La empresa justificó originariamente los despidos por una supuesta merma en las ventas, por baja producción de la Ford, a quien vende sus cables. Pero con números de sus exhorbitantes ganancias internacionales, desnudamos la mentira de la supuesta “crisis”. Ahora la empresa se saca la careta sola. Comenzó a tomar nuevos trabajadores, dejando afuera a los despedidos que reclaman la reincorporación. Además, resolvió hacer turnos rotativos y flexibilizar las tareas, atacando al conjunto de los trabajadores de la planta, tal como denunciaban Marley y los demás delegados, como la principal razón de los despidos: querían sacar de la fábrica a los delegados combativos y a los activistas para poder aplicar el ajuste al conjunto de los trabajadores.
La burocracia Verde del Smata ratifica su complicidad. No movió un dedo por los despedidos y delegados, llegó a movilizar “su gente” para romper la lucha, hizo asambleas tramposas resolviendo su “desafuero” y engañó a los trabajadores planteándoles que, si se sacaba a la interna, se resolvían los problemas en la empresa. Ocurrió todo lo contrario. ¡Y este miércoles 19 en un congreso trucho quieren votar la expulsión de los delegados! ¿Por qué robaron o traicionaron? ¡No! ¡Porque lucharon contra el ajuste patronal!
Cristina no se quedó con chiquitas. Su principal respuesta ante el atropello patronal fue enviar a su secretario de seguridad, Sergio Berni, para reprimir a mansalva a los despedidos y a las organizaciones solidarias. ¡Tan brutal fue que hasta una jueza tuvo que prohibir a la gendarmería que vaya a Lear! Jamás el gobierno denunció a la patronal. Y el ministro Tomada -que recibió a delegados junto a los diputados del FIT, Castillo, Del Caño y nuestro compañero Gringo Giordano- sólo atinó a decir que “ellos no pueden hacer nada” contra la multinacional yanqui. Ahí mueren sus bravuconadas “anti yanquis”.
Scioli, Massa y la oposición patronal también mostraron su rostro. El gobernador jamás apoyó ni hizo nada para defender el trabajo de 200 familias bonaerenses. Y Massa ni si- quiera insinuó solidaridad, pese a que la planta está en “su Tigre querido”...
La solución a este conflicto es simple. Que reingresen los despedidos que quieren seguir trabajando y que se terminen los aprietes y la flexibilización a todos los obreros de Lear. Eso es lo que reclamamos desde el primer día los dirigentes y militantes de Izquierda Socialista y los integrantes del Encuentro Sindical Combativo. El “Pollo” Sobrero estuvo acompañando la protesta de la semana pasada junto a la regional norte de nuestro partido frente a la fábrica, y otras organizaciones.
Toda nuestra solidaridad para los despedidos. Contra las sanciones del Smata. Que el gobierno nacional y provincial dejen de apoyar a la multinacional y obliguen a los yanquis a cumplir la legislación argentina.