Jul 28, 2024 Last Updated 5:30 PM, Jul 27, 2024

Izquierda Socialista

Escribe Graciela Calderón, secretaria adjunta Suteba La Matanza

El jueves 6 de mayo los Suteba Multicolores y Ademys convocamos a un acto en la localidad de Garín, frente al laboratorio mAbxience, donde el empresario Hugo Sigman produce 24 millones de vacunas por mes.

Fue como parte del plan de lucha con acciones unificadas con Ademys que estamos impulsando desde los Suteba Multicolores. Armamos una importante caravana con autos que llegaron por panamericana, desde CABA y de los distritos multicolores como La Matanza y Tigre, más autoconvocados de zona Norte.

Abrió el acto la secretaria general de Ademys Mariana Scayola, reclamando la incautación de las vacunas de Garín y la declaración de utilidad pública de este laboratorio, en el marco de las 65.000 muertes por Covid-19 en nuestro país. Luego hablaron dirigentes de las seccionales multicolores del Suteba de La Matanza, Tigre y Escobar. Se le dio la palabra a dirigentes del sindicalismo combativo que acompañaron el acto, como Rubén “Pollo” Sobrero, secretario general de la Unión Ferroviaria Oeste, impulsando el reclamo de los trabajadores del transporte por salarios y vacunas, como muestran los cortes de los autoconvocados de la UTA. También hablaron trabajadores de Siderca, Madygraf, Kraft y piqueteros.

Estuvieron presentes, también, dirigentes del Frente de Izquierda, como el diputado nacional de Izquierda Socialista Juan Carlos Giordano, autor del proyecto de ley para incautar las vacunas de Garín y el legislador porteño del FIT Unidad y delegado general del Ministerio de Economía ATE, Pablo Almeida, quien destacó el ejemplo de lucha de los trabajadores de salud de Neuquén, la solidaridad con la rebelión del pueblo colombiano en plena pandemia y reivindicó la lucha docente y la unidad del sindicalismo combativo en el Plenario del Sindicalismo Combativo. Cerró el acto la secretaria general de Suteba La Matanza, Romina del Plá.

Llamamos a toda la docencia a seguir reclamando la incautación de las vacunas de Garín para lograr la vacunación masiva. Que dejen de ser exportadas a Estados Unidos a la multinacional Astrazeneca, que incluso incumplió los contratos que había firmado con el gobierno argentino y ni siquiera una de esas vacunas volvió a nuestro país. Esta es la manera de atacar verdaderamente a la pandemia.

Escribe Mónica Méndez, secretaria de organización de la Cicop y dirigenta nacional de Salud en Marcha

El sábado 8 de mayo se realizó una reunión abierta convocada por la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores - Cuarta Internacional, UIT (CI), de trabajadores de la salud que en sus respectivos países llevan adelante inmensas peleas mientras son la primera línea de combate al coronavirus.

Este segundo encuentro dio continuidad al convocado en septiembre de 2020 y contó con una nutrida presencia de activistas y dirigentes provenientes de casi una decena de países latinoamericanos. Durante más de tres horas de intercambio pudimos dar cuenta de los reclamos que atraviesan nuestro continente por la salud del pueblo, por condiciones de trabajo y salariales. Sirvió también para reflejar y apoyar las importantísimas peleas que los trabajadores del sector vienen dando en todo el continente.

La apertura estuvo a cargo de Reynaldo Saccone, ex presidente de la Cicop (profesionales de la salud de Buenos Aires), de la Argentina y referente del sector salud de la UIT (CI). La tremenda crisis de la vacunación y la catástrofe actual producto de la pandemia fue el primer punto en el que se insistió en la necesidad urgente de que se liberen las patentes para así vacunar masivamente a toda la población. La debacle de los sistemas sanitarios y el lucro privado, luego de más de un año de pandemia, reforzaron la lucha por un sistema de salud único y estatal. Y, por último, la lucha encarnizada en todo el mundo por barrer a los dirigentes sindicales traidores y poner en pie una nueva dirección. Esos fueron los ejes de la convocatoria que luego, durante el desarrollo del encuentro, se confirmaron como centrales en la situación actual.

En representación de una nutrida delegación de Panamá habló la dirigente de Propuesta Socialista Priscilla Vázquez, junto con Sofía Cobos, presidenta y directiva respectivamente de la Asociación de Empleados de la Caja de Seguro Social, que están llevando adelante una importante lucha en su país. Por México, la doctora Sol Patricia Rojo, de la Red de Trabajadoras y Trabajadores en Defensa de los Derechos y la Salud. De Perú, Taylor Rojas, miembro del colectivo Fisioterapia Ya, junto con una delegación de dirigentes como Edgar Vivar, secretario general de la Fenutsaa Dignidad; Manuel Aguilar, secretario general del sindicato de técnicos asistenciales del Instituto de Salud del Niño, y Perpetua Mejía, secretaria del sindicato unificado del Instituto Nacional del Niño. De Bolivia, María Dolores Póveda, representante de licenciadas de enfermería de la caja nacional de salud en Fesimra; Norma Mamani Quispe, de la directiva de la Federación de Trabajadores de la Salud Pública de Cochabamba; Rosmery Contreras, secretaria de actas de Simra, Sindicato de Médicos y Ramas Afines de Oruro, y Rossel Salazar, secretario general de la central obrera regional Tuzipa, entre otros destacados dirigentes combativos, como Amado Quispe. En Bolivia se viene de dar un importante paso al formar la agrupación Rebelión Salud, una importante herramienta para organizar la lucha. De Brasil, participó del encuentro ZIla Camarao, quien además envió un video subtitulado que se transmitió por zoom.

Y, por nuestro país, quien escribe, junto a decenas de dirigentes e importantes luchadores. Participaron dirigentes de varias provincias y referentes de luchas actuales, como los elefantes de Neuquén. Roger Obelar, delegado del hospital de Centenario, integrante de la interhospitalaria, junto con otros dirigentes, se llevaron el caluroso saludo y apoyo de todo el encuentro a la pelea contra los sumarios y a su fondo de lucha. Los enfermeros que acampan en Santa Cruz hace un mes frente a la casa de gobierno, delegaciones de Asspur de Río Negro que se encuentran en plan de lucha, también del Hospital de Niños de San Justo y Germani, de la Laferrere, La Matanza, ambos en lucha. Del hospital Garrahan, del Posadas, entre muchos otros. También participaron compañeros de ATSA, clínicas privadas en lucha que reflejan la precariedad y la desidia de la patronal privada en momentos de pandemia.  

Cerramos el encuentro con mucho entusiasmo, con el compromiso de apoyar todas las luchas, de seguir peleando para que se anulen las patentes, de seguir a brazo partido defendiendo la salud pública y luchando por sistemas de salud estatales y apostando a poner en pie una nueva dirección sindical. Los siguientes pasos serán editar un boletín latinoamericano que refleje lo discutido y organizar un nuevo encuentro en dos meses.

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Escribe Claudio Funes

El pasado jueves 6 de mayo, el presidente Alberto Fernández y los miembros del consejo directivo de la CGT se reunieron, asado de por medio, en la Quinta de Olivos. Participaron los conocidos de siempre: Héctor Daer (Sanidad), Carlos Acuña (estaciones de servicio), Gerardo Martínez (Uocra), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), Antonio Caló (UOM), Andrés Rodríguez (UPCN), Armando Cavalieri (Comercio) y Roberto Fernández (UTA). Por el Ejecutivo, junto con Fernández estuvieron el jefe de gabinete, Santiago Cafiero, los ministros de Salud y de Trabajo, Carla Vizzotti y Claudio Moroni, entre otros.

Al finalizar la reunión la CGT difundió un documento con la firma del consejo directivo en el que informó que en el almuerzo se abordaron temas que preocupan al movimiento obrero en el actual contexto y crisis provocada por la pandemia de coronavirus” y consignó que otro de los temas conversados fue el de “la actualidad de las actividades estratégicas en las áreas de la salud, la educación y el transporte”. Una generalidad incomprensible.

Nada dice sobre la exigencia de tomar urgentes medidas por un aumento de salarios, por el incremento de las miserables jubilaciones, ni de combatir la inflación desenfrenada que cada día empuja a miles de familias trabajadoras a la pobreza. No hay atisbo ni de un tímido reclamo. Queda claro. Son los mismos que firman paritarias a la baja, acuerdan un miserable salario mínimo, vital y móvil y permiten que las patronales continúen haciendo fortunas sin cumplir con los protocolos que exige la pandemia.

Por ello, al término del cónclave el burócrata Caló calificó la charla con el presidente como “positiva” y, sin ponerse colorado, respaldó las medidas económicas del gobierno. Subrayó que la CGT “continuará defendiendo la economía, como lo hace el ministro Martín Guzmán”. Son traidores confesos.

¿Para qué fue entonces la reunión? Para defender sus privilegios y sus sillones en la interna del peronismo. Se aseguraron el ingreso del dinero de las obras sociales y la sucesión del fallecido Eugenio Zanarini, ex titular de la Superintendencia de Servicios de Salud, el organismo que administra los fondos de las obras sociales. Por su parte, Alberto Fernández les confirmó la entrega de 11.000 millones de pesos para que continúen con su política de dejar aislados los conflictos, como sucedió con el de los trabajadores de la salud de Neuquén, y otros que se están dando por la bronca y la fuerza de la base. 

Como vemos, a los burócratas sindicales peronistas solo les interesa la defensa de sus intereses. Por eso siempre están con los gobiernos de turno y al servicio de la gran patronal.

En estas semanas se vienen desarrollando conflictos parciales por fuera de la burocracia donde surgen nuevos activistas y organismos como la interhospitalaria de Neuquén. El sindicalismo combativo impulsa y es parte de esta pelea por nuevos dirigentes y le exige a la CGT y a las CTA que rompan el pacto con el gobierno y convoquen a un verdadero plan de lucha por un aumento de salarios de emergencia ya, por la reapertura de las paritarias y vacunas para todas y todos.

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Escribe Diego Martínez

Hace algunos días el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, pronunció un discurso con motivo de los primeros cien días de su mandato. Llamó a promover el trabajo, aumentar el gasto social y la obra pública e incrementar los salarios.

Tanto Cristina como Alberto Fernández se deshicieron en elogios con el presidente yanqui. Alberto lo rebautizó  como “Juan Domingo Biden”, comparándolo con Perón.

No creemos que Biden se convirtió “de la noche a la mañana” en un férreo defensor de los intereses de la clase trabajadora ni que Alberto Fernández lleve adelante en nuestro país una política que estimule el empleo y la asistencia social, aspectos del discurso de Biden que él elogia.

El imperialismo yanqui intenta reacomodarse frente a la movilización en su país

A raíz del asesinato racista de George Floyd en 2020, el pueblo trabajador estadounidense salió a manifestarse con fuerza en las calles. La derrota de Trump es producto de ese proceso y en 2021 la movilización continúa entre los trabajadores por la situación económica y social. En los Estados Unidos hay 10 millones de desocupados y su economía tuvo una contracción de 3,5% en 2020. La peor en setenta años.

En este contexto, los anuncios de Biden buscan contener la conflictividad social para que no vuelvan a ocurrir enormes manifestaciones como las de 2020, las movilizaciones más importantes desde la guerra de Vietnam a la fecha.

La intención de Biden es controlar las luchas del pueblo yanqui para garantizar las superganancias de las patronales de su país y cumplir con la promesa que hizo el “demócrata” cuando asumió, restaurar el imperialismo yanqui a su antigua gloria. El mismo anhelo que había expresado Trump y que desvela al sector más concentrado del empresariado del país del Norte.

Una vez más, el doble discurso de Alberto y Cristina

Para lograr ese objetivo, el imperialismo yanqui no solo quiere controlar a la clase trabajadora de su país sino también avanzar en el sometimiento de países oprimidos como el nuestro a través del mecanismo de la deuda externa. Estas cuestiones fueron soslayadas por Alberto y Cristina. Lejos de denunciar y desenmascarar al imperialismo salieron a alabar a su principal jefe político.

Ante el pronunciamiento de Alberto y Cristina sobre Biden, compañeras y compañeros que tienen expectativas en el gobierno del Frente de Todos esperan que impulse políticas similares a las anunciadas por él en nuestro país, a las que asimilan con el “peronismo de Perón”. Además de que, como ya explicamos, Biden no es ningún defensor de los intereses de los trabajadores, tenemos que decir a esas compañeras y compañeros que lejos está Alberto Fernández de impulsar políticas de ese tipo. Habla de “revertir la desigualdad social” y de que habría un “Estado presente que soluciona los problemas de la gente”, pero esto no se expresa en su política real.

En la Argentina los salarios son de miseria. Hace dos semanas el gobierno fijó el salario mínimo en 29.000 pesos mientras que la canasta familiar ronda los 60.000 pesos, según datos oficiales, y 92.500 pesos según los trabajadores de ATE Indec. En el mejor de los casos, el salario mínimo ni siquiera alcanza para cubrir media canasta. Como si esto fuera poco, los trabajadores de la salud que dejan su vida para combatir a la pandemia siguen teniendo sueldos miserables.

El 42% de los argentinos vive debajo de la línea de pobreza, cifra que se eleva a 47% si analizamos la pobreza de manera multidimensional. Mientras esto ocurre, el gobierno ni siquiera restituye el insuficiente IFE que se otorgó el año pasado. El presupuesto en asistencia social, lejos de crecer, disminuye. Hace pocos días las organizaciones sociales denunciaron la baja de 50.000 programas.

El presidente hizo referencia a “esos pocos que ganan mientras pierden millones”. Sin embargo, siguen aumentando las tarifas de los servicios públicos privatizados al servicio del FMI y no toca los intereses de multimillonarios como Sigman, que se enriquece a costa de la pandemia produciendo millones de dosis de vacunas en el país que se van al exterior.

Para revertir en serio la desigualdad social, en lugar de practicar el doble discurso como hace Fernández emulando a Biden, hay que tomar medidas de fondo que, lejos de lavarle la cara al imperialismo yanqui, lo enfrenten. Hace varias décadas que el peronismo, más allá de su discurso, dejó atrás sus roces, así sea parciales, que había tenido en sus primeros años contra el imperialismo yanqui. Desde entonces el imperialismo norteamericano penetró con todo en el país y, junto con él el FMI, que pasó a digitar la política económica de todos los gobiernos, incluidos los peronistas, quienes además promovieron históricamente la conciliación entre los trabajadores con distintos sectores patronales.

Esta política sólo sirvió para que se enriquezcan unos pocos y que una gran mayoría de trabajadores y sectores populares se hundan en la miseria. Para combatir esta realidad hay que luchar por terminar con el saqueo imperialista, por una Segunda Independencia y por un gobierno de las trabajadoras y los trabajadores.

Se trata, en concreto, de, al mismo tiempo que apoyamos todas las luchas que llevan adelante los trabajadores y demás sectores populares y construimos un partido de trabajadores, postulemos otro modelo de fondo, que incluya medidas de emergencia que permitan paliar de inmediato la crisis social. Hay que suspender inmediatamente el pago de la deuda externa e imponer un verdadero impuesto a las riquezas que toque en serio los intereses de los más poderosos. Sobre la base de estas medidas se podría otorgar un ingreso familiar de emergencia de 40.000 pesos para todo aquel que lo necesite, subsidios para los pequeños comerciantes, un aumento salarial de emergencia y un presupuesto de salud suficiente para combatir en serio la pandemia.

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Escribe José Castillo

Mientras el presidente Alberto Fernández y el ministro de Economía Martín Guzmán recorren Europa en el marco de la negociación con el FMI, la vicepresidenta Cristina y varios líderes kirchneristas hacen declaraciones y gestos que podrían leerse como en contra de tal acuerdo. Sin embargo, más allá de matices, el conjunto del gobierno del Frente de Todos está por cumplir con los pulpos acreedores.

En estos días arreciaron los análisis de distintos periodistas acerca de si hay dos posiciones distintas en el gobierno, la de Martín Guzmán, apoyada por Alberto Fernández, de negociar a toda costa el acuerdo con el FMI. Y la de la vicepresidenta y el kirchnerismo, que estarían planteando “romper” con el organismo. La realidad es que no existen tales discusiones más allá de que sí hay disputas por espacios de poder entre los integrantes del Frente de Todos.

En estos días Alberto Fernández y Martín Guzmán están otra vez en Europa negociando, casi contra reloj, no caer en default con el Club de París y buscando que los países europeos sean “lo más suaves posibles” con el durísimo ajuste que, sin lugar a dudas, el FMI le exigirá a nuestro país una vez que se firme el nuevo acuerdo. En ningún plan, A, B, ni C, se le cruza por la cabeza al gobierno repudiar al organismo y dejar de pagar. Esto es, sin lugar a dudas, la posición oficial.

¿Y el kirchnerismo? Desde fines del año pasado se escuchan declaraciones, e incluso algunas acciones de Cristina y sus dirigentes más cercanos, que podrían hacer creer que este sector del gobierno presiona por romper con el Fondo o dejar de pagar la deuda.

Veamos. En noviembre pasado, el bloque del Frente de Todos en el Senado, con hegemonía kirchnerista, le envió una carta a la titular del FMI, Kristalina Georgieva, solicitándole al organismo que “se abstenga de exigir o condicionar las políticas económicas de la Argentina para los próximos años”. El 24 de marzo pasado,  la propia vicepresidenta, Cristina Fernández, afirmó que “no podemos pagar la deuda, no tenemos plata”. Ahora, el senador kirchnerista Oscar Parrilli presentó un proyecto para que el dinero que el FMI girará a la Argentina como parte del monto total que el organismo envía a los países miembros en el marco del Covid-19 (aproximadamente 4.300 millones de dólares), se destine a la atención sanitaria o social de la pandemia y no, como había esbozado Martín Guzmán, a compensar con ello parte de los vencimientos de deuda de este año. A esto le podemos sumar declaraciones retóricas anti-FMI del diputado kirchnerista Leopoldo Moureau.

Sin embargo, cuando hilamos un poco más fino, las cosas son diferentes. En aquel discurso del 24 de marzo la frase siguiente de Cristina Fernández, que completó el párrafo, fue: “No estamos diciendo de no pagar, qué vamos a decir de no pagar si nuestro espacio fue el que pagó las deudas de otros gobiernos [...] Deberíamos insistir para que nos den menor tasa de interés”. En el caso de lo presentado por Parrilli, como han reconocido los propios autores de la propuesta, se trata de apenas un “proyecto de declaración” que no obliga a nada al ministro de Economía. Si hubieran querido de verdad que ese monto se destine a los perjudicados por el coronavirus hubieran propuesto una ley de cumplimiento forzoso, lo que no fue el caso.

¿Entonces, hay realmente diferencias con respecto a negociar o no un plan de ajuste para pagarle la deuda al FMI? Es evidente que existen internas y luchas de poder en el interior del Frente de Todos y las tensiones entre Alberto y Cristina expresan de alguna forma esos roces. Sin embargo, como hemos citado, en ambos hay un punto en común, continuar pagando la deuda y pactando ajustes con el FMI. Tanto es así que el mismo día en que más arreciaban los comentarios periodísticos sobre las diferencias entre Cristina y Alberto y que incluso se ponía en duda la continuidad del ministro Guzmán, fue promovida una “foto de la unidad” entre el presidente y su vice, inmediatamente previa a la actual gira europea.

Por eso le decimos a las compañeras y los compañeros que, con ciertas expectativas e ilusiones siguen las idas y venidas de los tironeos entre Cristina y Alberto, no se confundan. En ambos, lamentablemente, hay un acuerdo profundo, cumplir con los pagos de la deuda, como siempre lo han hecho, incluyendo el vergonzoso préstamo con el FMI. 

Solo el Frente de Izquierda Unidad dice las cosas sin dobleces, no hay salida si no dejamos inmediatamente de pagar la deuda externa, rompemos todos los lazos políticos y económicos que nos someten al FMI y ponemos todos los recursos que hoy y siempre se llevaron los pulpos acreedores al servicio de resolver las más urgentes necesidades populares, que, en la emergencia, pasan por atender las dos pandemias que nos azotan, la sanitaria y la social.

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