La participación sigue siendo muy baja, apenas del 45% (muy lejos de las europeas del período del 79 al 87, en que rondaba el 70%), y con picos como el de Madrid, que alcanza el 51%. A ello hay que añadir que se duplican los votos nulos y en blanco, alcanzando el 4%, con máximos como los gallegos que superan el 5%. Una opción, ésta última, que refleja un sector que aún participando no encuentra ninguna alternativa válida. En ese marco de desconfianza, siguen siendo la expresión deformada del nivel de conciencia de amplios sectores sociales. Una de ellas que probablemente haya cambiado el perfil del abstencionista, ya que el voto prestado que capitalizó el Partido Popular (PP) en 2009 como rechazo al gobierno de Zapatero, ahora no haya votado, mientras entran en liza sectores que antes no ejercieron el voto y ahora lo hacen por opciones nuevas, como Podemos.
Se expresa la crisis del régimen
Sus principales valedores centrales, PP y PSOE, pierden 5 millones a partes iguales. Por eso, y aunque Rajoy haga valer que es uno de los pocos partidos de gobierno que sigue en cabeza en su país, no deja de ser una victoria pírrica, cuando se hunde en sus bastiones de Valencia, Madrid o Illes Balears. La dimisión de Rubalcaba y la crisis galopante que sacude al PSOE y el PSC se intensifica.
Los únicos pilares del régimen que se salvan son, justamente, los que tratan de cabalgar uno de los problemas estructurales del mismo: el tema nacional en ascenso. Es esto lo que, contradictoriamente, les permite salvar los muebles a las burguesías vasca y catalana, que son y han sido piezas claves de la monarquía. Convergencia i Unió (nacionalistas CiU), aunque superado por Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), pierde apenas unas décimas del porcentaje de 2009 -entonces superado por el PSC- y el Partido Nacionalista Vasco (PNV) gana unas pocas, manteniéndose por delante de los independientistas de Euskal Herria Bildu.
Giro a la izquierda con límites
No hay un giro a la derecha, como ha ocurrido en otros países. Sumando los votos de Unión Progreso y Democracia ( UPyD), C’s y Vox, no alcanzan los dos millones -y respecto a 2009, el incremento es de 1,3 millones, cuando el PP ha perdido 2,5-. Podríamos buscar entre las opciones de extrema derecha (Impulso Social, España en Marcha, Democracia Nacional y Falange), pero no alcanzan los 50.000, aunque entre ellos, Falange Española duplica su votación de 2009.
El voto de rechazo al gobierno y al régimen se ha expresado en Izquierda Unida (IU), que gana un millón de votos y en Podemos, que gana otro 1,2. Entre los dos, casi lo perdido por el PSOE. Si a ello sumamos partidos centrados en temas puntuales, como contra los recortes, el partido pirata y los animalistas de PACMA, completamos los 2,5 millones.
En ninguna de esas opciones aparece la ruptura anticapitalista con la UE de los bancos que nos ha sumido en la miseria. Son variantes de la fórmula de la reforma de la reforma que pregona IU -pilar de la monarquía en la transición y cogobierno a golpe de recorte en Andalucía todavía hoy-. El mejor ejemplo de ello, Podemos, que tenía un programa casi calcado al de IU, con quien también coincide en el grupo europeo de Alexis Tsipras.
También en el tema nacional el proceso se va a la izquierda. De un lado, llevando más gente a las urnas -Catalunya, Euzkadi- con significativos incrementos de participación respecto a 2009. Del otro, con ERC como primera fuerza en Catalunya, por delante de CiU, EH-Bildu a apenas 30.000 votos del PNV, y la entrada de Compromís en Valencia. En Galicia, con el salto del sector de Beigas acoplado a IU, que se sitúa como tercera fuerza multiplicando por 10 sus puntos, a costa del retroceso del Bloque Nacionalista Gallego. Y como antes, también en ese terreno las ansias alternativas expresadas en el voto son reconducidas a las reformas del sistema, aun cuando puedan ser percibidas como más o menos rupturistas en el ámbito nacional.
En este terreno, señalar el avance de ERC en el cinturón industrial, que no parece que sea sólo arrancando voto a CiU: gana en Sabadell, desplazando al PSOE de la cabecera, pero también sube mucho en Rubí o L’Hospitalet, donde queda muy por delante de C’s y UPyD en todos los casos, e incluso del PP en Badalona.
Por todo esto, ese giro a la izquierda del conjunto, se queda en las puertas de la ruptura, sin encarar de frente la raíz de los problemas.
Algunos rasgos del voto de izquierda
El voto de izquierda se lo reparten entre IU, que casi triplica los resultados de 2009, y Podemos, que pasa por delante de aquella en Madrid, Asturias o incluso en Euskadi. No vamos a analizar la distribución del voto de IU, pues a sus votantes habituales suma el voto castigo al PP-PSOE, pero también pierde “por la izquierda” a favor de Podemos.
Este voto suma a ese sector que aún recuerda las actuaciones institucionales de IU, otro agrupado alrededor de la figura mediática que ha venido a ser determinante en el auge de la candidatura. El abanico de porcentajes va del 13,67 en Asturias o el 11,28 en Madrid, al 4,66 en Catalunya, para obtener una media estatal de casi el 8%.
El triunfo como primera fuerza en Rivas Vaciamadrid o los altos porcentajes en Vallecas, Alcorcón o Alcobendas, parecen indicar que recoge un voto joven de poblaciones eminentemente trabajadoras. Ese fenómeno es mucho más débil en Catalunya, donde consigue porcentajes similares o incluso ligeramente superiores -sin llegar nunca a los porcentajes de Madrida la media estatal en localidades del Vallès, quizás arrastrando votantes de las CAV. En otras partes del cinturón industrial, com L’Hospitalet, Badalona, El Prat o Viladecans, aunque supera la media de Catalunya, queda igual o por debajo de la estatal. De conjunto en Catalunya, quien ha hecho la campaña de Podemos es el Procés Constituent de la monja argentina Forcades y Oliveras, y su impulsor Revolta Global. Sin embargo, parece que habría más: aparte de las ya citadas CAV, quizás arañando votantes de la CUP. Este otro voto libre parecería dividido entre EH-Bildu prioritariamente (7.000 votos, menos de la mitad que con Iniciativa Internacionalista en 2009), Podemos y ERC.
Más a la izquierda y en ruptura con la UE, se obtienen pocos votos. “Por la república, por la ruptura con la UE”, nombre bajo el que se presentaba los lambertistas del POSI, pierde 2.000 votos y se mantiene en el 0,6, y la Corriente Roja que alcanza 5.000 con el 0,03%, pero una vez más pesa la fragmentación y, de conjunto, la falta de una alternativa de un frente de izquierda rupturista que hubiera sido posible.