Escribe Nicolás Núñez, referente de Ambiente en Lucha
El 2021 fue otro año en el que la ciencia ratificó que estamos camino a grandes cataclismos fruto del calentamiento global. En el que los gobiernos capitalistas siguieron con su “bla, bla, bla” como si nada pasara, y en el que la lucha socioambiental siguió creciendo en las calles de todo el mundo.
Aumenta la temperatura de un planeta en llamas
Primero la evidencia científica. Para evitar el aumento de la temperatura global de 1.5° (punto de inflexión que podría desatar cataclismos climáticos incalculables), las emisiones de gases de efecto invernadero deberían reducirse casi a la mitad para 2030 y en un 100% en 2050. ¿Cuánto disminuyeron en 2021? Nada. Aumentaron. A escala global las multinacionales impusieron en 2021 ritmos brutales de contaminación, y aumentos de precios en el caso de las energéticas, para “recuperarse” de la crisis desatada por la pandemia del Covid-19. Además, las petroleras, principales emisoras, tuvieron un gran triunfo al conseguir que la COP 26 (Glasgow, Escocia), conferencia de la que participaron los gobiernos de todo el mundo, no proclame ningún objetivo específico para el sector.
Es este marco el que explica cómo cada año que pasa bate récords de temperaturas, se generalizan los incendios descontrolados, las inundaciones y sequías. Y también se dan fenómenos como los tornados en pleno otoño que se dieron en el centro de Estados Unidos la semana pasada.
Argentina: acotado doble discurso y múltiple saqueo
Alberto viajó a la cumbre de Glasgow para hacer gala de su preocupación por el calentamiento global, y siguió el Frente de Todos rodeándose de agrupaciones afines como Jóvenes por el clima, pero la realidad es que en 2021 la negociación con el FMI dejó poco margen incluso para su característico doble discurso. Hicieron campaña con un spot que decía “sí a la Ley de Humedales”, pero la están dejando perder estado parlamentario. Prometieron apoyo a los pueblos originarios, pero dejaron vencer en el Congreso la Ley 26.160 de emergencia territorial. Presentaron un presupuesto 2022 que ajusta partidas claves como las de protección de bosques, acompañadas además por una Ley de Hidrocarburos pro-fracking, y una Ley de Agroindustria pro-oligarcas y pro-Monsanto. Además, en provincias como Chubut el año es capicúa: empezó con la resistencia a la rezonificación pro-megaminera, y así mismo está terminando, con el gobierno de Arcioni cumpliendo con el mandato de Fernández de ir por levantar las trabas legales para esta industria contaminante. En el medio, sí logramos que el gobierno desista a nivel nacional de firmar el memorándum de las mega fábricas de cerdos con China, pasando ahora la resistencia a cada una de las provincias que busquen acuerdos bilaterales como Chaco.
La realidad es que ya sean ríos, sierras, bosques, humedales, montañas, llanuras, etcétera, no hay territorio del país a salvo de ser explotado al servicio de juntar dólares para pagar la deuda, y otorgar facilidades a las multinacionales amigas del gobierno.
Basta de Falsas Soluciones
En el balance del año, el gesto de Greta Thunberg, la joven referente del movimiento ambientalista global, no debe pasar desapercibido: plantarse ante la COP 26 y decir que los cambios vienen de la calle y no de ahí adentro, es lo contrario de lo que hicieron las agrupaciones ambientales más mediáticas de la Argentina que entraron “a las negociaciones” a los abrazos con Cabandié, ministro de Ambiente del gobierno nacional, y después tratando de buscar algo positivo de una cumbre que fue un fraude. Se ratifica que la independencia política de los gobiernos y apostar a la movilización y no a las negociaciones palaciegas son las dos piedras fundamentales sobre las que construir un movimiento de lucha unitario contra la catástrofe ambiental.
Es con esas dos premisas que este año se consolidó el desarrollo de experiencias como la de la Coordinadora Basta de Falsas Soluciones a nivel plurinacional, y otras experiencias locales ligadas como la de la Coordinadora Socioambiental de la Provincia de Buenos Aires. En ellas, desde Ambiente en Lucha apostamos a seguir interviniendo en pos de la mayor unidad y contundencia, y al mismo tiempo, discutir con todo el mundo las medidas de fondo necesarias para frenar la devastación ambiental capitalista: aquellas que vendrán de la mano de conquistar gobiernos de la clase trabajadora.
2021 ratificó que la disyuntiva es: socialismo o catástrofe.
Jeff Bezos y los tornados
(foto de nota)
Treinta tornados golpearon esta semana simultáneamente zonas donde entre 1991 y 2010 casi no hubo ninguno, generando decenas de muertos. Entre ellos seis operarios que murieron en Illinois, al derrumbarse una central de acopio de Amazon, la empresa de Jeff Bezos. Uno de los hombres más ricos del mundo, que obligó a sus empleados a ir a trabajar a pesar de las alertas. Un botón de muestra de escenas cada vez más generalizadas en el mundo por venir si no ponemos un freno a la barbarie capitalista.
Salió la revista dedicada al tema ambiente. Pedila
La UIT-CI ante la destrucción ambiental capitalista
La catástrofe que nos amenaza y como combatirla
Presentamos un trabajo, aprobado en el VII Congreso Mundial/ diciembre 2020, que da una visión marxista de la crisis ambiental capitalista que va desde los antecedentes de los maestros del marxismo hasta nuestros días.
El mundo está sufriendo una de las crisis más graves de su historia. No sólo crecen la pobreza, la explotación, el hambre y hasta la falta de agua potable para miles de millones de personas, sino que estamos sufriendo enfermedades masivas, como el Covid-19. La causa de esta calamidad es el sistema capitalista-imperialista, un sistema irracional, injusto y al servicio de los capitalistas. El caldo de cultivo de las nuevas enfermedades es la miseria creciente, el hacinamiento y los cambios climáticos. El Covid-19 puso en evidencia la debacle del capitalismo y destrucción, por ejemplo, de la salud pública estatal.
Parte de esa debacle es el cambio climático y el avance de la destrucción ambiental. Informes científicos indican que hacia el año 2050 el planeta podría ser inhabitable sino se frena las emisiones de CO2. Este es el abismo a donde nos llevan el capitalismo, mientras una minoría de multimillonarios y sus multinacionales siguen multiplicando sus gigantescas ganancias. Sólo el derrocamiento del sistema capitalista-imperialista, la expropiación de la burguesía y gobiernos socialistas de los trabajadores pueden planificar racionalmente la economía mundial para cuidar a la naturaleza y al ser humano como parte de ella. En ese camino de lucha el pronóstico de los científicos, hacia el límite del año 2050, no significa que sea inexorable. Las luchas pueden obtener logros y modificaciones parciales en las políticas energéticas y ambientales. No serán cambios de fondo, pero las luchas pueden ir contrarrestando el ritmo de la crisis ambiental. La lucha está abierta y no somos colapsistas.
Desde el 2018 el movimiento contra la contaminación ambiental y el calentamiento global se ha masificado, encabezado por una corriente juvenil con centro en Europa pero extendido mundialmente. Es un movimiento progresivo y que tiende a chocar con las multinacionales y los gobiernos capitalistas que son los responsables de la contaminación y de que no haya soluciones.
Nos consideramos parte de este movimiento y apoyamos las demandas justas y hacemos todo lo posible por lograr la más amplia unidad de acción por las mismas, sin ningún tipo de sectarismo. Somos el sector socialista revolucionario de este movimiento amplio en defensa de la vida en el planeta. La UIT-CI apoya e impulsa todas las luchas populares y de la juventud, en defensa de los recursos naturales y que enfrenten el saqueo y la depredación de la naturaleza.
Levantamos un programa para impulsar la movilización buscando la más amplia unidad de acción en defensa del medio ambiente pero también denunciando el saqueo de las riquezas por parte del imperialismo y las multinacionales en la perspectiva de unir estas luchas a las de la clase trabajadora y los sectores populares del mundo para imponer un cambio de fondo: gobiernos de las y los trabajadores y el socialismo. La disyuntiva es: Socialismo o catástrofe.
Valor 200 pesos
Salió la revista dedicada al tema ambiente. Pedila
Valor 200 pesos.
La UIT-CI ante la destrucción ambiental capitalista
La catástrofe que nos amenaza y como combatirla
Presentamos un trabajo, aprobado en el VII Congreso Mundial/ diciembre 2020, que da una visión marxista de la crisis ambiental capitalista que va desde los antecedentes de los maestros del marxismo hasta nuestros días.
El mundo está sufriendo una de las crisis más graves de su historia. No sólo crecen la pobreza, la explotación, el hambre y hasta la falta de agua potable para miles de millones de personas, sino que estamos sufriendo enfermedades masivas, como el Covid-19. La causa de esta calamidad es el sistema capitalista-imperialista, un sistema irracional, injusto y al servicio de los capitalistas. El caldo de cultivo de las nuevas enfermedades es la miseria creciente, el hacinamiento y los cambios climáticos. El Covid-19 puso en evidencia la debacle del capitalismo y destrucción, por ejemplo, de la salud pública estatal.
Parte de esa debacle es el cambio climático y el avance de la destrucción ambiental. Informes científicos indican que hacia el año 2050 el planeta podría ser inhabitable sino se frena las emisiones de CO2. Este es el abismo a donde nos llevan el capitalismo, mientras una minoría de multimillonarios y sus multinacionales siguen multiplicando sus gigantescas ganancias. Sólo el derrocamiento del sistema capitalista-imperialista, la expropiación de la burguesía y gobiernos socialistas de los trabajadores pueden planificar racionalmente la economía mundial para cuidar a la naturaleza y al ser humano como parte de ella. En ese camino de lucha el pronóstico de los científicos, hacia el límite del año 2050, no significa que sea inexorable. Las luchas pueden obtener logros y modificaciones parciales en las políticas energéticas y ambientales. No serán cambios de fondo, pero las luchas pueden ir contrarrestando el ritmo de la crisis ambiental. La lucha está abierta y no somos colapsistas.
Desde el 2018 el movimiento contra la contaminación ambiental y el calentamiento global se ha masificado, encabezado por una corriente juvenil con centro en Europa pero extendido mundialmente. Es un movimiento progresivo y que tiende a chocar con las multinacionales y los gobiernos capitalistas que son los responsables de la contaminación y de que no haya soluciones.
Nos consideramos parte de este movimiento y apoyamos las demandas justas y hacemos todo lo posible por lograr la más amplia unidad de acción por las mismas, sin ningún tipo de sectarismo. Somos el sector socialista revolucionario de este movimiento amplio en defensa de la vida en el planeta. La UIT-CI apoya e impulsa todas las luchas populares y de la juventud, en defensa de los recursos naturales y que enfrenten el saqueo y la depredación de la naturaleza.
Levantamos un programa para impulsar la movilización buscando la más amplia unidad de acción en defensa del medio ambiente pero también denunciando el saqueo de las riquezas por parte del imperialismo y las multinacionales en la perspectiva de unir estas luchas a las de la clase trabajadora y los sectores populares del mundo para imponer un cambio de fondo: gobiernos de las y los trabajadores y el socialismo. La disyuntiva es: Socialismo o catástrofe.
El gobierno anunció importantes inversiones extranjeras para la producción de hidrógeno verde. Es una tecnología que se dice más amigable con el ambiente, generada a partir de energías renovables. Contribuiría a la disminución del uso del carbón, retirándolo paulatinamente de los procesos industriales y de producción energética, buscando bajar la emisión de anhídrido carbónico.
Es notorio que los proyectos de este tipo de tecnología están pensados para el cambio en la matriz energética en los países imperialistas, dejando los pasivos ambientales de su instalación, es decir residuos y contaminación, en el “Tercer Mundo”.
No se puede perder de vista que esta “megainversión verde” es celebrada por el gobierno peronista, el mismo que impulsa paralelamente la Ley de Hidrocarburos, y la exploración petrolera en Mar Del Plata.
Además, el ministro de Desarrollo Productivo Matías Kulfas se encargó de aclarar que el único fin de este proyecto es la exportación, evitando tocar intereses de las petroleras que abastecen al país. El gobierno, lejos de darle a esta tecnología una perspectiva de descarbonización de la matriz energética, busca la forma de sacarle dólares para pagar la deuda externa.
Todo esto también va tono con la participación de Alberto Fernandez en la COP 26, que condiciona la acción ambiental a la posibilidad de pagar deuda externa con su propuesta de “canje de deuda por acción climática”. Esto implica legitimar la deuda ilegítima y fraudulenta que contrajo Macri y “ganar tiempo” para pagarla, poniendo alguna que otra instalación de paneles solares (como también hizo Macri) mientras por debajo de la mesa se fomenta el extractivismo capitalista para juntar dólares.
Necesitamos una real transición energética, independiente de las potencias y los tenedores de deuda. Necesitamos frenar ya mismo la lógica extractivista que mandata cada decisión energética y económica del país. Proponemos reestatizar los recursos energéticos privatizados durante los ´90, y ponerlos bajo control y desarrollo democrático de les trabajadores, consumidores y la comunidad científica, un paso ineludible para cualquier tipo de transición energética y productiva.
Necesitamos dejar de pagar la deuda externa y destinar esos recursos hacia una transición ecológica y social desde abajo.
Ambiente en Lucha
Escribe Pili Barbás, dirigenta de Ambiente en Lucha y candidata a legisladora porteña por Izquierda Socialista /FIT Unidad
Cada vez son más quienes dentro del ambientalismo le dan la espalda al doble discurso de Fernández. También hay quienes, ante tanta traición de los gobiernos, dudan en ir a votar. ¿Por qué no da lo mismo que haya o no una bancada de izquierda en el Congreso?
Las elecciones legislativas se darán en un cruce de caminos de gran cantidad de desafíos del movimiento socioambiental. Nos vamos a encontrar a semanas de que pierda “estado parlamentario” la Ley de Humedales, echando atrás lo poco que había avanzado. También tenemos encima la presentación de las leyes de Agroindustria e Hidrocarburos, con las que el gobierno quiere darle aún más beneficios a la oligarquía terrateniente y a las multinacionales del fracking que explotan Vaca Muerta. El propio “Presupuesto 2022” incluye también la problemática ambiental al estar cruzado con los compromisos del gobierno para pagar la deuda juntando dólares con más devastación ambiental. Y en la Patagonia, el Pueblo Mapuche está siendo criminalizado para dar lugar al avance del desmonte de bosque nativo, la megaminería y los negociados inmobiliarios.
En todas y cada una de esas discusiones nos encontramos con que no existe absolutamente ninguna grieta entre el gobierno peronista (Frente de Todos), la oposición macrista (Juntos) ni libertaria (Avanza Libertad): todos juntos avanzan hacia la sumisión al FMI. Acuerdan seguir usando el territorio de nuestro país como terreno de descarte de la explotación contaminante. Pura y exclusivamente un bloque de diputades del FIT Unidad va a presentar una tajante oposición a esta orientación política. El planteo de no pagar la deuda externa es el punto de partida de cualquier tipo de transición ecológica, para dejar explotar la naturaleza al servicio de las ganancias de los chupasangre del capital financiero. Se debe poner esos recursos al servicio de la salud, de la educación y de la creación de puestos de trabajo en el marco de un plan que termine con la permanente devastación ambiental.
Votá a quien no le da la espalda a tu lucha
Únicamente diputades como Juan Carlos Giordano y Mónica Scholotthauer de nuestro partido, Izquierda Socialista/FIT Unidad, acompañan movilizaciones como las de las familias contra Klaukol. Solo la bancada del Frente de Izquierda tomó la bandera de la lucha contra la reprivatización del Río Paraná y presentó un proyecto de re-estatización de la “Hidrovía”. Acá no hay doble discurso: decimos que queremos la Ley de Humedales y nuestros diputades acompañan las movilizaciones por dicha Ley. No hacemos como el Frente de Todos, con sus spots que dicen “sí a la ley”, y en el Congreso son elles mismes quienes la cajonean. Y por eso también hacemos propuestas de fondo que buscan articular los reclamos que surgen desde abajo, como el proyecto por la “Derogación del Código Minero Menemista”, que trabajamos con compañeres que intervienen en asambleas contra la megaminería en cada provincia.
Somos plenamente conscientes de que al extractivismo capitalista no se le va a poner fin en el Congreso, un lugar donde justamente mandan los partidos cuyas campañas electorales son financiadas en gran medida por el capital de la industria contaminante. Pero si la izquierda no logra renovar sus bancas, los reclamos de las luchas socioambientales de todo el país perderían la posibilidad que hoy tenemos de darles amplificación al contar con representantes en el Congreso que los defiendan. Así como también, de contar con diputades comprometidos que pongan el cuerpo en las movilizaciones para fortalecerlas. Necesitamos una bancada del Frente de Izquierda que siga rompiendo la unanimidad de los bloques ecocidas y extractivistas, y necesitamos hacer cada vez más fuerte el reclamo por un cambio total del sistema de producción, dejar atrás el lucro capitalista, y poner por delante los derechos de los sectores populares y la naturaleza.