Escribe Nicolás Nuñez
El presidente Alberto Fernández ya lo había dicho durante el primer año de la pandemia y de su mandato: “yo creo en el capitalismo de Henry Ford”. Y ahora lo volvió a decir en su entrevista en la TV Pública: “el día que Ford dijo ¿por qué este auto no lo pueden tener mis empleados?, ese fue un gran capitalista”. Fernández quería dejar en claro, por si hiciera falta, que ninguno de sus planteos era anticapitalista y, además, señalar que él defiende un capitalismo “productivo” y no “financiero”. ¿Es así?
Partamos de que el presidente no tiene ningún empacho en celebrar una multinacional cómplice de la última dictadura militar,. Y señalamos que si el suyo fuera un capitalismo productivo, no se entiende porque mantiene vigente la Ley de Entidades Financieras de Martínez de Hoz, que es la piedra angular de todos los negociados del capital especulativo en nuestro país. Tampoco se entiende por qué aceptó validar la deuda que Macri contrajo y fue usada en bloque para la timba financiera. En paralelo, tampoco es muy creíble su discurso industrialista, si el centro de su plan de gobierno pactado con el FMI implica reforzar el carácter primario de exportador de materias primas para juntar dólares para pagar la deuda.
Pero si de hacer historia se tratara, es importante aclarar algunas cosas. Primero, Ford no le regalaba el auto a los trabajadores caritativamente, sino que les prohibía tener un sindicato, les daba crédito para pagar el “Ford T” para ampliar su demanda y los obligaba a ir al trabajo con él. “Pero al menos tenían laburo y auto propio”, podrá decir algún compañero. Muy bien, pero lo otro que hay que tener en cuenta- es que estamos hablando de la clase trabajadora del principal imperialismo del planeta, cuyo estándar de vida se sostenía sobre el saqueo y la opresión de colonias y semicolonias. La analogía de Fernández no tiene ni pies ni cabeza. Al punto de que incluso el fordismo en sí fue mandado al tacho de la basura a nivel mundial por la crisis crónica del capitalismo de las últimas décadas. Hoy el capitalismo imperialista quiere ajuste y reformas laborales, no trabajo genuino y auto propio.