Escribe: Miguel Lamas
El PSUV, partido oficialista, y Maduro lograron evitar una posible derrota electoral con medidas como adelantar el aguinaldo e imponer por 15 días una rebaja del 50% en muchos productos, especialmente electrodomésticos.
Esta medida fue puramente electoral. Muy lejos de un real control de precios sostenible en el tiempo. Las transnacionales y capitalistas siguen dominando el comercio e importación de Venezuela, y la rapiña por los dólares del petróleo. No existe una estatización del comercio exterior, ni ninguna medida que pueda llamarse socialista. La inflación llegó al 50% este año. El negocio de la burguesía es vender en el mercado paralelo dólares que les da el Estado: ¡El dólar oficial vale 6,30 bolívares por dólar y el paralelo a 50 bs por dólar! El resultado de semejante distorsión se expresa en escasez extrema de productos esenciales y salarios devaluados.
La votación chavista retrocede en las principales ciudades, perdiendo en Valencia, Maturín, Barquisimeto, Barinas, capital del estado natal de Chávez. Además pierde unas 16 alcaldías de las 265 en las que antes gobernaba. La derecha volvió a ganar en los dos más grandes conglomerados urbanos: la Alcaldía Metropolitana de Caracas y Maracaibo.
Voto castigo
Al voto derechista histórico, que es claramente minoritario, se sumó en la votación por la MUD en las grandes ciudades el voto castigo. Una parte de los trabajadores y sectores de clase media pobre votan a la MUD porque es lo que tienen a mano como posibilidad para castigar al gobierno electoralmente. Pero es equivocado, porque la MUD no es una alternativa progresiva al chavismo, sino que es una alianza de derecha proimperialista, aunque intente disfrazarse con una figura “nueva” como Capriles. Esto también hizo que grandes sectores populares mantuvieran su voto por el PSUV chavista, pese a su descontento, porque repudian a esta vieja derecha que antes gobernó Venezuela produciendo también un desastre, pese a la inmensa riqueza petrolera.
Oposición de izquierda
Aunque con resultados muy modestos, el PSL (Partido Socialismo y Libertad, UIT-CI) viene creciendo y logró presentar candidatos en más de 50 alcaldías, de 11 de los 23 estados del país, y en la capital, logrando el apoyo de unos 20.000 votos (en las presidenciales había sacado 4.100 votos), que desafiaron la enorme polarización prácticamente sin recursos. Logró incluso ganar una alcaldía en alianza con otros sectores de izquierda que rompieron con el chavismo, en el estado Falcón. Y en alianza con sectores de izquierda locales, obtuvo resultados positivos en otros municipios. En un municipio de Yaracuy salió segundo con 8,44% de la votación. En otros municipios tercero. Y en uno de ellos, Yaritagua en Yaracuy, con el 13,6% de los votos. En la importante ciudad obrera petrolera de Cabimas, el PSL se presentó sólo logrando casi el 2% de la votación, quedando tercero.
La crisis continuará
La crisis económica y social del país y la crisis política del chavismo no se detendrán. El gobierno de Maduro no cambia su orientación “hacia la izquierda”, como dicen algunos medios, sino que, por el contrario, intenta remedios económicos para intentar fortalecer la economía capitalista y continuar la entrega petrolera a las transnacionales. Para eso quieren profundizar el ajuste contra el pueblo. Se viene hablando de un aumento a la gasolina y una nueva gran devaluación que afectará otra vez duramente los salarios.
La clase trabajadora ya está enfrentando esto con decenas de huelgas. Una expresión de esto es la huelga de la gigantesca acería nacionalizada Sidor, que desde hace dos meses viene haciendo huelgas por deudas que tiene la empresa con los trabajadores y que se niega a pagar. Incluso Maduro amenazó con despidos a los que hagan huelga.
Esto hace que la perspectiva más probable es que continúe la crisis con Maduro y el PSUV y la ruptura de los trabajadores y sectores populares. El PSL propone levantar una opción de izquierda de los trabajadores, para luchar, entre otras medidas, por nacionalizar 100% el petróleo terminando con las empresas mixtas al servicio del saqueo de las Chevron, Repsol o Total y sus socios “boliburgueses” y lograr que la inmensa riqueza nacional sirva para salario, trabajo, educación, salud y vivienda.