Lo que sucedió en junio de este año fue la entrada en escena de los estudiantes y la juventud a raíz del aumento de las tarifas de ómnibus, que comenzó con la lucha por el ‘pase libre’ en San Pablo y se extendió rápidamente a otras ciudades. Esto puso en la agenda un conjunto de problemas sociales que exceden al transporte, cómo la salud pública y la educación. Además, fueron directamente contra los gastos exagerados para la realización de la Copa del Mundo -como la construcción de estadios para 60 mil personas en reemplazo de uno de 3 mil, y que luego no tendrá utilidad- en desmedro de atender las urgentes necesidades de la clase trabajadora y el pueblo. Todo esto tuvo, claramente, la influencia de la “Primavera Árabe”, particularmente de las movilizaciones juveniles en Turquía que se dieron en simultáneo. Lo más significativo es que nadie se esperaba semejantes movilizaciones, que, sin duda, marcaron un antes y un después en Brasil.
¿Cuál es la política del gobierno?
El gobierno de Dilma y el PT ha sido el mayor aplicador del ajuste. De hecho, avanzaron en la entrega del gobierno anterior de Fernando Henrique Cardoso. El “modelo” de Dilma ha sido de saqueo de los recursos naturales, ganancias espectaculares para los banqueros, empresarios del ‘agronegocio’ y, últimamente, la especulación inmobiliaria ligada a la realización de la Copa. Estos últimos fueron los mayores financiadores de la campaña presidencial de Rousseff, aportando unos 115 millones de reales.
En estos años aumentó como nunca antes la privatización de los recursos, llegando al colmo de entregar a las multinacionales el PRE-SAL, la mayor reserva de petróleo del país, algo que ni siquiera pudo lograr el gobierno neoliberal de Cardoso, antecesor a Lula.
Así también la deuda pública creció sideralmente. En los últimos 8 años de gobierno se duplicó, pasando de 1 a 2 billones de reales, mientras se siguen pagando millones en concepto de intereses. Por un lado, aumentan las ganancias de los banqueros, especuladores financieros y empresarios, mientras se distribuyen migajas a los pobres. Ahora, con la realización del Mundial, se quiere esconder esta realidad. Ya asciende a 250 mil el número de familias de la periferia de los estadios que fueron obligadas a trasladarse para ocultar la pobreza.
¿Cómo está la situación actualmente?
Después de junio ya nada es como antes. A las movilizaciones juveniles se le sumaron los trabajadores. En Rio de Janeiro, por ejemplo, los docentes municipales estuvieron en huelga, realizando asambleas con más de 8 mil trabajadores, con movilizaciones de 15 mil. También pararon durante 52 días los profesores del distrito federal, y los trabajadores del transporte de San Pablo. Las huelgas se multiplicaron por todo el país, llegando incluso a la localidad amazónica de Pará, donde 27 mil obreros paralizaron a fines de noviembre la construcción de una central hidroeléctrica en reclamo de aumentos de salario y mejores condiciones de trabajo ante la precariedad impuesta por la empresa Norte Energía.
Entre los jóvenes, estudiantes y demás sectores populares, crece el desgaste del gobierno del PT. El escándalo de corrupción del “Mensalao”, por el cuál fueron juzgados y condenados altos funcionarios del gobierno, toca de lleno al PT y generó mucha indignación y pérdida de prestigio. En este escenario, desde la CST, junto a la corriente sindical Unidos para Luchar y con el colectivo estudiantil “Vamos a Luta!”, intervinimos fuertemente, apostando a que se desarrollen todas las luchas en curso. Como resultado de las jornadas de junio, son cada vez más los jóvenes que no creen en el gobierno de Dilma, y buscan una alternativa. Un ejemplo de esto es el triunfo que viene de conseguir nuestra juventud en el DCE (Centro de Estudiantes) de la UNIRIO (Universidad de Rio) frente a la lista del PT. En ese marco, desde la CST, batallamos para construir la alternativa que necesitan los trabajadores, la juventud, y los sectores populares.
Alcalde de izquierda: Defendamos a Gelsimar Gonzaga
Gonzaga es alcalde de la ciudad de Itaocara, de Rio de Janeiro, por la CSTPSOL. Gelsimar trabajó en su juventud como cortador de caña y luego como empleado bancario. En la década del ochenta fue dirigente y activista de las huelgas bancarias de Río de Janeiro. Desde octubre fue electo alcalde del municipio de Itaocara, donde implementó el gobierno en base a asambleas populares otorgando el boleto estudiantil desde su asunción, entre otras medidas populares. Ahora, los concejales -en mayoría de los partidos patronales- pretenden derribarlo por maniobras legales. Lo que buscan es acabar con un gobierno municipal popular que no ha cedido a las presiones de los empresarios y gobierna para los trabajadores y el pueblo.
Este 12 de diciembre hubo una movilización en su defensa, contando con la presencia de Babá y el diputado del PSOL, Marcelo Freixo. Desde estas páginas, adherimos a la defensa del alcalde del pueblo y de la izquierda en Itaocara.