Las internas del gobierno peronista del Frente de Todos ocupan las páginas de los diarios, los portales y los comentarios de los programas de televisión. Ya ni siquiera disimulan. Diputados y senadores kirchneristas escribieron largos textos explicando su voto negativo al acuerdo con el Fondo. Un grupo de intelectuales también sacó posturas críticas a Alberto Fernández. Del otro lado, la propia vocera presidencial, Gabriela Cerruti, llegó a reconocer que “Cristina no le contesta el teléfono a Alberto”. Podríamos llenar páginas enteras reseñando estas anécdotas. Lo concreto es que esto refleja una fuerte crisis política en el peronismo. Lo que está en discusión es cómo se aplica el ajuste. Alberto Fernández y la mayoría de sus ministros están dispuestos a garantizar la ejecución del acuerdo con el Fondo (el presidente se lo acaba de confirmar personalmente a la jefa del FMI, Kristalina Georgieva). El kirchnerismo, desde Cristina y Máximo para abajo, tratan de “despegarse” del ajuste y sus consecuencias, a la vez que dejan claro que ellos no llaman a romper con el Fondo ni dejar de pagar la deuda, sino que solo critican que “lo hubieran negociado de otro modo”.
La crisis en el peronismo tiene una causa básica: el ajuste, que ya venía de antes del acuerdo con el Fondo, y que ahora se profundiza. Esto genera que cada vez más sectores de su propia base social lo cuestionen y miren con simpatía al Frente de Izquierda como alternativa. Una gran parte de los discursos encendidos contra el FMI que escuchamos del kirchnerismo tiene un objetivo bien concreto: no permitir que parte de su base vaya hacia la izquierda.
Toda la realidad nacional está recorrida por el mayor ajuste vía el pacto con el FMI, al que se ha comprometido el gobierno con los votos de Juntos por el Cambio en el Congreso. Todos están de acuerdo en que se lleve adelante, pero a la vez la mayoría trata de “no quedar pegado”. Esto se ve en el Frente de Todos, pero incluso también en la oposición patronal de Juntos por el Cambio.
La realidad es que nadie está realmente interesado en resolver los problemas que afectan al pueblo trabajador, que en estos días pueden resumirse en algo básico: la plata no alcanza ni siquiera para pagar la comida. Los salarios, las jubilaciones, la AUH, los planes sociales, todo va quedando pulverizado frente a una inflación desbocada, con centro en los alimentos. Los anuncios del gobierno acerca de comenzar una “guerra contra la inflación” sólo sirvieron para que las grandes empresas monopólicas de la alimentación y los otros bienes que componen la canasta familiar aumenten aún más desaforadamente los precios. Las medidas con las que finalmente salió a responder el gobierno son de una tibieza absoluta: ninguna sanción, ningún planteo de precios máximos, e inclusive el aumento de las retenciones terminó siendo sólo a un sector muy pequeño (harina y aceite de soja) y en un monto muy reducido (del 31 al 33%). Todo lo demás es apenas el relanzamiento de viejos programas fallidos, como Precios Cuidados, que al poco tiempo son incumplidos por los propios empresarios que los firman.
La burocracia sindical de la CGT y las CTA aporta su cuota de complicidad para que pase el ajuste, firmando paritarias a la baja. Las dos últimas, de la UOM y la paritaria docente, así como lo acordado en el Consejo del Salario Mínimo, son casi calcadas: 45% de aumento en cómodas cuotas, cuando la inflación proyectada no bajará del 55/60%. Claro que nada es gratis: crece el repudio a la propia burocracia, casi un capítulo propio de la propia crisis del peronismo que comentamos anteriormente. Una muestra de esto es la caída de Caló de la conducción de la UOM, por un quiebre dentro de la misma burocracia.
Desde el sindicalismo combativo, que viene de realizar hace menos de un mes un exitoso plenario, le seguimos exigiendo a la burocracia que rompa su pacto con el gobierno, que convoque a asambleas, a plenarios de cuerpos de delegados, para motorizar un plan de lucha que salga de una vez a enfrentar el ajuste en curso.
Junto con el sindicalismo combativo, la izquierda es el único sector que salió a denunciar y pelear contra el acuerdo con el FMI. Desde el Frente de Izquierda Unidad convocamos y pusimos en pie un gran movimiento unitario, que realizó cuatro movilizaciones contra el pacto con el Fondo.
Desde Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda Unidad venimos planteando la necesidad de un programa alternativo al del FMI y su ajuste. Que comience por suspender inmediatamente los pagos de deuda externa y romper con el Fondo. Que siga con un aumento salarial de emergencia para que nadie gane menos que el valor de la canasta familiar (hoy calculado por los trabajadores de ATE Indec en 136.104 pesos), su reajuste de acuerdo al incremento del costo de vida y la reapertura inmediata y sin techo de todas las paritarias. Que luche de verdad contra la inflación, sancionando a quiénes la generan y se benefician con ella, las grandes patronales. Con precios máximos a los productos de la canasta familiar y fuertes sanciones a quienes lo violen. Con medidas reales contra los monopolios agroexportadores, como la nacionalización del comercio exterior, y los especuladores financieros, con la nacionalización de la banca. Que reestatice las privatizadas bajo gestión de trabajadores y usuarios, para brindar servicios de calidad y con tarifas sociales para quien las necesite. Con una YPF 100% estatal y la recreación de una empresa como Gas del Estado, para terminar con el saqueo y recuperar plenamente nuestros recursos energéticos.
Este programa sólo lo plantea el Frente de Izquierda Unidad. No partimos de cero. Llevamos más de diez años de unidad de la izquierda, apoyando y estando presentes en todas las luchas. Siendo muchas veces la única voz contra los planes de ajuste y entrega en el Congreso y las legislaturas provinciales. Por eso, como decíamos más arriba, ante la crisis del peronismo, una franja cada vez más amplia nos observa con atención y se acerca a nuestras propuestas. De eso se trata, de avanzar en seguir fortaleciendo cada vez más esta alternativa política, la que plantea que gobiernen los trabajadores y avancemos hacia el socialismo.