Jul 16, 2024 Last Updated 6:38 PM, Jul 16, 2024

Escribe Juan Carlos Giordano, Diputado nacional electo Izquierda Socialista/FIT Unidad
10/6/22

¿Qué se puede esperar de una cumbre con el presidente del imperialismo norteamericano Joe Biden? Nada bueno. Estados Unidos es el símbolo de un capitalismo-imperialista en decadencia que sigue sembrando hambre y miseria en el mundo, con más desigualdad social y destrucción ambiental, mientras los ricos son cada vez más ricos. Parece un chiste escuchar a Biden hablar de “cooperación, democracia, políticas migratorias, feminismo y defensa del ambiente”. Estados Unidos estuvo detrás de todos los golpes de Estado latinoamericanos; de invasiones criminales como en Afganistán e Irak; mantiene el bloqueo criminal a Cuba y es el que maneja el Fondo Monetario Internacional. Excluyó a Venezuela, Cuba y Nicaragua y en simultáneo prepara una visita con la monarquía dictatorial de Arabia Saudita y financia al estado genocida de Israel contra el pueblo palestino.
Ahora, del otro lado, ¿qué plantean los gobiernos latinoamericanos mal llamados “progresistas”? La nota de la cumbre fue la no participación de algunos presidentes encabezados por López Obrador de México. Pero han enviado a sus cancilleres y representantes. López Obrador no fue pero se va a reunir el mes próximo con Biden en Washington. No hay ninguna ruptura con la Cumbre por parte de esos gobiernos. Son parte de sus consabidos dobles discursos. Como dijo un periodista: “son intentos de jugar con audiencias nacionales que a menudo son escépticas con respecto a Estados Unidos”.
Alberto Fernández habló como titular de la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños). Algunos decían que llevaba la voz de Latinoamérica, con un discurso “duro”. Nada de eso pasó. “Más allá de las palabras la relación con Estados Unidos es excelente”, dijo el embajador argentino en Estados Unidos, Jorge Arguello.
El gobierno peronista del Frente de Todos es el que acaba de firmar un pacto de coloniaje con el FMI, que está trayendo más ajuste, pobreza, saqueo, sometimiento y dependencia. Alberto Fernández aprovechó la cumbre para facilitarle los negocios capitalistas al primer ministro de Canadá, país de la saqueadora minera Barrick Gold, mientras habla de “defensa del ambiente y transición ecológica”. También se reunirá con el Ceo de la multinacional General Motors, Microsoft, Google, y otros. Maduro, por su parte, está negociando con Estados Unidos la venta de petróleo para la Unión Europea y ha encarado un nuevo plan de privatizaciones de empresas estratégicas. Maduro fue quien le propuso a Alberto Fernández que convoque a la Celac -donde no está Estados Unidos- pero que sí o sí invite a Biden. Fernández lo hizo y el presidente yanqui agradeció: “Espero ansioso la invitación”. Por otro lado, los gobiernos excluidos de esta cumbre cuestionan las “políticas intervencionistas” norteamericanas pero apoyan la criminal invasión de Putin sobre Ucrania.

Hay que romper con el FMI y los lazos que nos atan al imperialismo

¿Los gobiernos mal llamados progresistas que han hecho críticas formales a la cumbre tienen un planteo de fondo para terminar con el hambre y la pobreza? Claro que no. Nunca lo hicieron. Fernández llamó a "trabajar unidos" con el jefe norteamericano. Una clara sumisión. Unidad que significa ganancias imperialistas para el Norte, y saqueo de nuestros países y recursos para el Sur.
Ya vinieron y vienen gobernando con planes de ajuste, salvando las ganancias capitalistas. Pasa con las largas décadas de gobierno chavista en Venezuela, pasó con los largos años de Lula en Brasil, Bolivia o los 12 años de gobierno peronista kirchnerista y sus dos actuales en Argentina. Son gobiernos que pagan las deudas externas y dejan que las multinacionales y bancos se sigan llevando nuestras riquezas, recursos naturales y bienes comunes. Alertamos sobre las falsas ilusiones que se tejen con la vuelta de Lula a Brasil, Petro en Colombia o como se dijo con Boric en Chile. Las nuevas experiencias de gobiernos como el peronismo en Argentina o Pedro Castillo en Perú indican que mientras hablan “contra la derecha” es para aplicar un ajuste, manteniendo los pilares de un capitalismo semicolonial atado a las multinacionales y bancos imperialistas.
Si no se toman medidas de fondo para enfrentar al imperialismo y al capitalismo no hay solución. El Unasur o el Alba nunca fueron salidas. Hace falta romper los lazos que nos someten al imperialismo y al FMI dejando de pagar las deudas externas usureras y fraudulentas. Hace falta un Frente de Países Latinoamericanos para dejar de pagar. Hay que expulsar a las multinacionales. Hay que nacionalizar la banca y el comercio exterior y reestatizar todas las empresas estratégicas privatizadas. Todo esto en camino de una segunda independencia, que se logrará definitivamente con un gobierno de las y los trabajadores y una Argentina Socialista. Tareas que abarcan a todo nuestro continente. Esto no se resolverá con gobiernos falsamente progresistas o “nacionales y populares”. Se logrará con una salida obrera y socialista como sostenemos desde Izquierda Socialista y el FIT Unidad. Las tibias críticas como se hacen de costumbre en todas estas costumbres proferidas en por parte de algunos gobiernos latinoamericanos y los llamados a trabajar en común con el imperialismo yanqui, confirman lo que estamos señalando.

 

 


Escribe Juan Carlos Giordano, diputado nacional electo Izquierda Socialista/FIT Unidad

El gobierno de Alberto Fernández ha anunciado con bombos y platillos el lanzamiento de su proyecto de ley para gravar la renta inesperada. El y su ministro de Economía Martín Guzmán insisten en que el objetivo será “redistribuir la riqueza”. En eso coinciden desde el presidente y la vicepresidenta Cristina Fernández hasta los funcionarios y periodistas afines. Pero la realidad es que se trata de una gran mentira. El trasfondo, y lo que le importa a todo el Frente de Todos, es pagar la deuda al FMI y cumplir con las revisiones trimestrales de ese organismo usurero. Ahí está el verdadero fin de la medida. Es por eso que el Fondo Monetario le hace un guiño a proyectos de este tipo.

Al presentar el proyecto se aclaró que solo abarca a un mínimo de empresas, solo aquellas que han hecho ganancias extraordinarias por la invasión rusa contra Ucrania. Encima se afirma que estas podrán zafar de quedar atrapadas por este impuesto si demuestran que han “reinvertido” dichas ganancias. En el caso de que el proyecto se apruebe regirá recién desde 2023. Un lapso lo suficientemente largo como para hacer dudar a cualquiera sobre su concreción por Ley. Sobre todo cuando por resolución de la AFIP se podría implementar ahora mismo, como una simple extensión del impuesto a las ganancias.

Además, no es cierto que es para redistribuir la riqueza. Desde el gobierno peronista dijeron lo mismo con la ley de aporte solidario mientras creció la miseria. De aprobarse esta ley, será para recaudar para el FMI igual que los aumentos que se vienen en la luz, el gas y el transporte. Ante la pregunta de muchos: ¿Hace falta un gran impuesto a la riqueza capitalista? ¡Claro! Pero para combatir los males sociales, no para pagar una deuda usurera.

Dese Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda Unidad denunciamos que esta ley, en consonancia con la que promueve Cristina en el Senado, es para recaudar y pagar la deuda de Macri que el propio peronismo reconoció. Y proponemos tomar medidas de fondo. Hace falta gravar de verdad las ganancias de las multinacionales, bancos y grandes empresarios y dejar de pagar la deuda externa para aumentar los salarios y jubilaciones; y construir en la emergencia 500.000 viviendas populares para dar trabajo genuino. Todo con el objetivo de implementar otro plan económico, alternativo, obrero y popular.


Escribe Juan Carlos Giordano, diputado nacional electo Izquierda Socialista/FIT Unidad

El martes 31 de mayo se llevó a cabo el debate entre las fuerzas del FIT Unidad sobre la guerra en Ucrania. En la sede Unione e Benevolenza de CABA expusieron los representantes de los cuatro partidos nacionales del Frente. Lamentablemente PO y PTS se siguen negando a darle el apoyo a la resistencia ucraniana bajo la afirmación equivocada, entre otras, de que “si gana la resistencia gana la OTAN”.
 
Hablaron Christian Castillo (PTS-Fracción Trotskista-CI); Miguel Sorans (Izquierda Socialista y de la UIT-CI); Pablo Giachello (PO) y Sergio García (MST-LIS).

Sorans ratificó la postura de nuestro partido y organización internacional, señalando una vez más el repudio a la invasión rusa, que estamos incondicionalmente del lado del pueblo ucraniano y de su resistencia sin dar ningún respaldo político al gobierno de Zelensky, y diciendo claramente No a la OTAN. Lamentó que el FIT Unidad no tenga una postura común en apoyo a la resistencia ucraniana por responsabilidad tanto de PO como de PTS al definir mal, ambos partidos, el carácter de la guerra y los bandos enfrentados (dicen que hay una guerra OTAN-Rusia). PO dice centralmente que el gran enemigo es la OTAN y no la invasión rusa, dándole de hecho un apoyo crítico a Putin. Y PTS, si bien dice “fuera las tropas de Putin”, se contradice cuando niega el apoyo a la resistencia que lucha por ello.

Sorans explicó que se trata de una guerra entre Rusia, un país imperialista con seis mil ojivas nucleares, contra Ucrania, una semicolonia y país oprimido, con cero ojivas nucleares. Siguiendo la tradición marxista, Izquierda Socialista está con la nación oprimida contra el invasor, igual que lo hicimos en Malvinas sin dar apoyo a la dictadura genocida de Galtieri: los dos bandos no son iguales.

Castillo (PTS) dijo: “si gana Ucrania gana la OTAN”, luego de aclarar que la OTAN no está involucrada en el terreno pero “maneja la Guerra” y que por lo tanto el pueblo ucraniano “es carne de cañón” de Estados Unidos. ¿Pero acaso el pueblo ucraniano no está defendiendo a su país, a sus familias y a su territorio en una causa justa más allá de la OTAN y Zelensky? Lo mismo dijo el representante de PO, después de lavarle la cara al invasor Putin diciendo que Rusia es una “potencia periférica, en retroceso, venida a menos”, cuando se trata de una potencia nuclear. “Colocarse en el campo de la resistencia ucraniana significa colocarse en el campo de la OTAN”; “si triunfa la resistencia se refuerza la OTAN, el imperialismo norteamericano y europeo”, dijo Giachello (PO), rematando con la frase de que él prefiere “estar solo que mal acompañado porque con grupos que apoyan a la OTAN no vamos a ningún lado”. ¿A quién se refería? A la heroica resistencia ucraniana.

Izquierda Socialista considera lo opuesto. Si gana Ucrania pierde Rusia, Putin, pierde un régimen dictatorial que protege a las mafias del petróleo y del gas. Si ganara Ucrania la guerra se abriría una perspectiva de cambio para la clase obrera rusa, bielorrusa y también para el pueblo ucraniano donde las y los trabajadores no han dejado de pelear contra Zelensky. Un triunfo categórico contra Putin tampoco lo quieren Estados Unidos ni la Unión Europea, porque sería un mal ejemplo también para ellos como potencias imperialistas. Por eso le dan a Ucrania una ayuda limitada en armas.

El no apoyo a la resistencia por parte de PO y PTS, su negativa al envío de armas y su sostén de que no hay campos progresivos a apoyar, más que una “política independiente” es una política pro Putin. En 1937 Trotsky apoyó a China, a pesar de estar gobernada por el dictador fascista Chiang Kai-shek, en su guerra contra el invasor imperialista Japón.

Por su parte, el MST viene criticando a Izquierda Socialista porque “minimiza” a la OTAN, cuando estamos por su disolución y es parte de nuestras tres consignas centrales. MST no pide armas para la resistencia (ver nota MST, ¿Y las armas?) y si bien se muestran amplios y abiertos, no han firmado una de las pocas declaraciones comunes mundiales de la izquierda trotskista en apoyo a la resistencia ucraniana y en contra de la OTAN (ver declaración "Ucrania: llamamiento internacional de diversas organizaciones").

Sorans finalizó diciendo que el apoyo que le fuimos a dar a la izquierda ucraniana está íntimamente ligado a la lucha por fomentar en Ucrania una dirección de clase alternativa, junto a una izquierda que no está con Zelensky ni con la OTAN. Llamamos a que este debate sirva para que el FIT Unidad cambie y se haga eco del pedido de apoyo de la izquierda ucraniana, levantando puntos de unidad de acción en el camino de derrotar al invasor Putin.


Escribe Juan Carlos Giordano, diputado nacional electo Izquierda Socialista/FIT Unidad

MST y PTS reclaman la autodeterminación del Donbás (Donetsk y Lugansk). Están completamente equivocados. Exigir la autodeterminación de zonas ocupadas, armadas y financiadas por Rusia es lo que precisamente quiere Putin.
Tanto la península de Crimea como el Donbás fueron ocupados en 2014 por Rusia. Por eso nuestra delegación constató que correctamente en Ucrania dicen “la guerra empezó hace ocho años”.

Rusia ocupó esas ricas superficies en respuesta a la rebelión popular que hizo caer al entonces gobierno pro ruso de Yanucovich. Son repúblicas ficticias. El Donbás se fue rusificando con el traslado de población de origen ruso desde la época del dictador Stalin.

Rusia no tiene ningún derecho en esas regiones, como no tiene derecho a pisar suelo ucraniano. Por eso cuando se habla de una posible negociación para la guerra, sectores imperialistas empiezan a decir que Ucrania debería renunciar a ellas. Algo repudiable.

Para ocupar esos territorios Rusia usa de excusa que hay una población de habla rusa que le ha solicitado que la defiendan. Pero no hay ninguna población rusa “agredida” que necesite autodeterminarse. Precisamente muchos combates tienen lugar en zonas predominantemente de habla rusa donde hay unidad para enfrentar al invasor entre quienes hablan ucraniano y ruso. En el Este y Oeste del Donbás convivían pacíficamente hasta antes de la agresión de 2014 por parte de Rusia.

No hay ningún movimiento separatista genuino en esos lugares. El Donbás y Crimea son enclaves rusos (una creación artificial para dividir y dominar naciones o puntos estratégicos), similar a Israel o Malvinas. Pedir la autodeterminación es como darle a los Kelpers el poder de decisión sobre el destino de nuestras Islas Malvinas.                                    


Escribe Juan Carlos Giordano, diputado nacional electo Izquierda Socialista/FIT Unidad

El MST no está pidiendo armas para el pueblo ucraniano. Por eso nunca lo mencionó Sergio García en el debate. Si bien el MST -a diferencia de PO y PTS- afirma apoyar a la resistencia ucraniana con “ayuda financiera y de cualquier tipo”, esto no incluye el envío de armas. O deberían decirlo explícitamente si no es así. Sin armas el pueblo ucraniano está condenado a la derrota.

Sectores de centroizquierda y progres anti guerra se oponen al envío de armas a Ucrania porque sería prolongar la guerra. Claro que estamos contra las guerras y la carrera armamentista, pero esta postura significa la paz de los cementerios, ya que la otra opción es que gane cuanto antes el genocida Putin. Algo parecido dice PTS. En una nota en La Izquierda Diario escrita por Nathaniel Flakin, se señala: “un suministro interminable de armas [al pueblo Ucraniano] sólo conducirá a un sangriento estancamiento”.

¿Cómo hace Ucrania entonces para derrotar al invasor si no tiene armas suficientes? La superioridad militar rusa es abismal. Ucrania fue desarmada en 1994 por un pacto Rusia-Estados Unidos donde le sacaron todas las armas nucleares y se las dieron al imperialismo ruso.

El MST denuncia correctamente a Rusia como imperialista y por ser el segundo país del mundo en materia nuclear y en venta de armas, pero no actúa en consecuencia. Sorans en el debate polemizó con quienes se oponen al envío de armas citando a Trotsky, cuando el jefe bolchevique en los años ‘30 criticaba a los sectarios que se oponían a aceptar armas de países imperialistas en la guerra civil española, llegando a decir que en una causa justa hasta de Mussolini se las debe aceptar. Trotsky en 1937 apoyó a China que recibía armas de la Alemania de Hitler y luego del imperialismo norteamericano. “Nosotros seguimos esas enseñanzas. Si no hay que decir que Trotsky se equivocó”, interpeló Sorans. La pregunta no fue contestada.

 

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