Daniel Ferrari, Gabriel Cavallone y Vicente Pietropaolo, nuestros compañeros mecánicos, cada uno a su turno, declararon y denunciaron lo que pasaba, contra todas las preguntas que desde cada rincón de la sala, la fiscalía y el tribunal, les dispararon. Qué orgullo para nosotros acompañarlos, y para todos los que reclamamos justicia. Sin pelos en la lengua y con el coraje que se necesita, volvimos a poner las responsabilidades donde hay que ponerlas.
Los ferroviarios demostraron la desidia y el vaciamiento de la patronal que provocaron las 52 muertes y centenares de heridos. Cavallone dijo: “en el Sarmiento se fueron haciendo normal las anormalidades, así nos hacían trabajar; los Toshiba eran un caño, pero se destruyeron por falta de mantenimiento; se ataban con alambre, bogies (chasis), fuelles y fusibles; le sacábamos compresores y válvulas a unos coches para reparar a otros, pero estaban usados y se volvían a instalar por falta de repuestos nuevos; freno largo es una de las anormalidades más frecuentes y significa que en vez de frenar en 100 metros frena en 200”.
Cavallone y Ferrari demostraron que la empresa había presentado documentación falsa sobre el “chapa 16”, el tren de la tragedia. Con la firma de un jefe, TBA dijo que había revisado el sistema de frenado la noche anterior, mientras ambos testigos confirmaron que era una falsedad. Ellos fueron los que hicieron la revisión y explicaron cómo el tren no entró a la fosa, sólo se revisó el sistema de freno de dos coches, las cabeceras, los otros no se podían hacer porque quedaron en vía electrificada.
Ferrari indicó que ese tren había estado “un mes en el taller parado por falta de compresores”, que arreglaban “las puertas de los compartimientos con cuñas de maderas por falta de cerraduras” -ahí encontraron a Lucas Menghini atrapado tres días después-. El “Tano” Pietropaolo dijo que las carrocerías estaban podridas, las herramientas las traían de la casa durante mucho tiempo, y después de dos horas de relato los mismos abogados que se le reían al empezar -por su acento italiano, su tos y su hipoacusia-, se agarraban la cabeza porque no paraba de denunciar el vaciamiento y la desidia de TBA. Pietropaolo, enojado, increpó a uno de los acusados diciéndole “¿de qué te reís vos?”. El juez dos veces retó a otros por el desprecio que manifestaban. Y agregó sobre los trenes que antes estaban pintados de bordó: “qué lindo color ese, es el que más me gusta”, en referencia a la lista que encabeza el cuerpo de delegados. Ferrari respondió sin empacho al defensor del gobierno, “soy delegado de la lista 3 y con mucho orgullo desde hace años”. Además, los tres compañeros coincidieron en que la primera caja de herramientas que les dieron después de la privatización fue cuando se echó a Cirigliano.
Estos compañeros, junto a muchos ferroviarios, el cuerpo de delegados del Sarmiento y la Bordó -y cientos de anónimos- denunciaron una vez más la entrega y vaciamiento. Quienes ponen todo de sí para que los trenes funcionen y hoy, su grano de arena para que vayan a la cárcel Cirigliano, sus gerentes y los funcionarios kirchneristas y burócratas amigos. Esto contrastó con el actual jefe de taller, el señor Buena, quien durante cinco horas “declaró” para no decir nada, y a pesar de que le preguntaron en varias ocasiones quién era el responsable de los talleres, nunca respondió. Cinco horas tapando a Roque Cirigliano. Esos son los piratas y mercenarios que Randazzo sigue dejando en la cabeza de la línea Sarmiento junto a politiqueros que trajo para poner al mando de las gerencias.
Los familiares no dejan de estar presentes en este juicio escuchando todos los relatos. Nuestro respeto y pleno apoyo a ellos. Aunque uno sale de estos lugares con un sabor amargo, 52 muertos y van ya casi tres años, sin ningún preso, nuestro compromiso seguirá siendo el de seguir luchando contra la impunidad. Sabiendo que no van a poder callarnos, ni con ataques políticos, aprietes o pedidos de desafuero.
Juicio por la toma del Indoamericano
Los dirigentes sociales Diosnel Pérez (FPDS) y Luciano Nardulli (CCC) están siendo juzgados, acusados de ser los organizadores de la toma del Parque Indoamericano en 2010. En otra causa se había resuelto que se trataba de una acción enmarcada en la lucha social y que no debía ser procesada. Esa causa investiga el accionar de las policías Federal y Metropolitana que reprimieron brutalmente, dejando 2 muertos, sin presos aún. Repudiamos que se pretenda criminalizar a quienes luchan por el derecho a la vivienda mientras los asesinos del Indoamericano siguen libres y las promesas de Macri y Cristina sobre planes de vivienda continúan incumplidas.