May 03, 2024 Last Updated 3:08 PM, May 3, 2024

Izquierda Socialista

Escribe Huilen Retacchi, Izquierda Socialista Facultad de Artes

Tras dos años, volvimos a la presencialidad enmarcada en un mayor ajuste y crisis del gobierno nacional. La pasividad dentro de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) hizo primar los Centros de Servicios, donde agrupaciones ligadas a la gestión como Franja Morada (FM), Sur y UEU (PJ Córdoba) desplegaron campañas asistencialistas millonarias, alejadas de la discusión política y las demandas más sentidas por el estudiantado.

A rector, la lista oficialista Somos (UCR-PJ Córdoba) ganó con el 63% ante la lista kirchnerista de Vamos (36%). Ambas representan la continuidad del ajuste en la Universidad y la educación al servicio de las grandes empresas.

La Franja Morada, a pesar de perder la conducción de Derecho en manos de la UEU, crece y se reafirma como la principal fuerza estudiantil. El CEU, independientes afines a FM, conquistó el centro de Exactas que estaba en manos del MNR (PS). Por su parte, La Bisagra (kirchneristas del MPE) si bien pudo reafirmar sus conducciones en Comunicación, Famaf y Filosofía, viene de perder casi la mitad de su caudal electoral y los Centros de Sociales y Artes en la elección de fines de 2021.

Desde el FIT Unidad nos presentamos en diez facultades. Al igual que en la UBA y La Plata, se repitió el lamentable divisionismo del Ya Basta-Nuevo MAS que llevó a la dispersión del voto, centralmente en Filosofía y Humanidades donde el consejero de la izquierda pasó a manos de la Franja Morada.

Desde la Juventud de Izquierda Socialista nos centramos en la crisis actual y su implicancia en la UNC, denunciando al gobierno nacional y a las autoridades ligadas a Juntos por el Cambio, planteando la necesidad de un aumento presupuestario y de recuperar Centros democráticos de lucha para poner la educación al servicio de las necesidades de las mayorías populares y no de las grandes empresas y el FMI. Seguiremos apostando a fortalecer una alternativa independiente y combativa dentro de la UNC para seguir dando estas peleas.

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El lunes 17 de mayo de 2021,  Fernanda Guardia y Sol Viñolo con su auto roto esperaban una grúa en la banquina de avenida Circunvalación, y Agustín Burgos había ido a auxiliarlas. Paralelamente, Alan Amoedo transitaba por allí a gran velocidad en un Vento, auto de alta gama, rebasando vehículos por la derecha y por la banquina. Así fue como atropelló a los tres jóvenes, acabando con las vidas de Agus y Sol, y dejando a Fer con gravísimas secuelas. Las pericias demostraron que Amoedo había consumido alcohol y drogas cuando provocó el siniestro vial y que llevaba varios días en ese estado. También salió a la luz que tenía por costumbre filmarse manejando mientras consumía alcohol.

Fue un largo año de movilizaciones para familiares y amigos de las víctimas, que desde Izquierda Socialista acompañamos desde el primer día. Durante ese tiempo Amoedo permaneció libre y se sostenía la carátula de homicidio culposo en ocasión de accidente vial, con una pena de tres a seis años. El pasado viernes 27 de mayo se dictó la sentencia a nueve años de prisión bajo el cargo de homicidio simple con dolo eventual y lesiones gravísimas.

Al respecto Daniel Burgos, hermano de Agustín nos expresó: “Este fallo histórico no hubiera sido posible sin el reclamo popular. Lo más importante de todo esto ha sido la lucha en las calles, sin eso ni hubiéramos entrado a juicio este año. Todo se dio por las movidas que organizamos familiares y amigos, por el apoyo de organizaciones sociales e incluso de los medios de comunicación. El poder judicial tuvo que ceder y entender que iban a tener un costo político muy grande si no hacían lo que correspondía, que no es ni más ni menos que hacer justicia.

Este cambio de carátula en el proceso del juicio es inédito, sienta un precedente a nivel nacional y abre  la posibilidad de un cambio a todo nivel. Seguiremos peleando por una conciencia vial activa porque conducir no es un acto individual sino un acto social y colectivo y un accidente de tránsito no es lo mismo que un crimen vial.

A pesar de que este proceso judicial ha durado más de un año y que la justicia acostumbra encubrir a los homicidas al volante, generalmente ligados al poder; hoy se abre la bisagra, el umbral, para que familiares de otras víctimas, puedan obtener la justicia que merecen desde hace mucho tiempo. Los alentamos a no abandonar la lucha y a ganar las calles, nosotros seguiremos acompañando estas luchas y estaremos atentos y movilizados para que la sentencia que conseguimos quede firme.”

Corresponsal

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Escribe Mercedes Trimarchi, legisladora electa por Izquierda Socialista/FIT Unidad
 
Aquel 3J de 2015 quedará para siempre grabado en nuestra memoria. Con el grito de Ni una Menos y Vivas nos queremos, las mujeres y disidencias salimos a las calles a exigir el fin de la violencia machista y que se terminen los crímenes de odio hacia las mujeres, lesbianas, travestis y trans. Desde aquella emblemática fecha que ya es parte del calendario de luchas feministas, las mujeres y disidencias hemos ganado en organización y profundizado en nuestros reclamos. Sin embargo, desde el 2015 a esta parte pasaron tres gobiernos (Cristina Fernández, Mauricio Macri y Alberto Fernández) y ninguno de ellos brindó una verdadera solución a la angustiante cifra de un femicidio y trans/travesticidio por día.
El presidente Alberto Fernández destacó ese día en Twitter que: “El índice de femicidios, travesticidios y transfemicidios registró el valor más bajo de la historia”, según datos del Registro Nacional de Femicidios de la Justicia Argentina. Pero nada dijo sobre el verdadero calvario que debe transitar una víctima de violencia de género en nuestro país para encontrar una respuesta, cuando deben huir de los violentos para proteger su propia vida y la de sus hijes. Tampoco dijo nada acerca de la insuficiencia del Plan Acompañar (destinado a víctimas de violencia de género) que no llega a los 40.000 pesos  y es solo por seis meses. Tampoco dijo nada sobre la revictimización de las denunciantes por parte del personal policial y judicial.

Por esto y por presupuesto para erradicar la violencia de género es que fuimos miles en las calles el pasado 3J en todo el país. Porque no van a lograr callarnos y vamos a seguir peleando por nuestro derecho a no ser el próximo cuerpo “encontrado sin vida” que diariamente leemos en los portales de noticias.

Misma plaza: dos convocatorias

Tal como sucedió el pasado 8M, en el día internacional de las mujeres, en el Congreso hubo dos convocatorias para el 3J. Por un lado, desde la asamblea independiente de mujeres y disidencias en la que participamos con Isadora e Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda Unidad, leímos un pliego de reivindicaciones en el que se reclamó que la deuda es con nosotras/nosotres y no con el FMI, para que ese dinero se destine a combatir la violencia de género y no al pago de la deuda externa. Allí mismo reclamamos por la separación de la Iglesia del Estado y presupuesto para la aplicación de la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), y por una Educación Sexual laica, científica y con perspectiva de género. Por otro lado, estuvo la convocatoria de las organizaciones de mujeres y LGBT+ ligadas al Frente de Todos, que en su documento mencionaron tímidamente a Larreta pero obviaron denunciar la responsabilidad del gobierno nacional frente a la violencia de género. De esta manera, se ve cómo diferentes organizaciones (Patria Grande, Movimiento Evita, CCC/PCR, entre otras) fueron cooptadas por el gobierno y, desde su lugar cómodo en algún Ministerio, abandonaron la lucha por la independencia política del movimiento feminista respecto a los gobiernos que defienden con   sus instituciones este sistema capitalista y patriarcal.

Escribe Federico Novo Foti
 
El 14 de junio de 1982, el General Menéndez firmó la rendición argentina dando por terminada la Guerra de Malvinas. La movilización revolucionaria de las masas, motorizada por la bronca creciente, derribó a Galtieri y al régimen militar, conquistando amplias libertades democráticas y abriendo una nueva etapa en el país. Pero la ausencia de una dirección revolucionaria de peso permitió a peronistas y radicales desviar la movilización hacia las elecciones y la democracia burguesa, continuando con el capitalismo semicolonial.
 
El 14 de junio de 1982 cayó Puerto Argentino en las islas Malvinas, a tres días de iniciada la ofensiva británica final. Esa misma noche el General Mario Benjamín Menéndez firmó la rendición ante el General Jeremy Moore. Así terminaba, tras setenta y cuatro días, la guerra en las islas Malvinas e islas del Atlántico Sur.

La Junta Militar, encabezada por el Teniente General Leopoldo Fortunato Galtieri, había planificado un paseo militar, esperando recuperar las islas en la mesa de negociaciones, confiando en el apoyo del imperialismo estadounidense. No buscaba un enfrentamiento militar con el imperialismo británico, sino realizar un golpe de efecto para prestigiarse y desviar hacia los ingleses el odio popular contra su dictadura genocida, que crecía al ritmo de la crisis económica. Pero el tiro le salió por la culata.      

Galtieri y la Junta quedaron atrapados entre el imperialismo, que decidió ir a la guerra sin negociar, y la enorme y genuina movilización obrera y popular anti imperialista, desatada en todo el país y varios países de Latinoamérica. Finalmente, su temor a la movilización de las masas y su servilismo ante el imperialismo fueron más fuertes. Iniciados los combates el 1° de mayo, a pesar del heroísmo de los conscriptos, soldados rasos y parte de la oficialidad, la Junta se rehusó a tomar las medidas políticas, económicas y militares que exigían los esfuerzos de la guerra para triunfar. Posteriormente, en los primeros días de junio, con la venida del Papa Juan Pablo II y el apoyo de peronistas y radicales, impusieron la capitulación (ver nota "2 de abril de 1982 / La guerra de Malvinas y el PST").
 
¿Por qué cayó la Junta Militar?

Los manuales escolares dicen que la Junta Militar “cayó por su propio peso”. Cuentan que el sucesor de Galtieri, el General Reynaldo Bignone, simplemente “anunció un proceso de transición democrática”. Partidos de izquierda, como PTS, afirman que hubo una “transición pactada” y PO que “la iniciativa de volver a la democracia fue tomada por el imperialismo norteamericano”.[1] Estos relatos ocultan o minimizan el rol jugado por la lucha de los trabajadores y los sectores populares. Lo cierto es que Galtieri cayó por la movilización revolucionaria de las masas, que impuso la disolución de la Junta Militar genocida y conquistó amplias libertades democráticas, abriendo una nueva etapa en el país.

El 15 de junio, la Junta Militar llamó a la población a concurrir a Plaza de Mayo para escuchar a Galtieri. Mientras llegaba la gente a la plaza la indignación aumentaba: “los pibes murieron, los jefes los vendieron” se cantaba. Pronto volvió a resonar el “se va a acabar la dictadura militar”, tal como había sucedido antes del inicio de la guerra, el 30 de marzo, durante el paro y la movilización de la CGT Brasil. La represión policial se desató, pero las movilizaciones continuaron. El 16 de junio cayó Galtieri y el 23 se disolvió la Junta Militar. Durante días no hubo quien gobernara el país.   

Bignone asumió recién el 1° de julio. Su gobierno dio continuidad formal a la dictadura, pero el régimen militar estaba herido de muerte. Bignone debió apoyarse exclusivamente en el Ejército y sobrevivió gracias al apoyo de los partidos patronales, peronista y radical, reunidos en la Multipartidaria. Pero las huelgas y movilizaciones obreras continuaron contra los impuestos, los desalojos e indexación de los alquileres, también hubo ocupación de terrenos y viviendas. La lucha por libertades democráticas creció, al igual que la participación en las marchas de las Madres de Plaza de Mayo. El desprestigio de los militares era absoluto, con protestas públicas contra la alta oficialidad, como la de los veteranos de Malvinas que los insultaban públicamente. El 6 de diciembre hubo una huelga general contra la dictadura y otra en marzo de 1983.  

Ante su extrema debilidad, Bignone se vio obligado a levantar la “veda política”, permitir reuniones o manifestaciones públicas, con o sin autorización policial, y terminar con la censura, dejando correr incluso publicaciones y actividades de partidos trotskistas como el Partido Socialista de los Trabajadores (PST), que aún estaba proscripto. Los partidos patronales en la Multipartidaria, entretanto, aprovecharon la coyuntura para intentar frenar y desviar las movilizaciones y encaminar la crisis hacia una salida electoral ordenada, fijada finalmente para octubre de 1983.  
 
Lecciones de la guerra y la caída de la dictadura

La disolución de la Junta Militar tras la rendición y el fin del régimen militar fueron enormes triunfos revolucionarios conquistados por las masas movilizadas. Que la dictadura no “cayó por su propio peso” o como resultado de un “pacto con el imperialismo yanqui” lo demuestran los juicios que llevaron a la cárcel a las cúpulas militares, la continuidad de las movilizaciones masivas cada 24 de marzo que exigen justicia por los 30.000 detenidos-desaparecidos, el desprestigio aún vigente de las Fuerzas Armadas y que se se enterrara por décadas la posibilidad de una salida militar a las sucesivas crisis de gobierno en nuestro país.

La nueva etapa abierta en el país significó la caída del régimen que secuestró, torturó, asesinó y desapareció a miles de personas y la conquista de amplias libertades democráticas. Solo la ausencia de una dirección revolucionaria reconocida por las masas permitió, en ese entonces, que la movilización fuera desviada hacia la salida electoral impuesta por la Multipartidaria. Evitaron así que se avanzara hacia un gobierno de trabajadores y trabajadoras. En los años subsiguientes, fueron los gobiernos patronales radicales, peronistas o macristas, quienes buscaron impunidad para los militares genocidas (obediencia debida, punto final, indultos, juicios a cuentagotas, etcétera) y continuaron sometiendo a nuestro país al imperialismo. Vienen así creciendo vertiginosamente la pobreza, la miseria, la desocupación, entre otros males sociales. Por eso desde Izquierda Socialista en el FIT Unidad llamamos a la ruptura con los partidos patronales y sus gobiernos, a construir una alternativa que impulse y encabece las luchas por trabajo, salario, salud, educación y vivienda, contra el pago de la deuda y el pacto del gobierno y el FMI. Hoy sigue vigente la lucha por la recuperación de las islas Malvinas y la segunda y definitiva independencia, que sólo serán posibles con un gobierno de trabajadores y trabajadoras hacia el socialismo.

[1] Ver Liszt, G. “¿Quién fue Moreno?” en La Izquierda Diario (25/1/2020) y Santos, R. “Los documentos secretos…” en Prensa Obrera N° 1214 (15/3/2012).

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Además desarrollamos las políticas de fondo para salir de la crisis económica, y generar los puestos de trabajo, salarios, salud y educación públicas, que necesitamos las y los trabajadores.

En las notas de El Socialista se expresan también el sindicalismo combativo y las diversas luchas, que enfrentan a las multinacionales, las patronales y a la traición de los burócratas sindicales. Peleas contra la represión, por los derechos de las mujeres y en defensa del ambiente.

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