Escribe Juan Carlos Giordano, diputado nacional electo Izquierda Socialista/FIT Unidad
La Procuraduría de Crímenes contra la Humanidad reveló que hay 1.058 condenados por delitos de lesa humanidad, 542 procesados y 764 detenidos. Un triunfo de la lucha popular. Pero también mostró que 964 milicos fallecieron antes de obtener sentencia (es decir, en la impunidad), 1.532 permanecen en libertad y 573 están imputados pero no han prestado siquiera declaración indagatoria. La semana pasada, por ejemplo, murió en su casa, impune y sin condena, el genocida Villanova, acusado en la Megacausa Campo de Mayo. Por su parte, el ex gerente de Mercedes Benz, Juan Ronaldo Tasselkraut, de 80 años, viene postergando su declaración indagatoria acusado de “indicar al personal militar a los delegados y empleados para que pudieran ser privados de la libertad”. Y Blaquier, con 94 años, dueño del Ingenio Ledesma y emblema de la responsabilidad empresarial en los crímenes de la dictadura en Jujuy, sigue en la impunidad. Vaya si hay motivos para movilizarnos.
Argentina es ejemplo en el mundo por haber mandado a la cárcel a muchos genocidas, pero la impunidad sigue. Algunos dicen que con Néstor Kirchner llegaron los juicios. No. En el gobierno peronista kirchnerista se anularon las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, lo que permitió que se reiniciaran muchos de ellos. Esto fue por la lucha popular. Pero al no invertirse la carga de la prueba (para que todo genocida se presuma culpable y vaya preso), muchos siguen en libertad. Por eso se llegó a este 24M con 20 juicios por delitos de lesa humanidad aunque otros 65 esperan fecha de inicio.
Si a esto le sumamos la impunidad que reina sobre el resto de los cómplices civiles de la dictadura (cúpula de la Iglesia Católica, burócratas sindicales y políticos patronales), con archivos que aún no se abrieron, y que queda por restituir la identidad de 400 jóvenes apropiados, está claro que la lucha continuará bajo todos los gobiernos.