La autopartista Gestamp produce puertas y partes de autos para las principales terminales automotrices, Ford, VW, Peugeot. Es una multinacional española con plantas en más de 20 países. Tiene cuatro plantas en la zona norte bonaerense, 1 y 2 en San Martín y 3 y 4 en Escobar. En esta última se da el conflicto, con cerca de 600 obreros. La lucha contra los 67 despidos tiene impacto nacional.
Escribe: Guillermo Sánchez Porta
La recesión industrial golpea las automotrices y más a las autopartistas que les proveen. Vienen de producciones récord en ascenso desde 2010. En 2014 hay una caída en relación al 2013, pero sigue muy arriba de la producción de 2012. Y con la misma cantidad de obreros, aumentando brutalmente los ritmos de producción. Sin embargo, ante este retroceso en venta de autos a Brasil y en el mercado interno, las patronales no dudan en descargar sobre los trabajadores esas bajas, con masivas suspensiones y rebajas salariales (pagan entre el 65% al 75%). También están aprovechando para despedir más selectivamente, a compañeros lesionados por esa súper explotación y a luchadores que defienden los derechos laborales.
En Gestamp la patronal suspendió 70 compañeros en abril, ante la merma de producción. Los trabajadores, en asamblea, solicitaron que, si seguían, fueran rotativas, para que no sea sólo un sector el que las sufra. Y llevaron el reclamo a su gremio, el Smata.
El 5 de mayo los trabajadores volvieron a la fábrica, sin novedades. A media mañana la patronal buscó a los suspendidos de abril, diciendo que hubo un error administrativo y que se tenían que retirar nuevamente. Se paró la producción para hacer asambleas y la patronal se niega a recibir a los tres delegados. El 6 de mayo la planta estaba cerrada (lock-out patronal) y militarizada. Un sector de trabajadores hizo un corte en la Panamericana y luego no pudieron volver a entrar.
La patronal volvió a hacer funcionar la planta con los 69 afuera (a los que terminó despidiendo), con la policía y una patota de la Verde del Smata adentro de la planta, obligando a los obreros a trabajar, prohibiendo hacer asambleas y amenazando con despedir a quien se solidarice.
Desde ese día, los despedidos hicieron todo tipo de acciones en busca de solidaridad: actos, marchas, consiguieron pronunciamientos, participaron de los plenarios del Encuentro Sindical Combativo (ESC). Montaron una carpa frente a la planta 4, rodeados de policías y gendarmería. El Smata no sólo no los apoyó, sino que se puso del lado de la patronal. El Ministerio de Trabajo se negó a intervenir. A los obreros no les permitieron el contacto con los despedidos. Finalmente, ingresaron nueve despedidos a la planta, subieron a un puente grúa y permanecieron allí por varios días, impidiendo que la policía los pueda desalojar, pese a que les pusieron reflectores y música a todo volumen para que no durmieran, tratando de impedir que reciban comida, agua o se higienicen.
Junto con el apoyo de activistas del ESC y partidos de izquierda, los otros despedidos bloquearon las cinco salidas de Gestamp, impidiendo que salgan los camiones para llevar los materiales a las automotrices. Ford y VW suspendieron trabajadores, responsabilizando a los nueve despedidos de “paralizar la industria automotriz argentina”, una burda mentira. La patronal de Gestamp volvió a hacer un lock-out.
Las miles de suspensiones en automotrices hicieron que Cristina Kirchner en cadena nacional culpe a Scioli de no hacer nada y le reclame que use “toda la fuerza de su estado” para terminar con el conflicto, “en vez de andar sonriendo a todo el mundo”, dando a entender que desaloje a los trabajadores. Pignanelli, secretario general de Smata, sacó una solicitada contra los trabajadores y amenazó que el 5 de junio iría él mismo con su patota a despejar la fábrica, “aunque ese no es su rol”.
Por la tremenda debilidad política del gobierno kirchnerista, al que se le cae la careta de “progresista” en cada hecho, el inicio de la campaña presidencial de los partidos patronales y la interna peronista, no podían arriesgar que haya una acción de la patota sindical o de la policía que termine con heridos o muertes de obreros que defienden sus puestos de trabajo. Por eso el Ministerio de Trabajo de la provincia declaró la “conciliación obligatoria” por 15 días, con los 69 despedidos adentro, retirando los cargos que les imputaban. Este triunfo parcial de su lucha fue aceptado por los despedidos. Pero rechazado por la empresa, por Cristina, por su ministra Giorgi ¡y por el propio Smata, que gasta millones en solicitadas y hasta preparaba una patota que vaya a Gestamp y amenaza con un corte en Panamericana para que los despedidos no entren!
La patronal, sin embargo, no les permitió el ingreso. ¡Y ahora Scioli, en una medida inédita, retrotrajo la conciliación y apoya los despidos! (ver recuadro)
Este conflicto en defensa de los puestos de trabajo es una muestra del rol de las patronales, que quieren que la crisis la paguemos los trabajadores. Del gobierno de Cristina y Scioli, que se ponen del lado patronal. De la burocracia del Smata, que hasta se ofrece como “fuerza de choque” para derrotar la lucha de los trabajadores.
En contrapartida, también muestra el importante rol del Encuentro Sindical Combativo, que permite coordinar y apoyar las luchas obreras, ante el boicot de las conducciones burocráticas y propatronales. Y del Frente de Izquierda, sus dirigentes y diputados, que se ponen al servicio de las luchas. Izquierda Socialista estuvo desde el primer momento apoyando esta justa lucha.
Es necesaria una fuerte campaña amplia, de todos los que repudian estas maniobras de la patronal, el gobierno y la burocracia contra los trabajadores. Exigiendo que entren todos. Que se retire la gendarmería de adentro y de afuera de la planta. Que se pronuncien todos aquellos candidatos presidenciables, diputados, figuras políticas, sociales y culturales. Que se pronuncie Moyano, Micheli, como ya lo hicieron los dirigentes del Encuentro Sindical Combativo, encabezados por el “Pollo” Sobrero, los ferroviarios, el “Perro” Santillán, las internas combativas de la Alimentación, dirigentes de la zona norte bonaerense, entre otros.
Que la CGT Moyano llame a una marcha a Plaza de Mayo en apoyo a los trabajadores, como parte de un plan de lucha nacional que incluya un nuevo paro de 36 horas. ¡Sigamos llenando de solidaridad a los obreros de Gestamp!
Scioli revocó la conciliación
Una canallada contra los trabajadores
Cuando se conoció nacionalmente el conflicto y Cristina criticó a Scioli por no “resolverlo”, el gobernador bonaerense tuvo a los despedidos casi 18 horas negociando con el ministro de Trabajo provincial Oscar Cuartango, y el de Producción, Cristian Breitenstein. Finalmente declaró la conciliación obligatoria con los 69 trabajadores adentro y sin causas penales. Los trabajadores, de buena fe, acataron y se retiraron de la planta. Pero la patronal no.
Lo inédito es que este martes, en una medida sin precedentes en la historia laboral, el ministro de Trabajo de Scioli anuló su propia resolución, tratando a los obreros de “usurpadores” y ratificando los despidos. Una puñalada contra los trabajadores. Tanto si declaró la conciliación para que los obreros desalojen la planta y luego anularla. Como si cedió a los aprietes de la patronal, el gobierno nacional y la burocracia del Smata. Lo cierto es que esa misma tarde Scioli fue a Gestamp a hablar con la patronal, echando atrás la medida.
Mentiras a los trabajadores, sonrisas a las patronales. Servilismo a Cristina y complicidad con las patotas de la burocracia sindical. Ese es Scioli. Llamamos a repudiar esta medida ilegal y antiobrera y a exigir la reincorporación de los despedidos.
Persecución sindical en Valeo
Tras el triunfo conseguido por los trabajadores de Valeo (Córdoba), la patronal presentó una denuncia penal contra el delegado y principal dirigente de la toma, Leonardo Sánchez. El fiscal lo excluyó laboralmente por 60 días, impidiéndole ingresar a la planta. El 28 de mayo Sánchez fue reelegido con el 84% de los votos.
El 2 de junio organismos de derechos humanos, la legisladora del FIT y Liliana Olivero reclamaron al fiscal y la Corte Interamericana de Derechos Humanos el cese de la persecución, por ser ésta una medida arbitraria y antisindical. El ataque busca criminalizar la protesta y amedrentar a los trabajadores metalúrgicos y mecánicos que luchan contra despidos y suspensiones. Desde Izquierda Socialista llamamos a enfrentar la persecución.
Alfredo Leytes
Córdoba
Paro y marcha de la UOM
Escribe: Joel Rojo
La baja en el consumo y la “crisis” de las automotrices provocan despidos y suspensiones en muchas empresas de Córdoba. El gobierno de De la Sota las ampara con el “procedimiento preventivo de crisis”. Mecanismo legal que usan las patronales que durante “su década ganada” obtuvieron ganancias millonarias para rebajar salarios (con suspensiones al 75 %) y/o despedir con el 50 % de la indemnización.
Ante esto, los trabajadores exigen que los dirigentes encabecen la lucha para enfrentar este flagelo. Por eso la seccional capital de la UOM Córdoba, por resolución de su congreso de delegados, tuvo que llamar a parar y movilizarse el pasado 28 de mayo a partir de las 9 de la mañana.
La marcha de alrededor de 1.800 metalúrgicos que concentraron frente a la sede sindical, y el paro que no tuvo la contundencia que se necesitaba (los dirigentes anunciaron un 70% de acatamiento) tienen una explicación. Muchos trabajadores no pararon, y otros lo hicieron pero no marcharon, en repudio a la conducción del sindicato a la que responsabilizan por esta situación. Otras fábricas no lo hicieron para no perder el presentismo. En ambos casos sus actitudes se originan en hechos ciertos. Comprendemos dichas motivaciones, pero consideramos que es necesario movilizarse por las reivindicaciones más sentidas, ya que sin lucha será difícil frenar los ataques antiobreros de las patronales y el gobierno.
Es cierto que se perdía el presentismo, pero lo que está en riesgo de perderse es algo mucho más grave. Son miles de puestos de trabajo, porque los empresarios quieren que otra vez seamos los trabajadores los que paguemos la crisis. También es cierto que la burocracia sindical es responsable de que se haya llegado a esta situación. Pero no parar, ni movilizarse, les termina haciendo el juego, porque una marcha más numerosa y un paro más contundente, en primer lugar, hubieran golpeado más fuerte al gobierno y a las patronales. Y embretado más a los dirigentes para que le den continuidad al paro con un plan de lucha.
Algo está cambiando en la UOM de Córdoba capital
A pesar que pudo haber sido más numerosa, la marcha mostró una clara división, casi mitad por mitad, entre los que se encolumnaban tras la conducción y los que se diferenciaban de ella con una gran bandera que los identificaba como “metalúrgicos en lucha”. Bandera con inscripciones que repudiaban los despidos, la precarizacion laboral, la judicializacion de la protesta y exigían un plan de lucha, con la firma de varias fábricas, entre ellas Valeo y Montich, una autopartista que ya despidió a 35 trabajadores contratados. Esta es la base de una posible dirección alternativa que viene madurando en esta seccional de la UOM y que es imprescindible que ahora exija la continuidad de esta primera medida de fuerza a través de un plan de lucha democráticamente discutido en asambleas de todas las metalúrgicas. También desde este agrupamiento hay que exigir la adhesión al proyecto del FIT para prohibir por ley despidos y suspensiones y la coordinación con las otras seccionales de la provincia para convocar al paro de todos los metalúrgicos cordobeses. Porque los despidos se dan en toda la provincia, como ocurre con los 53 despedidos de Weatherford en Río Tercero, donde este martes hicieron una movilización con 2.500 personas entre trabajadores y el apoyo de la ciudad mediante una caravana de automóviles. Allí estuvo presente dando el apoyo de Izquierda Socialista nuestra compañera Liliana Olivero. Lo mismo hay que exigirle a Caló y a la UOM nacional.
CGT Moyano
¡Por un paro ya de 36 horas!
Escribe: Juan Carlos Giordano Diputado nacional electo Izquierda Socialista/FIT
La crisis se está descargando sobre las espaldas de los trabajadores. Las patronales, que han hecho ganancias récord en estos años, ahora están trasladando sobre la clase obrera sus políticas de ajuste, con suspensiones y despidos (en automotrices, autopartistas, construcción, textiles, plástico y otras ramas). Recorte de horas extras, jubilaciones anticipadas y chantajes con los “procedimientos preventivos de crisis”. El gobierno nacional las premia con exenciones impositivas y subsidios. Lo mismo hacen los “opositores” De la Sota y Bonfatti-Binner.
Es más: el kirchnerismo, de la mano del Smata, se pone del lado de las multinacionales, como en Gestamp, aconsejando que la empresa no reincorpore a los despedidos. Opuesto a lo que hace y propone el Frente de Izquierda. Apoyando con sus diputados y militantes las luchas y proponiendo proyectos de ley para que se prohíban por ley despidos y suspensiones, se repartan las horas de trabajo con igual salario y se estatice toda empresa que cierra o despida para ponerla a funcionar bajo control obrero.
A su vez, en las paritarias se vienen firmando salarios a la baja. Las subas que van del 27 al 30% son menores a la proyección inflacionaria del año, que rondará entre el 35 y el 40%. Ante esto, y a la inflación, que carcome permanentemente salarios y demás ingresos, los trabajadores no han dejado de luchar.
En Córdoba paró la UOM con piquetes en las fábricas y una movilización por el centro que surgió, esencialmente, por la bronca de la base. Medida que hasta Caló de la CGT oficial tuvo que apoyar. Hubo paro nacional de bancarios contra la represión y los despidos en Tucumán, desconociendo la conciliación obligatoria. Paro de 24 horas en químicos, medidas en Aluar-Puerto Madryn. La lucha en Gestamp, Calsa, Lear. Y los ferroviarios del Sarmiento vienen de ganarle un round al gobierno.
Con el paro general del 10 de abril la clase trabajadora protagonizó el segundo en la era K. Fue un parazo arrancado a la burocracia de Moyano-Barrionuevo por la rebelión docente bonaerense y la bronca por los salarios de pobreza. Ahora hay un pico de luchas que van contra las patronales, el gobierno y la burocracia oficialista en muchos casos, como la del Smata, que tildó de “vagos y ladrones” a los despedidos de Gestamp, diciéndoles “que se joroben”. Una actitud carnera pocas veces vista.
En ese marco, la CGT Moyano mira para otro lado. Moyano y Barrionuevo se juegan a ser la burocracia de recambio. Se reacomodan tomando medidas cuando los acorrala el ascenso, buscando descomprimir y achicar espacios al sindicalismo combativo. No están pensando en unificar las luchas para enfrentar el ajuste. Según trascendidos, Hugo Moyano está en febriles negociaciones avaladas por la cúpula de la iglesia y el papa Francisco, para “unificar” a la CGT. Es decir, unificarse con traidores como Pignanelli que enfrenta a los despedidos y apoya a las patronales.
En medio de luchas muy importantes, la CGT Moyano se sigue negando a dar continuidad al paro del 10 de abril, llamando a medidas intrascendentes, como la marchita del 14 de mayo. O hablando de otra que haría al Anses, que ni siquiera tiene fecha o quién sabe si se hará. Pasando todo “para después del mundial”. ¡Como si las patronales no van a aprovechar todo este tiempo para avanzar con el achique de personal! ¡Es lo que quiere el gobierno: aprovechar el mundial para seguir con los techos salariales y tarifazos! ¡Los trabajadores no pueden esperar cuando se les viene encima el flagelo de las suspensiones y despidos, a riesgo de quedar en la calle con sus esposas e hijos!
Es ahora cuando los trabajadores necesitan un plan de lucha nacional y un nuevo paro de 36 horas con movilización a Plaza de Mayo. Reclamo que hay que hacer a Moyano y Barrionuevo (también a la CTA Micheli), impulsando asambleas y plenarios de delegados. Porque sin una medida nacional es difícil parar por fábrica los ataques antiobreros. Más aún cuando es una vergüenza que, después de haber dictado la conciliación obligatoria en Gestamp, el propio ministerio vuelva sus pasos ante el apriete de la empresa, el gobierno nacional y la burocracia.
Para frenar las suspensiones, despidos y los techos salariales, y arrancar un aumento de salario de emergencia para todos los trabajadores, hace falta en forma inmediata una medida nacional. Pero como no podemos tener ninguna expectativa en estos dirigentes, mientras exigimos que convoquen a un paro nacional, la tarea central de los luchadores, del Encuentro Sindical Combativo y de la izquierda, como lo venimos haciendo, pasa por reforzar el apoyo a las luchas en curso. Para que no queden aisladas, brindando solidaridad para que triunfen pese al boicot de los dirigentes y buscando toda forma de coordinación. Rodearlas de apoyo es la tarea clave, igual que seguir reclamando el paro de 36 horas.