Mientras el gobierno aplica un brutal ajuste y los trabajadores luchan, UNEN piensa en las elecciones de 2015. Incluso algunos se entusiasman con incluir al PRO. Un zafarrancho electoralista sin nada para ofrecer.
¿La propuesta? Trasladar la experiencia de UNEN, de Capital, al resto del país. Lo que no dicen es que ese mismo espacio, pasadas las elecciones, solo es noticia por las contradicciones internas, no por sus iniciativas. Y que en lo grueso coinciden con el kirchnerismo: techos salariales, enfrentar la lucha docente, pagarle a Repsol y al Club de París, entre otras políticas antiobreras y entreguistas.
Esta nueva alianza (que hace recordar a la encabezada por De la Rúa en 2001), busca presentarse como una opción de “centroizquierda”, cuando no es más que una alternativa política patronal como las que ya vinieron gobernando en las últimas décadas.
A los políticos radicales los trabajadores no los quieren ver ni en figuritas. Intentan reciclar a la UCR mostrándola como “progresista”. El ex vice presidente Julio Cobos dice que siempre fue “un partido de centro, un poquitito más corrido a la izquierda”, intentando lavarle la cara al partido de la hiperinflación en los 80, la Obediencia Debida y el Punto Final y los ajustes con De la Rúa-Chacho Alvarez-Cavallo en 2001. “El problema no es el radicalismo, sino las desviaciones que se han producido en su nombre” (Ídem), dice, sin cara, Pino Solanas, quien supo condenar durante años al bipartidismo.
La mentira tiene patas cortas y el verso de la “centroizquierda” se cae a pedazos. Carrió, por ejemplo, ya está pujando por incluir en el acuerdo al derechista Mauricio Macri. Hermes Binner, cauto, dice “no soy quien para ponerle bolilla negra a nadie” (Página 12, 23/03), dejando la puerta abierta a un acuerdo. ¿Y de las propuestas? Bien, gracias. “Más y mejor república, la defensa de la Constitución, la lucha contra la corrupción y el narcotráfico”, enumera Pino (Ídem), quien en campañas supo enarbolar banderas a las que presentaba como emancipadoras. La recuperación de los trenes o de la soberanía energética para Pino hoy no son más que el argumento de una película.
El reclamo de “unidad” para enfrentar al gobierno que se reclama, es legítimo y hay que darle respuesta. Pero no con un frente que agrupa a todos los que ya gobernaron para los grandes empresarios, multinacionales y el FMI, sino unidad de los trabajadores y la izquierda. Como la que plasmó el Frente de Izquierda, con un plan alternativo de ruptura con todo lo viejo y toda variante patronal como la que encarna UNEN.
Ley “antipiquete”
La legisladora porteña María Eugenia Estenssoro, del UNEN, presentó ante la Legislatura una propuesta para “limitar los piquetes”. La idea es “regularlos”, igual como lo señaló Cristina en su discurso de apertura del Congreso. De aprobarse, quienes quieran protestar deberán notificar previamente al gobierno y garantizar el acceso de los autos liberando algunos carriles.
El año pasado, el legislador del PRO José Luis Acevedo había presentado un proyecto similar.
En vez de dar respuesta a los problemas que motivan las movilizaciones, el PRO, Cristina y también el UNEN tienen una única respuesta: “regimentarlos”, criminalizando la protesta social.
J.R.