No es un chiste. Con estos "parámetros", el gobierno acaba de informar su máximo logro: bajó la desocupación a un 6,6%. Es el mejor valor de toda la era kirchnerista.
A pesar de la recesión económica, en el país habría 107.000 desocupados menos que hace un año atrás. Más aún, es el mejor dato de empleo desde 1991. Habría ciudades como Resistencia, Chaco, con desempleo cero. En el conglomerado Santiago del Estero-La Banda, el desempleo sería insignificante, apenas el 1,3%. Lo mismo en Posadas, con el 1%. Estaríamos en el sumun del "paraíso kirchnerista".
¿De dónde salen estos datos? Del Indec. El mismo organismo que, desde su intervención en enero de 2007, viene sistemáticamente, mes a mes, falseando los datos de inflación. El que también fue "reventando" uno a uno todos los indicadores que permitían medir la realidad social argentina. El que, directamente, decidió "dejar de publicar" los datos de pobreza. De ahí entonces nuestra conclusión más importante: esos datos son falsos, de falsedad absoluta.
Miremos como los "construyeron". El gobierno contabiliza como empleado al que ha realizado apenas una changa de un par de horas, o al que tiene un plan social. Más aún, aquel que responde en la encuesta que no ha salido a buscar trabajo esa semana, no figura como "desempleado", directamente no es tomado en cuenta, queda por fuera de la "población económicamente activa" y directamente desaparece de la contabilización. Así se llega al "número mágico" del 6,6%.
Ahora bien, ¿cómo llega el gobierno al número de que la desocupación "bajó" en el último año, a pesar de la crisis económica? Porque cada vez hay más gente que no tiene empleo, pero tampoco lo busca. Los estadísticos lo llaman "trabajador desalentado". Se trata de aquellos compañeros que ya ni salen a buscar empleo, porque hacerlo le sale plata y no la tienen (para el colectivo, para comprar el diario y leer los avisos, para imprimir un currículum, incluso para tener ropa decente para afrontar una entrevista). El propio ministro Tomada, tuvo que reconocer este hecho, pero cínicamente lo minimizó diciendo que la gente no trabaja por "la incidencia del conjunto de políticas que mejoraron la ecuación de ingresos dentro de una familia. Por ejemplo, la política de asignaciones familiares, la Asignación Universal por Hijo, los ingresos previsionales" (Página 12, 19/8). Según el ministro, las familias ganarían tanto que podrían darse el lujo de que parte de sus miembros no trabajen. ¡Argumento indignante!
Nos quedaría preguntarnos: ¿Cuánto es la verdadera desocupación? La realidad es que si tomamos la tasa de actividad (personas que trabajan y buscan trabajo) que había en 2013 (cuando empezó la actual recesión), el desempleo (aún medido como lo hace el Indec) nos daría 11%. Y si le sumáramos las personas que realizan alguna changa pero dicen que necesitan trabajar más horas (estadísticamente "subocupados"), que son el 9%, llegaríamos con facilidad a una tasa de desocupación por encima del 20%.
El drama del desempleo sigue existiendo en la Argentina. Por eso, desde el Frente de Izquierda, proponemos atacarlo con medidas concretas: prohibición de suspensiones y despidos. Rebaja de la jornada laboral con igual salario. Y la puesta en marcha de un gran plan de obras públicas, financiado con fondos obtenidos de dejar de pagar la deuda externa, para resolver ya, inmediatamente, la situación de los millones de trabajadores hoy sin empleo.