Se termina de caer el doble discurso K. Si algún kirchnerista honesto tenía alguna duda, esto quedó demostrado los días martes y miércoles de la semana pasada, cuando el gobierno dio la orden de reprimir una manifestación en la General Paz y otra en Panamericana. La primera de ellas fue dirigida a una protesta de trabajadores ferroviarios de Emfer/Tatsa -grupo Cirigliano, ex concesionario de TBA, responsable de la masacre de Once y del grupo de empresarios amigos del gobierno- que mantenían ocupada la planta de Migueletes en reclamo del pago de sueldos adeudados y contra el vaciamiento de la empresa, en defensa de su fuente de trabajo. La respuesta del gobierno de Cristina y Scioli fue contundente: ingresaron con la gendarmería a la planta, sin importar si delante había mujeres o chicos, desalojándolos con balas de goma y gases, dejando el saldo de más de 10 heridos. Al día siguiente, con el secretario Berni a la cabeza, la gendarmería desalojó la Panamericana con palos, perros, carros hidrantes, gases lacrimógenos y balas de goma a los trabajadores de la autopartista Lear que se encuentran luchando contra suspensiones y despidos, con la solidaridad de organizaciones de izquierda. Nada impidió el avance de la represión.

Cuando Néstor Kirchner asumió la presidencia en 2003 -tras el Argentinazo que se había llevado por delante cinco presidentes en una semana- dijo que su gobierno no reprimiría la protesta social. Sin embargo, su discurso sólo quedó en eso: un discurso. Porque hace tiempo que este gobierno, que se jacta de defender los derechos humanos, viene respondiendo con palos y balas de goma a los que luchan. La violenta represión de la semana pasada se inscribe en una batería de sucesos que el gobierno viene llevando adelante, que van desde el apoyo presidencial a la condena a perpetua a los petroleros de Las Heras, el Proyecto X, la infiltración de servicios de inteligencia en luchas y asambleas, la Ley Antiterrorista, la Ley Antipiquetes (ver recuadro) y el procesamiento a más de 6.000 luchadores. Recientemente también militarizaron la autopartista Gestamp para amedrentar a los trabajadores que se levantaron contra los despidos y suspensiones en aquella planta. Esto confirma de qué lado está el gobierno. Cuando se trata de hacer pasar despidos y ajustes, el kirchnerismo -con el apoyo de toda la oposición patronal- carga contra los trabajadores y no le tiembla la mano si para ello tiene que usar a la gendarmería y la Policía Federal, como ocurrió en Lear. De esta manera, el gobierno envalentona a las patronales para que avancen con los despidos y suspensiones para hacer pagar la crisis a los trabajadores. Tal es así que, tras la represión del miércoles, el propio CELS que dirige el kirchnerista Horacio Verbitsky, quien no ahorra en tinta para escribir sobre las bondades del modelo desde el diario oficialista Página12 todos los domingos, salió a condenar el hecho, señalando que “la Policía Federal portaba sus armas reglamentarias” (Clarín, 09/07). También condenaron la violenta represión personalidades como Nora Cortiñas y Pérez Esquivel.

Desde Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda venimos siendo parte de las distintas movilizaciones y cortes que llevan adelante los trabajadores en lucha. Así también lo hacen nuestros compañeros diputados y legisladores electos, mal que le pese a Berni (ver recuadro). Así seguiremos haciéndolo. Llamamos a la más amplia unidad, a cerrar filas para enfrentar la represión y rodear de solidaridad todas las luchas hasta que triunfen, para que la crisis no la paguen los trabajadores.

Marcha contra la criminalización de la protesta

JUEVES 24 de JULIO 16:30 horas Av. de MAYO y 9 de JULIO

No a la criminalización de las protestas • Ni ajuste ni entrega • No a la represión • Libertad a los presos por luchar • Absolución de los trabajadores de Las Heras • No a las leyes antipiquetes • Aprobación de la ley contra la criminalización de la protesta • Derogación de las leyes “antiterroristas”

Convoca: Encuentro Memoria, Verdad y Justicia