Sobre el final de 2022, la lucha incansable de Abuelas de Plaza de Mayo tuvo nuevos hitos con la restitución de la identidad de los nietos 131 y 132. Al respecto conversamos con nuestra compañera de Izquierda Socialista Juliana García, hija de Beatriz Recchia y Antonio García, desaparecidos durante la última dictadura militar. Juliana, quien pudo conocer a su hermana nacida en el Centro Clandestino de Detención que funcionaba en Campo de Mayo después de una muy intensa búsqueda, nos contó que siempre estuvo vinculada con Abuelas, donde trabajó en sus equipos técnicos. Y que hoy continúa la búsqueda desde una unidad fiscal que investiga los casos de apropiación durante la dictadura.
Luego de la restitución de la identidad del nieto número 131, Juliana nos transmitió las sensaciones de quienes vienen peleándola hace décadas: “No se venía dando. Pasaron unos 3 años, desde antes de la pandemia. Nunca había pasado tanto tiempo sin poder encontrar un nieto o nieta. Estábamos ya, no desmoralizados, pero lo estábamos necesitando. Encima se dio justo a los días de ser campeones mundiales, así que tuvo un gusto como mundialista de traer la copa”.
Juliana sigue reflexionando: “Todavía faltan recuperar cientos de nietas y nietos. Hay compañeras y compañeros de búsqueda que aún están buscando a sus hermanos y todavía no pudieron darle el abrazo que yo le di a la mía. Es un trabajo muy difícil que lo vino haciendo Abuelas junto a los organismos. Y mucho se pudo hacer gracias al aporte de la sociedad civil, del pueblo, que fue aportando datos. Esos datos son la materia prima sobre la que se hacen las búsquedas. Sigue siendo sumamente importante que continúen esos aportes. Apelamos a romper el pacto de silencio. Porque esto fue un plan sistemático de apropiación que se hizo en clandestinidad porque no tenemos mayores cosas para avanzar. Es importante la apertura de los archivos para avanzar en los juicios. Y para avanzar en la búsqueda de los nietos que faltan son muy importantes estos datos que se puedan aportar, y que se destine mayor cantidad de recursos en esa búsqueda porque no hay más tiempo. Ya muchas abuelas murieron. Las mías no pudieron conocer a su nieta, mi hermana. El encuentro es una necesidad imperiosa. No puede pasar mucho más tiempo para que aparezcan todos los que faltan”.
