Escribe Reynaldo Saccone, ex presidente de la Cicop

La “rebelión de amparos” presentados a la justicia contra los aumentos siderales de las cuotas de la medicina prepaga expresó la indignación de millones, muchos de ellos integrantes de la clase media y media alta y, en gran parte, votantes de La Libertad Avanza. Por ello el gobierno tuvo que retroceder con la desregulación.

Cuando Milei vio los sondeos que mostraban el rechazo a la suba de las cuotas entre su propia base social, “muteó” su propia cháchara libertaria e inició acciones legales contra las principales empresas financiadoras de salud acusándolas de cartelización. Al mismo tiempo planteó que los aumentos fueran de acuerdo al índice de precios y, eventualmente, que devolvieran lo cobrado de más.

Que la marcha atrás del ultraderechista presidente Milei se hubiera dado sin concentraciones ni manifestaciones callejeras muestra que el uso que hace de las encuestas que le son favorables no le sirvió en en este caso. Su retroceso es más significativo aún porque, con las prepagas, violó su propio dogma, el “verso” liberal de que el Estado no debe intervenir en la economía, que los precios se acomodan solos. Al constatar su caída en las encuestas, se olvidó (aunque sea transitoriamente) de sus creencias y apeló al Estado para revertir el desastre que su propia política había creado. Como dijo La Nación (21/4/2024) “El caso de las prepagas tuvo la fuerza de una crisis”.

Desde Izquierda Socialista/FIT Unidad sostenemos que el tema de las prepagas es apenas uno de los tantos problemas que presenta la atención de salud en nuestro país. La existencia de tres subsectores, obras sociales mediocres, prepagas ricas y sistema público estatal pobrísimo son la base de la anarquía e inequidad del acceso a la salud para la clase trabajadora y sectores populares. Nosotros luchamos por un sistema único nacional estatal, centralizado, igual para todos con atención y remedios gratis, controlado por sus trabajadores y usuarios. Este sistema debe ser financiado con impuestos progresivos a las grandes empresas y fortunas y con los fondos que se dedican a la deuda externa.