Apr 16, 2024 Last Updated 10:53 PM, Apr 15, 2024

¿Hay o no hay un plan?

Publicado en El Socialista N° 450
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Editorial

Alberto Fernández tuvo que salir al cruce de una palabra maldita, la que había erradicado de su diccionario, algo de lo que no hubiera querido hablar a solo sesenta días de gobierno: “ajuste”.
“No hay un ajuste a los jubilados, eso es mentira”, embistió contra los medios que así graficaron su recorte para quienes aportaron toda su vida. ¿Cómo llamar sino a la poda de 5.100 millones de pesos mensuales del monto total que se venía destinando? Le saca a los jubilados que ganan más de 16.000 pesos (como si vivieran en el privilegio) para darles solo 1.600 pesos más a los que cobran la mínima, apenas 197 por encima de la fórmula anterior. ¿A eso llama el gobierno “priorizar a los que menos tienen”, cuando la gran mayoría de los jubilados sigue con ingresos de pobreza, ante una canasta básica que ya supera los 40.000 pesos? Seguir diciendo “estoy cumpliendo” con los jubilados, ya empieza a ser visto por una importante franja obrera y popular como que eligió meter mano donde no correspondía.

¿Por qué Fernández recorta a los jubilados? Porque aunque nunca lo va a reconocer, empezó un ajuste para hacer buena letra para cumplir con lo que el ministro Guzmán se fanatizó en su discurso en el Congreso, bregar por el famoso “equilibrio fiscal”, es decir, menos gasto social que permita poder cumplir con los usureros de la deuda. Es lo que exige el FMI cuando requiere un “plan sustentable” para los próximos años. Incluso no se descarta un pago al contado a los acreedores, que ya algunos le ponen la cifra: 10.000 millones de dólares para encaminar la renegociación de la deuda. Dicho de otro modo, el recorte a los jubilados se podría definir como lo que algunos llaman un “ajuste sustentable”. Es lo mismo que hizo Kicillof, no le pagó un reajuste a los docentes por 1.800 millones de pesos para poder cumplir con los 250 millones de dólares a los usureros de la deuda provincial. Una muestra de que es imposible lo que pregona el gobierno, que se puede poner plata en el bolsillo de los trabajadores y a su vez pagar una deuda usurera e ilegítima. “Hay voluntad firme de pagar la deuda”, sentenció el ministro estrella en el Congreso. Estas son las consecuencias.

Mientras esto es noticia, se agrega otra de terror: el salario mínimo medido en dólares cayó 55% entre el final del gobierno de Cristina Kirchner y hoy, pasando de 589 dólares a 268. Si esto no es ajuste, ¿el ajuste qué es? Alguien podrá decir “pero solo van dos meses de gobierno, hay que darle un tiempo más”. Pero las cifras muestran que el ataque salarial y jubilatorio, si tomamos solo estos dos temas, siguen haciendo estragos en el bolsillo popular, más cuando la suba de alimentos y bebidas ha sido del 4,7% en enero, según los datos del Indec.

A todo esto y viendo que solo se habla de los pasos que se están dando en la renegociación de la deuda (mostrando a un gobierno a la defensiva, sin otras iniciativas), ha surgido una pregunta entre quienes dicen que el gobierno aún no tiene un plan. ¿No hay un plan? ¡Lo hay! Recortar a jubilados y trabajadores para hacer buena letra con los usureros. Es todo un plan. Es el gran plan diseñado por Alberto Fernández, contando con la compañía para ello de Macri, los radicales, los partidos provinciales que le votaron la ley para renegociar y los capitostes internacionales (el Papa, Merkel, Trump, Macron).

Mientras se dice “no hay un plan”, hay impunidad para los formadores de precios para que sigan con los aumentos de los artículos de primera necesidad. “No hay un plan” pero el mensaje acordado entre el presidente y el traidor Daer junto al resto de la burocracia sindical es claro al aceptar que no haya cláusula gatillo, “prudencia” en las paritarias y no recuperar de esa forma lo perdido por el salario en los años macristas. ¿No hay un plan para las petroleras y privatizadas? Si bien le congelaron las tarifas por seis meses ya hay en estudio futuros aumentos, mientras se está diseñando una ley para beneficiar a las multinacionales que operan en Vaca Muerta para seguir con el saqueo del petróleo y el gas. O la continuidad de la obra faraónica de la corrupción: el soterramiento del Sarmiento. O las ganancias siderales que siguen amasando bancos y financistas. ¿Esto no es un plan?

Cuando desde el imperialismo y las multinacionales se dice que muestren “un plan”, es porque quieren una tajada aún mayor, pero la realidad es que las ganancias capitalistas continúan, mientras los trabajadores y demás sectores populares siguen sufriendo la miseria salarial y jubilatoria, ven crecer todos los días la suba de precios, continúa la estafa con los créditos UVA y mueren niños wichís por falta de agua y comida.

A todo esto, el gobierno simula que está en una pelea contra el FMI. El oficialista diario Página12 habló de que el discurso de Guzmán tuvo un “giro a izquierda” que al establishment le cuesta tolerar, cuando dijo que Argentina no va a soportar más condicionamientos externos. Simular una pelea con un organismo repudiable como el FMI le podrá traer algún rédito coyuntural al gobierno. Pero más allá de que pueda haber algún tira y afloje en la negociación, el objetivo del gobierno es clarísimo: pagar y continuar el acuerdo con el Fondo. Todo lo demás es parte del mismo doble discurso al que nos tuvo acostumbrado el peronismo kirchnerista durante sus doce años de gobierno.

Sabemos que siguen las expectativas en el gobierno, que millones consideran que Macri fue un desastre y que hay que esperar un poco más para darle tiempo a que la economía se acomode y empiecen a venir algunas soluciones aunque sean parciales. Pero lejos se está de una luna de miel o cheque en blanco, más si no se resuelven los graves problemas sociales como está ocurriendo. La experiencia se seguirá haciendo en los meses venideros. Decimos no al ajuste contra los jubilados y que los salarios no pueden esperar. No alcanza con los paliativos de sumas fijas, la tarjeta alimentaria y los “precios cuidados”. Por eso llamamos al conjunto de los trabajadores y jubilados a luchar por lo propio. Por salarios y jubilaciones que alcancen el valor de la canasta familiar. A defender las cláusulas gatillo o los distintos mecanismos de actualización. Que se prohíban los despidos. Denunciando a los dirigentes burocráticos cómplices y exigiendo que llamen a luchar. Y fundamentalmente para que el dinero vaya a salario y trabajo y a combatir los males sociales, no para los usureros de la deuda vía una negociación que no será beneficiosa para el pueblo trabajador. Ese es el mensaje de Izquierda Socialista, el sindicalismo combativo y el Frente de Izquierda con sus declaraciones y actos contra el FMI y el no pago de la deuda.

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