Escribe Reynaldo Saccone, ex presidente de la Cicop
El gobierno peronista de Alberto Fernández niega de hecho la gravedad de la situación pandémica. Está presentando cifras exageradamente optimistas que crean falsas expectativas en la población. Al mismo tiempo, oculta el fracaso de su plan de vacunación tras un festival mediático de llegadas de vacunas. Veamos la cruda realidad
Tenemos un altísimo nivel de contagios y muertes
A principios de marzo, cuando corrían ya dos semanas de vuelta a las clases presenciales, comenzó la curva ascendente de los contagios. En ese momento, en todo el país, los casos nuevos confirmados promediando los últimos siete días eran cerca de 100 cada 100.000 habitantes. A finales de abril esa cifra había subido por arriba de los 350 y siguió subiendo hasta los 400, cuatro veces más, esta semana.
Tomando como referencia las muertes, a principios de marzo había una cifra de decesos diarios de 128. A finales de abril ese número subió a 298 y actualmente ronda los 589, también cuatro veces más. En los últimos cien días se produjo el 38% de las muertes de toda la duración de la pandemia. ¿Dónde está la mejoría? ¿Cómo mira las cifras el gobierno peronista? El pequeño descenso que mencionan los funcionarios es desde números muy altos y muy reciente, como para marcar una tendencia. Ni el gobierno del Frente de Todos ni la oposición patronal de Juntos por el Cambio pueden basarse en esos argumentos para desmontar las medidas preventivas.
Tenemos tantas muertes porque fracasó el plan de vacunas
Los principales países imperialistas levantan las restricciones porque han logrado una significativa inmunización de su población. Si esta misma situación se diera en la Argentina, podría justificarse la suavización de las medidas preventivas. Pero eso no pasa ahora, ni va a pasar en un futuro más o menos cercano porque fracasó el plan de vacunación del gobierno.
Para ocultarlo, el gobierno despliega una campaña mediática de millones de dosis llegando al país. La realidad es otra, veamos las cifras. Los voceros oficialistas dicen que ya hay 20 millones de dosis en el país. Con 43 millones más, llegaríamos a las que se necesitan para vacunar el 70% de la población y lograr la inmunidad de “rebaño”. Pero, falta mucho todavía porque apenas el 21% recibió una sola dosis y solo el 7,4% de la población tiene la inmunización completa: unos 3,4 millones de personas.
Las vacunas, una ocasión de negocios para amigos
¿Es mucho o es poco 63 millones de dosis? ¿podremos lograr esa cifra tan alta teniendo en cuenta que recién andamos por los 20 millones de los cuales solo aplicamos unos 16 millones? El laboratorio mAbxience festejó esta semana que llegó a los 100 millones de dosis de Oxford/AstraZeneca en la planta de Garín. Esto demuestra que las vacunas se pueden producir en el país en cantidad suficiente y, además, ya están. Se necesitan un total de 63 millones y ya se hicieron 100. Pero no solo pueden producirse; también fraccionarse y envasarse localmente. La prueba la da el Laboratorio Richmond que lo está haciendo -a través de un contratista- con la vacuna Sputnik VIDA cuyo principio activo es enviado desde Rusia.
Marcelo Figueiras, su dueño, públicamente manifiesta que prefiere fondos privados, pero acepta créditos del gobierno a través del Fondo Nacional de Desarrollo Productivo (Fondep) y otros programas. El Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE), que conduce José Ignacio de Mendiguren, ya anticipó su interés en participar. Tanto Mendiguren como la esposa de Figueiras, la senadora María Laura Leguizamón, se alinean políticamente con el presidente de la Cámara de Diputados Sergio Massa. Hugo Sigman, por su parte, influye en el gobernador tucumano Manzur, Ginés González García y la ministra de Salud Carla Vizzotti. El mismo empresario se prepara para hacer la vacuna Sinopharm en su Laboratorio Elea. Sus contactos en el gobierno lo sostienen a pesar del fiasco de AstraZeneca en el país.
Evitemos más muertes incautando las dosis de Garín y elaborando vacunas masivamente
Está demostrada la capacidad de la Argentina para producir vacunas, pero el gobierno peronista privilegia los negocios de sus amigos en lugar de encarar la producción masiva, desconociendo, si es necesario, las patentes. El primer paso para lograrlo es incautar la producción de la fábrica de Sigman en Garín y completar su acabado en las instalaciones del país.
Pero esto es insuficiente. El gobierno debe centralizar, impulsar y controlar la producción del resto de las vacunas proyectadas para inmunizar ya, ahora, a toda la población.
Es imprescindible que el gobierno del Frente de Todos ponga a trabajar toda la capacidad de la industria farmacéutica como Richmond y otras empresas, en la elaboración de dosis. Y debemos exigirle que libere las patentes, como reiteradamente ha dicho Alberto Fernández, para que haya vacunas para todas y todos.