Jul 16, 2024 Last Updated 6:38 PM, Jul 16, 2024

Izquierda Socialista

Redacción de Izquierda Socialista y de El Socialista

Finalmente el gobierno de Chubut concretó la resolución del “súper ministro” Massoni, quien estaba de hecho a cargo del gobierno con “súper poderes” que le otorgó Arcioni. Realizó descuentos de medio mes de salario a todos los docentes, hayan parado o no, con licencia, enfermos, a todos. Pero el tiro le salió por la culata, ante el repudio social y de los docentes de todo el país.

Escribe Guillermo Sánchez Porta

El paro docente, que lleva más de tres meses, es el motor del reclamo de estatales. Recordemos que el paro surge porque Arcioni, gobernador del Frente de Todos, no cumplió el acuerdo salarial firmado antes de las elecciones, el no funcionamiento de la Obra Social y del transporte escolar y dejó de pagar en tiempo y forma. Hay pagos atrasados, desdoblados, sin el aumento y con descuentos. Algunos gremios fueron cerrando acuerdos, como los judiciales y otros hacen medidas parciales. Sólo los docentes mantenían el paro total, aunque la política de la burocracia de Atech Provincial de negarse a nacionalizar el conflicto y oxigenar y fortalecer la lucha, más el aislamiento de Ctera, fue generando un desgaste y el paro se iba debilitando.

Ante esto, Massoni creyó que ya estaba en condiciones de liquidar la lucha y sacó el decreto de descuentos masivos a quienes paraban por no cobrar… ¡Negrero! Al día siguiente en toda la provincia hubo movilizaciones contra esta medida. Massoni decidió reprimir con balas de gomas y gases a los docentes y detener al secretario general de Atech provincial, Santiago Goodman.

El repudio social y de los docentes fue tal, que nuevamente la burocracia Celeste de Alesso y Baradel de Ctera tuvo que llamar a un paro nacional, de altísima adhesión en Chubut y en muchas provincias. El país volvió a saber las brutalidades del gobierno de Chubut, apoyado por Alberto Fernández, Massa y el Frente de Todos. Massoni quiso emular al presidente chileno Piñera y apagar el incendio con nafta. Pero, por el repudio nacional, el mismo viernes Arcioni tuvo que despedir a Massoni y al ministro de Educación (el cuarto en este año) y llamó a Atech diciendo que devolvería los descuentos realizados y pagaría las deudas.

Pero Arcioni es un gobernador justicialista, como Alicia Kirchner, Urtubey, Insfrand, Schiaretti, que hasta que no se concretan los acuerdos que firman, nunca hay que creerles. Y así fue. Después de los anuncios, empezó la realidad. Primero, sólo se cumpliría “si los docentes de Atech firman y levantan el paro”. Sobre la devolución de los descuentos masivos, Arcioni dice que “cumple la resolución de la Justicia”, que decretó ilegales los descuentos, pero que apelará esa resolución y la respuesta judicial será en la semana próxima. No es casual que la devolución de los descuentos indebidos se demoraría, según el gobierno, un par de semanas. Además, dice que el 20 de diciembre pagarían lo adeudado de julio y el 27 de noviembre dirán cuándo pagan las deudas de agosto, septiembre y octubre. No dice nada del funcionamiento de la obra social ni del transporte escolar. Y se conformaría una “Comisión de Padres” por temas de infraestructura, pero suena a control a docentes para que no hagan paro.
Ante este “pre acuerdo” tramposo, que se fue desmenuzando en estos días, aunque la sociedad y muchos docentes pueden considerar un triunfo de la lucha la renuncia de Massoni y las promesas de devolución de los descuentos (efectivamente son derrotas políticas del gobierno, por la lucha), la realidad es que no hay nada garantizado. La burocracia kirchnerista de Atech sólo responde que “de ser así el acuerdo, sería una desgracia” y justifica vergonzosamente a Arcioni diciendo que “Massoni le dejó un bidón de nafta…” ¡como si Arcioni y el Frente de Todos no fueran los responsables! Por eso las asambleas empiezan a votar seguir el paro.

Llamamos a seguir la campaña de apoyo a Chubut. Reforzar el fondo de huelga si persisten los descuentos. Exigir a Macri y Arcioni que pongan la plata y dejen de priorizar el pago de la deuda externa y las ganancias de las multinacionales. Que Alberto Fernández se pronuncie a favor de los docentes y exija a su compañero Arcioni “que priorice la educación por sobre los banqueros”, como prometió en campaña. Que Ctera deje de hacer paros intermitentes sólo “contra la represión” e impulse un plan de lucha y marcha nacional en apoyo a Chubut, para que salgan del aislamiento y ganen la lucha. ¡Todo el apoyo a los docentes de Chubut!

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Escribe Adriana Astolfo, secretaria general de Adosac Pico Truncado

El jueves 14 se tratará el proyecto de Ley de reestructuración de la Caja de Servicios Sociales (CSS) presentado por el gobierno de Alicia Kirchner. Bajo la mentira de “devolver la CSS a los trabajadores”, el gobierno quiere evitar que se efectivice el llamado a elecciones en la ley vigente.

El proyecto nada dice de los más de 30 años de Intervención, sin ningún balance ni control de nuestros aportes, los años de desidia, falta de cobertura médica y farmacéutica, negación y dificultades en las derivaciones, burocracia administrativa, pago de plus, atraso en la medicación oncológica, negación de tratamientos, que provocaron muertes como la de José Bravo. Se pretende “normalizar” sin ninguna auditoría. Busca garantizar la impunidad ante el vaciamiento de la CSS y el control absoluto del gobierno, designando la mayoría del directorio a dedo.

La Caja de Servicios Sociales debe ser normalizada con control de los trabajadores y trabajadoras. Realizar auditoría, que devuelvan la plata que se robaron y vayan presos los responsables. Que la obra social sea controlada por los trabajadores elegidos democráticamente.
El congreso de la Adosac rechazó el proyecto y votó paro y movilización el 13 y 14. Y con judiciales, Soem, la CTA se llamó a una marcha provincial.

Es nuestra plata, tiene que ser nuestro el control. Es nuestra salud, tiene que ser nuestro el control. Desde Izquierda Socialista y la agrupación Naranja de Docentes en Marcha impulsamos el paro, la movilización para derrotar la trampa de Alicia Kirchner y recuperar la CSS a manos de los trabajadores.

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El lunes 11 de noviembre se realizó una conferencia de prensa conjunta de Ademys y UTE en la sede nacional de Ctera, en defensa del estatuto docente y contra los sumarios persecutorios de Rodríguez Larreta a 24 docentes que se negaron a aceptar la adulteración de los listados por orden de mérito para la designación de los concursos de la docencia. 

Jorge Adaro, de Ademys, comenzó sus palabras con un repudio al golpe de Estado en Bolivia, un apoyo al pueblo chileno contra Piñera y a la docencia de Chubut que lleva cuatro meses de lucha por sus salarios. También tomaron la palabra Guillermo Parodi y Eduardo López de UTE. Acompañaron las dirigentes de Suteba Matanza, Romina del Pla y Graciela Calderón y la diputada nacional Mónica Schlottahuer, junto a la legisladora Laura Marrone para dar apoyo y compromiso de defensa de los concursos públicos, contra el dedo del gobierno de Larreta y Acuña y la persecución sindical y política. ¡Abajo los sumarios!

Corresponsal

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El viernes pasado se realizó un plenario de secretarios generales de la CGT, que recibió la visita de Alberto Fernández. El presidente electo les prometió que “la CGT va a ser parte del gobierno”. En realidad, la reunión se hizo para asegurar que la burocracia sindical cegetista será oficialista, garantizando vía el pacto social que la clase trabajadora no salga a pelear por la recuperación de sus salarios.

Escribe Guido Poletti

La “foto” fue en el tradicional salón Felipe Vallese del edificio de la CGT. Allí se hicieron presentes prácticamente la totalidad de los dirigentes sindicales de los distintos gremios que componen la central obrera. Estuvieron los dos secretarios generales, Héctor Daer y Carlos Acuña, junto a Hugo Moyano (camioneros), Antonio Caló (metalúrgicos), Sergio Sassia (Unión Ferroviaria), Omar Maturano (La Fraternidad), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), Ramón Ayala (Uatre), Sergio Palazzo (bancarios), Andrés Rodríguez (UPCN), Armando Cavalieri (comercio), Roberto Fernández (UTA), y Amadeo Genta (municipales), entre otros. Salvo el sector de Luis Barrionuevo, todas los otros agrupamientos en que se encuentra dividida la burocracia sindical se hicieron presentes. Era la primera vez que Alberto Fernández pisaba el edificio de la CGT. La reunión, de hecho, no fue ningún “plenario obrero” para discutir nada. Apenas si se permitieron dos discursos introductorios de Daer y Acuña, para pasar enseguida a escuchar a Alberto Fernández.

Ahí el presidente electo formuló la frase de que “la CGT va a ser parte del gobierno”. ¿A qué se estaba refiriendo exactamente? Por supuesto no a que quiénes van a gobernar serán los trabajadores. Pero tampoco se planteó resolver ninguno de los problemas acuciantes que hoy aquejan a nuestra clase. No se habló de dar un aumento de emergencia a salarios y jubilaciones para recuperar lo perdido por la inflación. Tampoco de prohibir suspensiones y despidos. Mucho menos de retrotraer los tarifazos. Entonces, además de agradecer a “Cristina Kirchner, que hizo posible la unidad del peronismo para ganar”, ¿a qué se refirió en concreto Alberto Fernández?

¿Para qué sirve el pacto social?

El presidente electo dijo: “En este edificio vivieron grandes hombres del sindicalismo. Saúl Ubaldini tenía acá un lugar donde vivir. Y un enorme dirigente que tuvo la CGT, que se llamó José Ignacio Rucci. Gran motor de la vuelta de Perón a la Argentina y de la llegada de Perón al gobierno nuevamente. Acá fue donde Perón llamó a un pacto social”. Es que este es el caballito de batalla de Fernández. El gran eje de su política, que supuestamente resolvería todo, es el llamado a un nuevo pacto social. Y acá está el lugar destinado a la burocracia sindical que se hizo presente masivamente en la reunión.

Se trata de juntar a la dirigencia sindical con los empresarios (para esto Fernández ya tiene comprometida a la UIA), sumar a los movimientos sociales afines, todo bendecido por la Iglesia Católica. En esa reunión se negociaría algún “congelamiento” de precios y salarios. En concreto, los empresarios, que por eso se están adelantando y aumentando todo en estos días, garantizarían que durante un plazo determinado habría una canasta de bienes que se mantendrían sin aumentar. A cambio de eso, los trabajadores también deberían comprometerse por idéntico plazo a “congelar” sus salarios. Esto quiere decir a no salir a pelear aumentos en paritarias ni, mucho menos, pedir recomposiciones por el más de 25% del poder adquisitivo perdido en estos años. Por supuesto que todo eso será dibujado con algún aumento por única vez, bono, o pago a cuenta, que no cubrirá ni de lejos lo perdido.

A la burocracia sindical, presente el viernes en la CGT, le tocará un rol fundamental: ser los firmantes del pacto “en nombre de la clase trabajadora” y los garantes de que la base no se desborde reclamando nada por fuera del acuerdo.

Qué rol jugará la burocracia en dicha negociación ya la podemos imaginar por adelantado a partir de las propias declaraciones de sus miembros más importantes. Desde un Yasky diciendo que “le parecía bien” que se congelaran los salarios, pasando por un Daer que sostuvo que bajo ningún concepto se pediría un 35%, un Andrés Rodríguez que afirma que ni siquiera pedirá un bono de fin de año o un Caló que explica que “si le dieron tregua a Macri, cómo no lo van a hacer con Alberto Fernández”. Ninguno, como vemos, es garantía alguna de que van a defender los intereses de los trabajadores.

No fue casual la mención de Alberto Fernández a Rucci y el pacto social de 1973. Es que ese acuerdo es mostrado como el gran “ejemplo” a seguir. Vale recordar cómo terminó dicho pacto: tras dos años donde los trabajadores fueron perdiendo sistemáticamente el poder adquisitivo de sus salarios, todo terminó estallando en el “Rodrigazo” de 1975.

El pacto social no es, entonces, ninguna salida para los problemas más urgentes de la clase trabajadora. Por el contrario, se puede convertir en una trampa. Desde el sindicalismo combativo y la izquierda planteamos que tenemos que confiar en nuestras propias fuerzas, consultar y debatir con los compañeros en cada lugar de trabajo, llamar a asambleas, sacar pronunciamientos de los cuerpos de delegados, apuntando a un único objetivo: que la crisis no la paguemos los trabajadores, sino quienes la provocaron, las patronales, los banqueros y los acreedores de la deuda externa.

 

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-¿Qué opinás del Pacto Social que se viene planteando?

Es una trampa. Los que vamos a perder, una vez más, somos los trabajadores. Fijate que la transición la están utilizando para meternos todos los aumentos que pueden. Es una auténtica guerra contra los trabajadores y la clase media. El laburante ya perdió un 20% este año. Y la CGT mira para otro lado, como si no tuvieran nada que ver. Si ahora dejan pasar esto, sin reclamar nada, ¿qué van a hacer cuando se sienten con los empresarios en la mesa del Pacto? ¡Está todo servido para que nos cocinen!

Con estos dirigentes no sólo no vamos a recuperar lo perdido, sino que el año que viene vamos a terminar perdiendo más todavía. Supuestamente se van a congelar los precios y los salarios. Ya sabemos cómo termina esto: lo único que va a quedar “congelado” va a ser el salario. Van a usar el pacto y a los burócratas para tratar de que no pidamos recomposición salarial y, de ser posible, que ni se reabran las paritarias.

-La CGT se reunió con Alberto Fernández en un plenario de secretarios generales

¿Viste la escena? La mayoría son los responsables de haberle dado tregua al gobierno estos cuatro años, sino Macri no hubiera llegado hasta acá. Es que el sindicalismo actual, o sea la “foto” que vimos en la CGT con Fernández, no representa a los trabajadores. Lo que sí les interesa es controlar a los trabajadores, para que no salgan a pelear. Son siempre “oficialistas”, y en realidad representan a sus propios intereses. Ahora su máximo objetivo es encolumnar a todo los sindicatos detrás del apoyo a Alberto Fernández. Para garantizarle “estabilidad”, en vez de pensar en las más urgentes necesidades que tenemos los trabajadores.

-¿Cuál es la salida entonces?

Vamos a tener que salir de nuevo a luchar. Como hicimos con el gobierno de Macri. Por algo el Sarmiento fue la única línea que no tuvo despidos en estos cuatro años. Es que hacemos lo que hicimos siempre: organizarnos para eso desde abajo. Escuchando a la base. Sacando mandatos de los delegados. Haciendo asambleas para consultar a los compañeros y respetando lo que se decide en ellas. Y, además, apoyar y coordinar todas las luchas que se dan, no importa en el gremio que sea. Este es el método que venimos desarrollando desde el sindicalismo combativo. Y que, desde el Plenario de Lanús de ya hace un par de años, apostamos modestamente a construir un espacio de referencia para toda la clase trabajadora. Es que, de últimas, se trata de pelear por una nueva dirección democrática y combativa.

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