¿Qué otra opción podrían votar si cuando los estudiantes salen a dar pelea por sus derechos a quien tienen al lado es a la izquierda?
Pensemos en los que trabajan 8, 9 o 10 horas por sueldos de miseria, en callcenters o empresas negreras, sin protección laboral, con la amenaza permanente de ser despedidos, ni qué hablar de la persecución a los que intentan organizarse. ¡Hasta el ministro de la Producción, Julio De Vido, tiene un callcenter con empleados precarizados que funciona en el noveno piso del Ministerio de Economía y el 60% de los que trabajan en el ministerio de Trabajo de Tomada está negro!
Los jóvenes podrán tener o no conocimiento de los versos que el gobierno repite sobre la economía, pero lo que todos sentimos sobre nuestros hombros es que el mentado "crecimiento", la "recuperación", se hace en base al sudor y superexplotación, que genera ganancias para los empresarios que la levantaron en pala en la última década.
Para peor, el ex ministro de Educación, Daniel Filmus, salió a celebrar que existan unos 800 mil jóvenes de entre 20 y 24 años "ni-ni", que ni trabajan ni estudian. En realidad, lo que sucede es que los beneficiados del modelo son las empresas, los bancos y los fondos a los cuales el gobierno les paga "serialmente" la deuda. Para cumplir con ellos lleva adelante una política de ajuste que cae sobre
los de abajo. Los ni-ni son una consecuencia nefasta del modelo, no algo a celebrar.
Lo que sí ofrece el gobierno a la juventud son miles de gendarmes, fuerzas represivas para vigilantear a los pibes en los barrios. Esas fuerzas que son responsables de cientos de casos de gatillo fácil. Y de liberar zonas para que actúen los narcos, como sucedió en Zavaleta (Capital Federal), donde un enfrentamiento se cobró la vida de Kevin Molina, un chico de apenas 9 años.
Ni la UCR, ni Macri, ni Binner hacen algo distinto. Sino veamos cómo la UCR cogobierna junto al kirchnerismo las universidades nacionales con una política privatizadora. O cómo el 51% de los jóvenes de Capital Federal gobernada por el PRO hoy cursan en escuelas privadas. O veamos la situación de los barrios populares del Gran Rosario, gobernado hace años por el Frente Progresista, donde se repiten y repiten casos como el de Kevin.
Frente a todas estas políticas, la juventud en todo el mundo se está levantando, como estamos viendo Brasil. También en nuestro país empieza a sentirse la bronca. Lo demuestran las tomas de universidades en La Rioja, Tucumán, la lucha de los secundarios y terciarios, desde Santa Cruz hasta la Capital. Lo muestra también la enorme elección que hizo la izquierda en la Universidad de Buenos Aires. El apoyo de la juventud a las propuestas del Frente de Izquierda es parte de este proceso y ése es el camino que queremos seguir profundizando.
Vamos por la defensa de un sistema estatal único, laico, de excelencia y al servicio de las necesidades
de los trabajadores y el pueblo. Todo el apoyo a las luchas de La Rioja, Tucumán, y de todos los secundarios y terciarios. Vamos por el fin de la tercerización y el trabajo en negro, por un aumento salarial acorde a la canasta familiar. Vamos con el Frente de Izquierda para fortalecer una alternativa política que dé respuesta al conjunto de las necesidades de la juventud, los trabajadores y el pueblo.