Jul 23, 2024 Last Updated 1:30 PM, Jul 23, 2024

Izquierda Socialista

Escribe Nicolás Nuñez

El presidente Alberto Fernández ya lo había dicho durante el primer año de la pandemia y de su mandato: “yo creo en el capitalismo de Henry Ford”. Y ahora lo volvió a decir en su entrevista en la TV Pública: “el día que Ford dijo ¿por qué este auto no lo pueden tener mis empleados?, ese fue un gran capitalista”. Fernández quería dejar en claro, por si hiciera falta, que ninguno de sus planteos era anticapitalista y, además, señalar que él defiende un capitalismo “productivo” y no “financiero”. ¿Es así?

Partamos de que el presidente no tiene ningún empacho en celebrar una multinacional cómplice de la última dictadura militar,. Y señalamos que si el suyo fuera un capitalismo productivo, no se entiende porque mantiene vigente la Ley de Entidades Financieras de Martínez de Hoz, que es la piedra angular de todos los negociados del capital especulativo en nuestro país. Tampoco se entiende por qué aceptó validar la deuda que Macri contrajo y fue usada en bloque para la timba financiera. En paralelo, tampoco es muy creíble su discurso industrialista, si el centro de su plan de gobierno pactado con el FMI implica reforzar el carácter primario de exportador de materias primas para juntar dólares para pagar la deuda.

Pero si de hacer historia se tratara, es importante aclarar algunas cosas. Primero, Ford no le regalaba el auto a los trabajadores caritativamente, sino que les prohibía tener un sindicato, les daba crédito para pagar el “Ford T” para ampliar su demanda y los obligaba a ir al trabajo con él. “Pero al menos tenían laburo y auto propio”, podrá decir algún compañero. Muy bien, pero lo otro que hay que tener en cuenta- es que estamos hablando de la clase trabajadora del principal imperialismo del planeta, cuyo estándar de vida se sostenía sobre el saqueo y la opresión de colonias y semicolonias. La analogía de Fernández no tiene ni pies ni cabeza. Al punto de que incluso el fordismo en sí fue mandado al tacho de la basura a nivel mundial por la crisis crónica del capitalismo de las últimas décadas. Hoy el capitalismo imperialista quiere ajuste y reformas laborales, no trabajo genuino y auto propio.

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Escribe Juan Carlos Giordano, diputado nacional electo Izquierda Socialista/FIT Unidad
 
A 46 años del golpe genocida la Plaza de Mayo se colmó durante horas. Lo mismo pasó en el resto del país. Centenares de miles de distintas generaciones volvimos a las calles. En Plaza de Mayo hubo dos actos. El del Encuentro Memoria Verdad y Justicia junto a la izquierda dijo claramente: “No al pacto gobierno FMI”. ¿Qué conclusiones dejó la jornada?
 
Miles ganamos las calles, organizados y con gente suelta. Pasa todos los 24. Con adolescentes que participan por primera vez junto a compañeras y compañeros de trayectoria. ¿Por qué se marcha masivamente después de tanto tiempo, a 46 años del golpe y a 39 de gobiernos “constitucionales”? Porque la impunidad de ayer y de hoy y el FMI de ayer y de hoy siguen. El FMI estuvo detrás del golpe genocida, generando una deuda usurera qué pasó de 7.000 millones de dólares a 45.000 millones y ahora vuelve de la mano del gobierno peronista del Frente de Todos.

Los organismos de derechos humanos que apoyan al gobierno dijeron que recuperaban la plaza después de dos años en los que no se marchó por la pandemia. No es cierto. El año pasado la Plaza de Mayo estuvo llena con la marcha del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, que no bajó los brazos. Este año hubo dos actos, aunque a algunos esto les haya pasado desapercibido.

Los organismos pro-gobierno convocaron con la consigna “Marchamos con barbijos y nos cuidamos con memoria” y el Encuentro Memoria Verdad y Justicia lo hizo con la de “30.000 detenidas y detenidos desaparecidos-Presentes!” y “No al acuerdo gobierno FMI”. Estos actos por separado se dan desde que sectores de los organismos de Derechos Humanos que defendían al gobierno de Néstor y Cristina Kirchner dijeron en su momento que “el enemigo ya no estaba más en la Casa Rosada”, como si en esos años no se hubieran violado los derechos humanos. Recordemos la desaparición de Julio López; el represor Milani como Jefe del Ejército puesto por Cristina Fernández (militar que apoya la invasión de Putin a Ucrania); el Proyecto X para perseguir a los luchadores y la Ley Antiterrorista votada por consejo de Estados Unidos.

Alberto Fernández llamó en un recordatorio del golpe, junto a científicos del Conicet, a la “unidad del Frente de Todos para que no vuelva la derecha en 2023”, mirando el complicado escenario electoral que tiene el año que viene. Lo mismo dijo Máximo Kirchner, quien también cuestionó al electorado de CABA por votar a “negacionistas” (ver nota). El mismo slogan con el cual hicieron campaña en 2019, “contra la derecha”. Pero resulta que el endeudamiento derechista de Macri, que fue a la fuga de capitales, fue reconocido por el gobierno peronista del Frente de Todos.

Recordemos también que Alberto Fernández, apenas asumió, llamó a “dar vuelta la página” de los derechos humanos. Esto fue recriminado por Nora Cortiñas, y tuvieron que convocarla a la Casa Rosada para “pedirle perdón” y aclarar que no había dicho lo que había dicho.

Por su parte, La Cámpora, junto a intendentes del conurbano, marcharon desde la ex Esma. Dijeron que quieren un modelo económico “con la gente adentro”. El gobernador Kicillof, quien estuvo con la vice Magario (ex intendenta de La Matanza, quien dejó a millones en el hambre y la pobreza), señaló: “Llegamos al poder para darle de comer a la gente”. Critican al “neoliberalismo” de Macri (que, hay que decirlo, fue enfrentado por los trabajadores y la izquierda, no por el peronismo), olvidándose del saqueo del “neoliberalismo” del menemismo de los años ´90, que indultó a los militares, vendió todo el patrimonio nacional con las privatizaciones, nos endeudó al doble e inició las “relaciones carnales” con los yanquis.

Ante esto, el Encuentro Memoria Verdad y Justicia protagonizó otro acto. El primero de la tarde, con la plaza llena, al grito de: “¡Fuera, fuera, fuera Fondo fuera!”. Norita Cortiñas llamó “traidores a la patria” a quienes votaron el pacto. En este acto levantamos las banderas contra la impunidad de ayer y de hoy, contra el aparato represivo que sigue intacto, repudiando al FMI y los pagos de una deuda usurera; con la memoria de los 30.000, entre ellos las y los compañeros del entonces Partido Socialista de los Trabajadores (PST), nuestro partido antecesor, asesinados por la Triple A y a los más de cien detenidos desaparecidos que dieron la vida por un gobierno de las y de los trabajadores y una Argentina Socialista. Este es el compromiso por el que seguimos luchando hoy igual que ayer.


Escribe Juan Carlos Giordano, diputado nacional electo Izquierda Socialista/FIT Unidad

En la marcha estuvieron sus principales referentes: Máximo Kirchner, el “Cuervo” Larroque, Wado de Pedro, Mayra Mendoza, Luana Volcovich (PAMI), junto a Victoria Donda (Inadi), Verónica Magario (vicegobernadora de Kicillof) y Amado Boudou, quien asesora económicamente a La Cámpora. En algún punto del recorrido, también se sumó el gobernador bonaerense Axel Kicillof.

Larroque dijo que Alberto Fernández solo sacó el 4% cuando apoyó a Randazzo, y hubo otros dardos. En la marcha se cantó “Cristina presidenta”. ¿Qué hay detrás de este discurso? ¿Un verdadero plan alternativo al del peronismo oficialista encabezado por Alberto Fernández?

La Cámpora juega a dos puntas. Wado de Pedro marchó, pero apoyó el acuerdo con el FMI y se lleva muy bien con Alberto. Lo mismo Kicillof, quien no levantó la voz contra el acuerdo con el Fondo Monetario y se sacó fotos con Máximo Kirchner.

Tras la marcha muchos esperaban un portazo de los jóvenes K. Pero ante el rumor, el propio Larroque salió a aclarar “no nos podemos ir de algo que gestamos”. Es más, se sabe que la crítica al ministro Guzmán es porque el kirchnerismo pretende el Ministerio de Economía igual que el de Desarrollo Social, además de manejar La Cámpora las cajas del Anses, el PAMI, Aerolíneas y otras.

Veamos los conceptos que se vertieron en la marcha. Empecemos por uno que fue noticia. Máximo dijo que los porteños “votan a negacionistas de la dictadura”. Luce contradictorio el concepto viniendo de una familia que no ganó notoriedad precisamente por enfrentar a la dictadura, o presentar algún habeas corpus (nunca lo hizo) por las y los detenidos-desaparecidos, o cuestionar los indultos menemistas (que tampoco hizo). La reduccionista frase electoralista de Máximo se da de bruces precisamente porque el macrismo surgió del desastre del gobierno de Aníbal Ibarra, apoyado por el kirchnerismo. Y el peronismo le vino votando las leyes fundamentales al macrismo en la Ciudad de Buenos Aires durante todos estos años. Con ese concepto Máximo niega que millones de mujeres y jóvenes de la Ciudad (y del país) ganaron las calles con la marea verde logrando el aborto legal contra negacionistas y oscurantistas de PRO y del peronismo; o sublevándose en plena Capital contra el 2x1 de la Corte que quería avalar al genocidio; o que decenas de miles de trabajadores y jóvenes votaron al Frente de Izquierda Unidad que logró obtener por primera vez una banca en el Congreso nacional desde CABA.

Por otra parte, algunos comentaristas dicen que Máximo Kirchner “amenaza con agitar la calle”. ¿Agitar las calles para qué? La del 24M fue una demostración de fuerza para negociar espacios de poder dentro del gobierno.

¿Van a llamar desde el kirchnerismo y La Cámpora a ganar las calles para derrotar el tarifazo y terminar con el robo de las privatizaciones? ¿Para que se aumenten los salarios y jubilaciones al valor de la canasta familiar? ¿Para que se deje de pagar una deuda usurera que traerá más hambre y pobreza, como sucederá con los 4.117 millones de dólares que se pagarán este año y con vencimientos de 210.000 millones de dólares hasta el 2034? ¿Van a ganar las calles para que se apliquen precios máximos y se castigue a los monopolios formadores de precios?

Creer que ese sector puede hacer esto y enfrentar consecuentemente a su propio gobierno, diciendo que no todo está perdido dentro del peronismo porque hay un sector “progre” que se propone combatir los males sociales, es volver a recrear una ilusión que llevará a nuevas frustraciones.

Es evidente que, ante el crecimiento del hambre y de la pobreza, la pérdida de las elecciones del año pasado y el mayor ajuste que se viene, en miras a las elecciones de 2023, La Cámpora se reacomoda. Pero por ahora se limita a pedir injerencia en las decisiones de gobierno en busca de una mesa política de unidad. Su objetivo es mantener el 30% electoral del núcleo duro kirchnerista para jugar un rol de recambio ante el desgaste y ruptura que se sigue manifestando con el gobierno de Alberto Fernández, que Cristina puso de presidente y La Cámpora integra. Por eso no son una auténtica salida para el pueblo trabajador. De ahí que llamamos a sus seguidores a sumarse al Frente de Izquierda Unidad, para dar la pelea por cambios de fondo que el kirchnerismo nunca llevará a cabo.  

Escribe José Castillo

Una vez más, la izquierda, junto con el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, llenó la Plaza de Mayo. Decenas de miles de luchadores, de distintas generaciones, se hicieron presentes y acompañaron el acto. Por supuesto que una parte importante de cada 24 es reivindicar la memoria de los 30.000 desaparecidos y su lucha por la liberación nacional y social, un gobierno de los trabajadores y el socialismo.

Pero queremos invitar a todos los que se vienen movilizando año tras año con la izquierda y el Encuentro Memoria Verdad y Justicia a avanzar un paso más en las conclusiones. Todas y todos decimos, cada 24 de Marzo, que las peleas siguen vigentes. Hablamos de “la impunidad de ayer y de hoy”. ¿Por qué?

Esencialmente porque, desde 1983 a la fecha, seguimos sometidos al saqueo de la deuda externa y el FMI con sus planes de ajuste, a cifras cada vez mayores de pobreza, desempleo y marginación. Un único número: la pobreza en 1974 era de 4%. Hoy supera cómodamente el 40%. Esta es la más triste y cruda realidad.

Todos nos han gobernado. Pasaron radicales, peronistas, centroizquierdistas, macristas. Con distintos discursos, la esencia fue siempre la misma: ajuste, endeudamiento, sometimiento al FMI y cada vez mayor entrega.
Hace falta otra cosa. Que gobiernen los que nunca lo hicieron, los trabajadores y la izquierda.

Peleamos entonces por un gobierno distinto, que tome medidas de fondo, apuntando a resolver de inmediato las más urgentes necesidades populares. Que, para eso, deje inmediatamente de pagar la deuda externa, rompa con el FMI, nacionalice la banca y el comercio exterior, reestatice las privatizadas y las ponga a funcionar bajo gestión de los trabajadores y usuarios. Que le ponga fuertes impuestos a los ricos y libere al pueblo trabajador de vergüenzas como el impuesto al salario o el IVA. Que aumente los salarios y las jubilaciones para que nadie gane menos que el valor de la canasta familiar. Que cree trabajo genuino, terminando con el flagelo de la desocupación por medio de un gran plan de construcción de viviendas populares. Que triplique los presupuestos de educación y salud. Que luche efectivamente contra el patriarcado, poniendo todos los recursos necesarios para acabar con los femicidios, garantizar el real acceso al aborto legal, seguro y gratuito y la plena igualdad de salarios y oportunidades entre los géneros. Que le dé reales oportunidades y perspectivas a la juventud, con becas para estudiar, trabajo y créditos para acceder a la vivienda.

Todo esto será posible con otro sistema. Porque la salida es el socialismo, no el capitalismo, por más que se le agreguen adjetivos para embellecerlo, como hizo recientemente el presidente Alberto Fernández al cantarle loas a un supuesto “capitalismo productivo”.

Nosotros, la izquierda, somos los únicos que decimos que el capitalismo nos lleva al desastre, a la miseria extrema, que con él no hay futuro, que no sólo es más hambre y superexplotación, sino también destrucción del ambiente.
Por todo esto, hoy más que nunca hay que construir y fortalecer una alternativa política de los trabajadores, el movimiento de mujeres y disidencias y la juventud, frente a todos los partidos patronales. Eso es lo que venimos haciendo con el Frente de Izquierda Unidad desde hace ya más de diez años. Estamos presentes en todas las luchas, fortaleciendo al sindicalismo combativo, siendo muchas veces la única voz opositora a todas las políticas de ajuste, del gobierno que sea. En las últimas elecciones, un sector que venía teniendo expectativas y tradicionalmente votaba al peronismo nos dio su apoyo. Pero necesitamos más, muchos más. Tenemos que convertirnos en una real alternativa para el conjunto de la clase trabajadora. Y para eso precisamos manos, cuerpos y militancia.

Decíamos más arriba que los 30.000, entre ellos nuestros compañeros del glorioso PST, luchaban por un gobierno de los trabajadores y el socialismo. Seguir su legado es continuar con esa pelea. Hacer cada día más fuerte esa alternativa política, que hoy estamos construyendo desde Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda Unidad.


Escribe Juan Carlos Giordano, diputado nacional electo Izquierda Socialista/FIT Unidad

La Procuraduría de Crímenes contra la Humanidad reveló que hay 1.058 condenados por delitos de lesa humanidad, 542 procesados y 764 detenidos. Un triunfo de la lucha popular. Pero también mostró que 964 milicos fallecieron antes de obtener sentencia (es decir, en la impunidad), 1.532 permanecen en libertad y 573 están imputados pero no han prestado siquiera declaración indagatoria. La semana pasada, por ejemplo, murió en su casa, impune y sin condena, el genocida Villanova, acusado en la Megacausa Campo de Mayo. Por su parte, el ex gerente de Mercedes Benz, Juan Ronaldo Tasselkraut, de 80 años, viene postergando su declaración indagatoria acusado de “indicar al personal militar a los delegados y empleados para que pudieran ser privados de la libertad”. Y Blaquier, con 94 años, dueño del Ingenio Ledesma y emblema de la responsabilidad empresarial en los crímenes de la dictadura en Jujuy, sigue en la impunidad. Vaya si hay motivos para movilizarnos.

Argentina es ejemplo en el mundo por haber mandado a la cárcel a muchos genocidas, pero la impunidad sigue. Algunos dicen que con Néstor Kirchner llegaron los juicios. No. En el gobierno peronista kirchnerista se anularon las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, lo que permitió que se reiniciaran muchos de ellos. Esto fue por la lucha popular. Pero al no invertirse la carga de la prueba (para que todo genocida se presuma culpable y vaya preso), muchos siguen en libertad. Por eso se llegó a este 24M con 20 juicios por delitos de lesa humanidad aunque otros 65 esperan fecha de inicio.

Si a esto le sumamos la impunidad que reina sobre el resto de los cómplices civiles de la dictadura (cúpula de la Iglesia Católica, burócratas sindicales y políticos patronales), con archivos que aún no se abrieron, y que queda por restituir la identidad de 400 jóvenes apropiados, está claro que la lucha continuará bajo todos los gobiernos.

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