Jul 23, 2024 Last Updated 3:02 PM, Jul 23, 2024

Izquierda Socialista

Escribe Mariano Barba

El jueves 17, tras una larga sesión que comenzó al mediodía y culminó cerca de la medianoche, la Cámara de Senadores de la Nación transformó en ley el pacto con el FMI que siete días antes había sido votado en Diputados. Con el voto favorable de 56 senadores, resultó aprobado el único artículo que contenía la ley.

Con una clara señal a favor del FMI, de los grandes empresarios y de los medios de comunicación hegemónicos, tanto senadores de Juntos por el Cambio como oficialistas de todos los bloques aprobaron la Ley de Reestructuración que habilita al gobierno de Alberto Fernández a cumplir metas con el FMI, y establece el sendero de pagos de la gigantesca, ilegítima, y “odiosa” deuda externa contraída por Macri que deberá afrontar Argentina.

Con 56 votos a favor, 13 en contra y 3 abstenciones, resultó aprobada la ley. De esos 56 votos favorables la mayoría fueron de la oposición patronal, ya que Juntos por el Cambio aportó 32 votos de los 33 senadores con los que cuenta; otros 4 fueron de bloques provinciales y los 20 restantes fueron del Frente de Todos, que cuenta con 35 senadores.  Es muy entendible que la oposición patronal, representada por los senadores de las distintas corrientes del radicalismo y el macrismo, votaran a favor de la ley, porque ellos fueron los gestores de este endeudamiento. Les vino al dedillo que el gobierno peronista convalidara la estafa y estableciera el acuerdo con el FMI para pagarla.

El peronismo votó dividido

Justamente en el bloque oficialista se desató el mayor debate público, ya que hubo 13 senadores kirchneristas que votaron en contra del proyecto. Los senadores más cercanos a Cristina se pegaron una verdadera lavada de cara, en un documento donde rechazan la negociación llevada adelante por el Ministro Guzmán y fundamentan su voto en contra. Argumentan que les hubiera gustado que haya otras condiciones en el acuerdo con el FMI. Dejan muy claro que hay que pagar la deuda, solo tomando distancia de las condiciones y los plazos de este acuerdo. Siguieron el camino que abrió Máximo Kirchner en Diputados cuando votó en contra con la misma argumentación (ver Documento de senadores K / Un voto que no va contra el FMI ).

Cristina, como presidenta de la Cámara de Senadores, abrió la sesión y no solo cerró la boca, sino que se ausentó del debate y no apareció más, ni siquiera para la votación final. Claro ejemplo de su tan conocido doble mensaje, porque sus senadores adeptos se pronunciaron en contra a sabiendas que su voto no cambiaba el resultado a favor de la ley. Fue una resistencia especulativa del peronismo kirchnerista y tenían la certeza que su efecto era sólo testimonial. Es que, en el fondo, todos los diputados y senadores peronistas, de todas las alas, siempre estuvieron de acuerdo en reconocer y pagar la deuda externa. No hicieron más que repetir su propia historia, ya que la misma Cristina, cuando era presidenta, se jactó de reconocer “que los gobiernos de ella y el de Néstor fueron pagadores seriales”. No es para menos, ya que en tan solo doce años habían pagado al FMI y a los acreedores privados y bonistas la gigantesca suma de 200.000 millones de dólares; cifra cercana a la mitad del PBI de la Argentina en un año.

El periodista Carlos Pagni (LN+), en su editorial del lunes 14, reflexionó que: “una de las razones del voto negativo impulsado por el kirchnerismo se puede deber a la necesidad de retener el apoyo de una porción del electorado del gran Buenos Aires y la Capital, que rechaza la sumisión al FMI y se empieza a ir con la izquierda, como quedó reflejado en las elecciones nacionales realizadas el año pasado donde el FIT Unidad conquistó cuatro bancas nacionales y decenas de concejales y diputados provinciales”.

Siendo ley el pago de la estafa macrista, enfrentaremos en las calles esta nueva estafa, ahora peronista, de pagar la deuda externa con mayor ajuste al pueblo trabajador y saqueo del país.

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Escribe Juan Carlos Giordano, diputado nacional electo Izquierda Socialista/FIT Unidad
 
“Solucionamos el tema de la deuda, ahora empieza la guerra contra la inflación”. La frase es de Alberto Fernández, que no hizo ni una cosa ni la otra. Los problemas de fondo se combaten con un plan económico alternativo obrero y popular como proponemos desde la izquierda, no con el que aplica el peronismo del Frente de Todos.
 
Si hay algo que impacta en millones es que los alimentos son prohibitivos en el país de la carne, la leche y el trigo. Un país rico con un pueblo pobre. ¿Por qué ocurre esto? No es de ahora. Es porque Argentina sigue a merced de los usureros internacionales, multinacionales, bancos y monopolios formadores de precios, que vienen saqueando al país desde hace décadas y lo siguen haciendo ahora con la política del gobierno del Frente de Todos.

Es una gran falacia decir que el tema de la deuda fue solucionado con el nuevo pacto con el FMI. ¿Qué solución va a haber si nos endeudamos por 45.000 millones de dólares que el pueblo no vió?  ¿“Solución”, con vencimientos anuales de 20.000 millones de dólares? Lo volveremos a repetir y lo haremos hasta el cansancio: el acuerdo con el FMI es más inflación, saqueo, sometimiento y dependencia.

La otra mentira es que ahora se va a combatir la inflación. Decir “nos preocupa la mesa de los argentinos” es otro saludo a la bandera, mientras las grandes alimenticias y monopolios formadores de precios siguen en la impunidad. El anuncio anticipado de la “guerra” lo único que hizo fue permitirles a los grandes remarcadores subas preventivas de hasta el 30%. No hay ninguna “guerra” con recetas ya conocidas (precios cuidados, retenciones que termina pagando el pequeño productor y frases grandilocuentes), y “comandantes” que auguran de antemano una nueva derrota.
 
El kirchnerismo “comenta” la realidad y no propone nada

Alguien podrá decir que todo esto pasa con Alberto Fernández, pero con Cristina, Máximo y quienes votaron en contra el pacto con el FMI sería distinto. No es cierto. Lo podemos probar. ¿Acaso el peronismo kirchnerista ha presentado medidas alternativas para combatir semejante crisis social? Las cartas de La Cámpora y las senadoras y senadores justificando el voto negativo parecen de comentaristas parlamentarios más que de bancas pertenecientes al actual gobierno al que sostienen, son parte y donde la propia Cristina dijo: “el peronismo está más vigente que nunca”.

Las diferencias en el voto sobre la ley que aprobó el pacto con el FMI entre albertistas y kirchneristas no son sobre qué políticas de fondo hay que aplicar para sacar al país de la postración. El kirchnerismo no tiene nada alternativo ni “progre”, sino reacomodos pensando en las elecciones de 2023. ¿Proponen Cristina y Máximo Kirchner tirar abajo el pacto con el FMI, dejar de pagar la deuda para reactivar la economía o combatir de verdad a los que aumentan todos los días los precios? No hablan de eso. Solo hacen cartas mediáticas sin proponer ninguna medida alternativa.
 
La salida viene por izquierda

No habrá ningún cambio de fondo si no se ataca la estructura capitalista que se lleva nuestra riqueza en beneficios de unos pocos. Los ganadores de este plan económico son el FMI, los usureros internacionales, los bancos, los grandes exportadores (Arcor, Cargill) y supermercados, las automotrices (Toyota, Ford, VW), las mineras, y la lista sigue. Ante la tremenda inflación, ni siquiera imponen la Ley de Abastecimiento que viene del gobierno peronista de 1974, que prevé precios máximos y grandes sanciones. No hay que dejarse engañar.

En la emergencia hay que repudiar los aumentos de precios y el tarifazo, exigiendo un inmediato aumento de salarios y jubilaciones al valor de la canasta familiar. Todo como parte de una lucha por imponer un plan económico alternativo para sacar al país de la crisis. En primer lugar, se debe desconocer el pacto con el FMI y dejar de pagar una deuda usurera, volcando esos fondos a un plan de viviendas populares que de trabajo genuino, a salud y a educación. Estas medidas tienen que ir acompañadas por otras de fondo. No puede ser que un puñado de exportadoras pongan los alimentos internos al valor del dólar. O que el comercio exterior siga manejado por las yanquis Cargill y Bunge, la china Cofco o la francesa Dreyfuss. O que los bancos se sigan llevando fortunas, siendo los más beneficiados de Latinoamérica. O que las empresas privatizadas sigan haciendo negocios con recursos estratégicos y esenciales como la luz, el gas o el petróleo.
Solo romper los lazos económicos y políticos que nos atan al FMI, nacionalizar la banca y el comercio exterior, y reestatizar las privatizadas y puertos con una YPF 100% estatal, permitiría implementar un plan económico al servicio de los trabajadores y las amplias mayorías populares.

Ya nos gobernaron todos (radicales, peronistas y PRO) y hundieron al país. Hay que luchar por un gobierno de las y los trabajadores que haga lo contrario, construyendo para ello una alternativa política obrera y socialista de unidad de la izquierda y los luchadores, como lo postulamos con el Frente de Izquierda Unidad. Esta es la salida  que levantamos desde Izquierda Socialista en el FIT Unidad, mientras llamamos a luchar por cubir las urgentes necesidades más sentidas del pueblo trabajador, las mujeres y la juventud.    


Escribe Juan Carlos Giordano, diputado nacional electo Izquierda Socialista/FIT Unidad

Bajo el título “Los muertos no pagan las deudas” (frase pronunciada por Néstor Kirchner) y “Crecer para pagar: ¿es posible con este pacto?”, las y los senadores que responden a Cristina Fernández emitieron un documento para justificar su voto negativo al pacto con el FMI. Al igual que la carta de La Cámpora en Diputados, enumeran datos sobre el endeudamiento de Macri y hasta dicen que así no se va a lograr el famoso “crecer para pagar”. Pero lo que llama la atención es que quienes se arrogan de tener “el alto honor de ser representantes de las provincias argentinas” dicen que lo que ahora escriben es “el resultado de un proceso, no exento de tensiones y debates, que se vienen desarrollando desde el primer momento en el que comenzaron las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional”. Pero les preguntamos, si fue un proceso de varios meses, ¿no sabían que el gobierno estaba mal encaminado en las negociaciones? ¿Por qué no abrieron la boca antes y lo hacen solo ahora ante los hechos consumados? Luego explican en la misma carta que el Bloque del Frente de Todos el 15 noviembre de 2020 publicó y envió una carta (y otra en febrero de 2021) al FMI ,solicitando a dicho organismo que “se abstenga de exigir o condicionar las políticas económicas de la Argentina”. ¿Qué proponían a cambio? “Reconsideración de los intereses; período de espera para comenzar los pagos anuales a partir del año 2025 y plazo de amortización en varias décadas”. O sea, creían que había un FMI comprensivo. ¿Pero hablan de no avalar el endeudamiento de Macri? No. ¿Hablan de no firmar ningún acuerdo con el FMI? No. ¿Hablan de que no hay que pagar una deuda usurera? No.

¡Son nefastos! ¡Mientras mandaban cartas con plegarias al FMI votaban el robo jubilatorio y avalaban los 12.000 millones de dólares que pagó de deuda su gobierno en sus dos primeros años!

También reivindican que los ilumina el pensamiento y acción de Néstor Kirchner cuando “nos habíamos liberado” bajo su gobierno y que posteriormente con Cristina Fernández “la Argentina se transformó en un modelo global para los procesos de reestructuración de deuda soberana”. Podrían preguntarse entonces por qué perdieron el gobierno con “la derecha de Macri” en 2015 si se estaba tan bien en esos años.

Dicen, por otro lado, que “el centro del debate es cómo tener un programa de crecimiento económico que supere las recetas fallidas de programas de ajuste y recesión”. Pero solo proponen seguir bajo el ala del FMI bajo otras formas. Se lamentan porque dicen que así no se van a poder cumplir las metas acordadas y vuelven al slogan de que hay que pagar. “Creemos firmemente que las deudas deben ser honradas y nuestro movimiento político así lo ha demostrado pagando deudas que no contrajo y que fueron contraídas por gobiernos de signo ideológico opuesto”.

El broche de la larga carta es la página final sobre las “Conclusiones”. ¿Proponen un camino alternativo? Claro que no. Solo se lamentan que, de no alcanzarse los objetivos, sería una “dolorosa derrota de LA POLÍTICA”… Aclaramos, derrota de la política del peronismo y del Frente de Todos, que incluye a quienes  se lavan la cara con su voto en contra.                          

Escribe Javier Leonforte, dirigente de Izquierda Socialista e integrante de la mesa nacional del FIT Unidad
 
El jueves 17 de marzo realizamos un nuevo acto amplio y unitario en el Congreso Nacional contra el pacto con el FMI que aprobaron el gobierno nacional del Frente de Todos y la oposición patronal de Juntos por el Cambio. Así le dimos continuidad al gran movimiento contra el FMI que impulsamos desde el FIT Unidad luego de las últimas elecciones. Este movimiento protagonizó tres jornadas nacionales de lucha en Plaza de Mayo y todas las provincias del país, el 11 de diciembre del año pasado, el 8 de febrero y el 10 de marzo de este año, cuando el acuerdo se aprobó en la cámara de Diputados. Con dos plenarias generales en el Parque Lezama y decenas de reuniones en el sindicato docente Ademys y las provincias, unificamos a más de cien organizaciones políticas, sindicales, sociales, de derechos humanos, feministas, ambientales y estudiantiles contra el pacto del gobierno con el FMI.

En el acto del pasado jueves tomaron la palabra Juan Carlos Giordano (Izquierda Socialista), Nicolás del Caño (PTS), Gabriel Solano (PO) y Vilma Ripoll (MST) por los cuatro partidos del FIT Unidad. La oradora más ovacionada fue Nora Cortiñas de Madres de Plaza de Mayo - Línea Fundadora (Ver Nora Cortiñas: “Estamos fuertes y en resistencia. El FMI se va a tener que ir”). También hablaron por “Autoconvocatoria por la suspensión del pago y la investigación de la deuda” Beverly Keene de Diálogo 2000 y el Serpaj, Nina Brugo de Unidad Popular y Pablo Goodbar del MULCS. Hubo oradores de otras organizaciones que también integran el movimiento, como Libres del Sur-Barrios de Pie, Frente Popular Dario Santillán, FOL, Nuevo MAS, la Coordinadora ambientalista “Basta de Falsas Soluciones”, Política Obrera y MTR 12 de Abril, entre otros sectores.

Con este criterio amplio y unitario, desde el FIT Unidad nos proponemos darle continuidad al movimiento, ya que cada tres meses habrá visitas del FMI para monitorear el plan de ajuste y no descansaremos hasta echarlos del país.

Escribe José Castillo

La inflación está completamente desbordada. Los precios de los alimentos suben astronómicamente, pulverizando salarios y jubilaciones. Alberto Fernández llama a una guerra contra la inflación, pero, en su afán de no afectar ningún interés de los poderosos, hace que sea el pueblo trabajador quien sigue perdiendo.

La semana pasada se conoció la inflación de febrero. El número fue de terror: 4,7%, acumulando 8,8% entre enero y febrero. Así, en los últimos doce meses tuvimos una suba de precios del 52,3%. Pero esto no es lo peor: los alimentos, lo que más pega en el bolsillo de las y los trabajadores, tuvo un alza de 7,5%.

Con estos valores, la canasta básica total, que mide el mínimo oficial para no ser pobre, subió un 6,6%, a 83.807,29 pesos. Claro que este número no considera algunos gastos importantes que tienen la mayoría de las familias trabajadoras, como por ejemplo el alquiler de una vivienda. Tomando esto en cuenta, la Junta Interna de ATE Indec calcula que el mínimo para que una familia tipo no caiga en la pobreza ya asciende a 136.104. La canasta básica alimentaria, por su parte, aumentó en febrero un 9%, por lo que el nivel de indigencia hoy se encuentra en 37.413,97 pesos.

Pero esto no es lo peor. Todos estos números son anteriores a la gran suba de precios que se dio desde fines del mes pasado en adelante. En muchos casos, con la excusa de “la guerra Rusia-Ucrania”. Marzo, además, acumulará toda una serie de aumentos autorizados por el gobierno (20% en las tarifas de servicios públicos, 6% en las prepagas de salud, 17% en colegios privados con subvención estatal en CABA y 11,8% en provincia de Buenos Aires, entre otros).

El anuncio de la economía de guerra…y más aumentos

El martes 15 el presidente Alberto Fernández anunció que el viernes 18 se iba a iniciar la “guerra contra la inflación”. Ridículo. Casi fue una señal a los grandes monopolios para que se lanzaran a una carrera de aumentos de precios “para cubrirse”. Finalmente, cuando el viernes volvió a hablar el presidente, no hizo ningún anuncio importante. En los días siguientes se conocieron las “medidas”: más de lo mismo, nada serio. Solo palabras y más palabras, en el típico estilo del gobierno peronista del Frente de Todos, con grandes frases y promesas de sancionar a los especuladores, pero en realidad sin tocar un pelo a los poderosos, garantizándoles el mantenimiento de sus superganancias.

Tenemos un ejemplo concreto en lo que pasó con la carne. Nadie controla nada. Los exportadores de carne más importantes (agrupados en el consorcio ABC) , que son quienes exportan el 82% de la carne, amenazaron con abandonar el acuerdo “cortes cuidados”, por el que se habían comprometido a vender al mercado interno a determinados precios regulados. En la práctica nunca lo cumplieron, y la carne siguió subiendo incluso por encima del promedio de la inflación (57,9% de promedio en el último año). El motivo: los exportadores se habían comprometido a enviar 6.000 toneladas al mercado local y solo enviaron 2.500. Por supuesto no recibieron ni la más mínima sanción.

Medidas que no solucionan nada

Analicemos ahora las medidas en concreto. Se anunció la creación de un “fondo de estabilización para el precio de la harina”, en concreto un fideicomiso financiado por una suba de las retenciones (de 31 a 33%) a las exportaciones de aceite y harina de soja. Traduzcamos: el gobierno va a subsidiar a los molinos el precio de la harina de trigo (que, como explicamos en otra nota, son en su mayoría grandes empresas monopólicas), financiándolo con un impuesto a las exportaciones de las transnacionales que venden soja procesada (aceite y harina de ese origen). ¿Alguien cree que con esta medida va a bajar el precio del pan o de los fideos? Para comparar: ya hace un año que existe un fideicomiso similar para el aceite comestible (mezcla, soja o girasol), y sin embargo los precios de estos productos siguen por las nubes.

La otra medida que se está anunciando es la fijación de un conjunto de “precios de referencia” para una serie de productos de la canasta familiar. Nos preguntamos: ¿qué quiere decir “de referencia”? ¿Se va a sancionar a quiénes no lo cumplan? Porque hace años que existen “precios cuidados”, meses pasados se creó “precios máximos” (que teóricamente también existió todo el primer año de la pandemia) y existen los “cortes cuidados” para la carne, que citábamos más arriba. Pero todo siguió subiendo. Esos cartelitos a lo sumo le sirvieron a los grandes supermercados como una estrategia de marketing para quitarle clientela a los negocios de cercanía, como los supermercados chinos, pero no evitó las remarcaciones, las desapariciones de productos en las góndolas mientras por arte de magia aparecían al lado otros solo diferentes en el packaging a mayor precio y mil maniobras más que hicieron que todo siguiera subiendo. Incluso, fue bajo el paraguas del propio programa de precios cuidados que el gobierno terminó autorizando aumentos (como lo volverá a hacer cuando venza el programa el próximo 7 de abril).

Lo que nunca se hizo, a pesar de amenazas grandilocuentes para las cámaras de televisión, fue sancionar a los especuladores. La ley de Abastecimiento, a la que ahora se esgrime como amenaza, nunca fue aplicada. No existe una sóla multa, ni mucho menos clausura, a ninguna empresa por subir precios o hacer desaparecer productos de las góndolas.

La inflación es una herramienta del ajuste a la medida del FMI

Lo tenemos que decir con todas las letras: la “guerra contra la inflación” no existe. El gobierno del Frente de Todos utiliza la inflación para hacer pasar el ajuste pactado con el FMI. Esa es su forma de hacer caer los salarios. Mientras todos los cálculos dicen que la inflación de este año terminará como mínimo en 55/60%, con la complicidad de la burocracia sindical se vienen firmando acuerdos del 45% anual y en cómodas cuotas (como se dió en la UOM, en docentes e incluso en el Consejo del Salario Mínimo). Las jubilaciones siguen acumulando pérdidas. Y, además, la inflación también se utiliza para licuar partidas sociales, que se ajustan por debajo de la suba de precios.

En síntesis, la inflación seguirá subiendo en los próximos meses, motorizada por los tarifazos y la suba de los precios de los combustibles, exigencia del FMI. Y ni que hablar de cuando el gobierno deba cumplir con el otro requerimiento del Fondo: actualizar (léase devaluar) el valor del dólar.

Las y los trabajadores tienen que salir a defender el poder adquisitivo de sus salarios, al igual que las jubilaciones. Son necesarios aumentos de emergencia para alcanzar como mínimo el valor de la canasta familiar, actualizaciones mensuales de lo que se pierde y la inmediata reapertura de todas las paritarias, sin techo alguno. Acompañado por un autentico programa de lucha contra la carestía, como el que proponemos desde Izquierda Socialista y el sindicalismo combativo.

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