La inflación -que devora los bolsillos populares- se hace sentir con más fuerza en los artículos de la canasta familiar. Cuando en septiembre de 2004, con $100 se compraban 42 kilos de pan, hoy apenas alcanza para 5. Otro tanto sucede con la harina. Con esa plata, en 2004 se adquirían 103 kilos, y hoy, sólo 12. La semana pasada, la YPF “nacional y popular” aumentó en un 6% la nafta -llegando a un 25% en el año-. Para colmo, el senador K Aníbal Fernández, tiene la desfachatez de decir que “no hay inflación” (Infobae, 7/11). La década ganada fue para los empresarios.
En este escenario de aumentos de precios y el creciente impacto de la crisis mundial, las multinacionales aprovechan para hacerle pagar el costo a los trabajadores. El frigorífico más grande de Córdoba ya despidió a 70 trabajadores y comenzó a recortar turnos de trabajo. Otro tanto sucede con las suspensiones en las automotrices, como la General Motors de Rosario, que recortó jornadas de trabajo aduciendo “falta de inventario”. El caso paradigmático lo da la Barrick Gold, que redujo en 5 mil el número de trabajadores de marzo a la fecha.
No a la tregua de Moyano
En pocos días se cumple un año de la primera huelga general en la “era K”, que tuvo lugar el 20 de noviembre último. La CGT Moyano y la CTA Micheli venían barajando la idea de realizar una nueva medida de lucha, que tenga como demandas la reapertura de las paritarias, un bono navideño o un doble aguinaldo, ante el malhumor social que existe en los lugares de trabajo por el aumento del costo de vida. Todo esto, a sabiendas que dentro de poco se vienen los ajustes en las tarifas de los servicios y el transporte, como el subte, que se fue a $3,50.
Sin embargo, luego de varias idas y vueltas, el líder camionero salió a despegarse de la medida. Desde su gremio señalaron que “no podemos salir a la calle a protestar cuando la presidente todavía no está bien de salud” (Clarín, 6-11). Lo que constituye, a todas luces, una verdadera tregua con el gobierno K, mientras éste, incluso en ausencia de la mandataria, prepara nuevos pagos de deuda al Club de París.
Moyano, luego de haber ido con De Narváez en sus listas electorales -en una pésima elección, que incluso perdió en 20 de 24 distritos de Provincia de Buenos Aires con el Frente de Izquierda-, ahora se codea con el líder del Frente Renovador, declarando incluso que “nunca estuvimos separados de Massa, sólo ocupamos un lugar diferente en las elecciones” (Clarín, 11-11).
Hace falta un plan de lucha
Los docentes de Chubut vienen de ganar una gran lucha por salarios. A ellos se plegaron los petroleros de la provincia que paralizaron dos días la producción. Estos trabajadores marcan el camino. Con la unidad y la movilización obrera y popular se puede ganar.
A un año del último paro general, con los aberrantes aumentos en el costo de vida que se suceden a diario y que hace rato se comieron los aumentos en cuotas de principio de año pactados en las paritarias, se vuelve necesario y urgente un verdadero plan de lucha. Que unifique a todos los trabajadores, para exigir la reapertura de las paritarias, un bono navideño o doble aguinaldo para enfrentar la carestía de la vida, en pos de lograr un aumento salarial de emergencia para todos los trabajadores del país hasta llegar al valor de la canasta familiar. Reclamar, además, la eliminación definitiva del impuesto al salario, que se frenen los despidos y suspensiones, y se termine con el trabajo en negro.
Para ello hay que realizar asambleas, pedir que se convoque a los cuerpos de delegados con mandato para debatir las medidas de acción a tomar. Y, desde abajo, exigir a Moyano que rompa la tregua con el gobierno y llame junto a la CTA Micheli a un plan de lucha nacional.