El caso de María Ovando -cuya hija de tres años murió de desnutrición camino al hospital- sacó a la luz este problema. Mientras la justicia la acusaba por abandono de persona, se desentendía de María quien, con más de 10 hijos y sin saber leer, no tenía trabajo, ni cobraba la asignación por hijo o el plan Hambre Cero, situación generalizada en la provincia. Sólo en 2010 hubo 206 muertes por desnutrición. Misones tiene un 30% de pobres y un 10% de indigentes.
El 57% de los niños indígenas padecen problemas alimentarios y un 43% tiene desnutrición crónica (en 2006, 17 niños guaraníes que cobraban el plan Hambre Cero murieron de hambre).
Desde que “funciona”, el plan Hambre Cero es el caballito de batalla del ultrakirchnerista Maurice Closs. Según los anuncios, el asignatario no debía anotarse, sino que sería detectado por los Centros de Salud y por mes recibiría $180, una orden de compra de frutas, huevos y miel para canjear en las ferias francas, cuatro kilos de leche fortificada y una orden de asistencia médica. Sin embargo, sólo reciben dos kilos de leche. ¡Como si esto pudiera suplir las carencias nutricionales! Es por esto, y por la falta de trabajo, que los desocupados se vienen manifestando desde febrero.