Un rato más tarde, el ministro de Economía Axel Kicillof dio a conocer el “nuevo” Indice de Precios al Consumidor Nacional Urbano (IPC-NU). Al hacerlo, “reconoció” la mayor suba mensual de precios de los últimos 12 años: 3,7%.
Inmediatamente comenzó el debate y las interpretaciones: el gobierno, por primera vez, había reconocido la existencia de inflación. ¿Por qué lo hizo? Una primera y obvia lectura es que, tras la devaluación de enero y la feroz suba de precios que la siguió, no había forma de esconderla. El “discurso” de que no existía, o hablar de un “reacomodamiento de precios”, ya no se sostenía por ningún lado. Claro que ese reconocimiento fue sólo en parte: todas las mediciones dicen que la inflación de enero fue, como mínimo, del 4,5%. Y cualquiera que va al supermercado o a la farmacia encuentra que la inmensa mayoría de los artículos de consumo crecieron en un 20, 30, 40 o 50%. A la vez, el gobierno sigue “escondiendo” la pobreza: las canastas total y básica, que marcan los límites bajo los cuales se cae en la pobreza o en la indigencia, respectivamente, no fueron informadas.
Pero la “aparición” del nuevo índice tiene otra razón, sin duda la fundamental: venía siendo una exigencia del Fondo Monetario Internacional imprescindible para “normalizar las relaciones”. Kicillof viene, desde su asunción en noviembre, lanzado a conseguir nuevos préstamos (léase reendeudar a la Argentina), para tratar de salvar la meteórica caída de reservas del Banco Central. Por eso empezó a pagar deudas por los juicios perdidos en el Ciadi (Tribunal del Banco Mundial), viajó a “acelerar” la renegociación de la deuda con el Club de París y se apresta a pagarle a los buitres que quedaron fuera de los canjes de deuda de 2005 y 2010. En todos los casos se chocó con una exigencia: que primero haya un aval del FMI. Y el FMI exigía “el nuevo índice”, entre otras cosas para beneficiar a los acreedores internacionales con bonos que se ajustan por CER (tasa de inflación).
Fueron las dos postales de un mismo día: de un lado, los trabajadores del Indec denunciando que la canasta básica superó los 9.000 pesos y exigiendo que se reincorpore a todo el personal desplazado por la patota; del otro, Kicillof, Ana Maria Eldwin y Norberto Itzcovich (los responsables de la intervención, el vaciamiento del Indec y los índices truchos) cumpliendo como cortesanos las órdenes del FMI.
J.C.