se suman a la campaña por desmontar la marcha del 21 de febrero impulsada por Moyano, donde participarán todos los trabajadores en conflicto para reclamar un paro general. Por eso decimos que la Unión Ferroviara y la lista Verde que la conduce deben dar la cara y romper el pacto con Macri y Vidal.
En los últimos días se realizó un acto en Plaza Constitución con decenas de trabajadores de Ferrobaires y un gran apoyo de agrupaciones y organizaciones. Se hicieron presentes y se pusieron a disposición de la lucha delegados del ferrocarril Sarmiento en nombre del Pollo Sobrero, dirigente de la única seccional de la Unión Ferroviaria que apoya a los compañeros. Esto marca que la pelea sigue en pie y los trabajadores no aceptarán quedarse en la calle luego de 10, 20 y hasta 30 años de servicio. Se están realizando pintadas, se pegan afiches y se siguen organizando, junto a ferroviarios despedidos del interior de la provincia, distintas actividades. Desde la Bordó Nacional del Roca estamos apoyando todas las iniciativas y nos ponemos a disposición de los trabajadores para que ninguno quede en la calle. ¡No a los despidos en Ferrobaires! ¡Reincorporación de todos los compañeros despedidos! ¡Pase de todos a Nación! ¡Por la reapertura de todos los ramales!

Tags

Isadora

Nuestro semanario. En el que te acercamos el reflejo de las luchas del movimiento obrero, las mujeres y la juventud, además un análisis de los principales hechos de la realidad nacional e internacional.

Es una herramienta fundamental para fortalecer a Izquierda Socialista y al Frente de Izquierda.

La suscripción del periódico impreso nos permite también seguir editándolo, ya que nos financiamos con nuestros propios aportes y del de los suscriptos.

 

Suscribite a la versión Impresa

Más Leídos