El gobierno intenta “polarizar”, entre seguir con la actual política (la cual tilda de “nacional y popular” y de “progresismo”) o la “derecha”. La campaña intenta impactar sobre un sector que vino votando por el kirchnerismo y que ahora estaría dispuesto a cambiar, y sobre otros trabajadores y jóvenes que con dudas aún apoyan su discurso.
Si bien hay miles que ya han tomado distancia del gobierno, muchas veces nos encontramos con sectores que pueden hacerse eco de este discurso (o caer en la confusión), por el temor de que venga algo peor o porque realmente creen que no hay otra alternativa. Pero es equivocado creer que por eso la única opción es seguir apoyando al gobierno o a alguna variante del justicialismo como Scioli. Ya sabemos bien lo que son Macri y los radicales. Macri gobierna la ciudad de Buenos Aires al servicio de los negocios capitalistas y es un claro privatizador. Y la UCR, es la misma de la Obediencia Debida y el Punto Final de Alfonsín, la de la hiperinflación de los años 80 y la que gobernó con Cavallo y De la Rúa en el 2001. Desde el Frente de Izquierda así lo hemos denunciado. El gobierno usa todo esto para decir que “sí o sí” hay que votar por el peronismo kirchnerista.
La campaña es parte de un doble discurso que el kirchnerismo vino usando a lo largo de todos estos años, el que se ha demostrado falso. El gobierno hizo creer que encarnaba un modelo que combate a las corporaciones, que benefició al pueblo trabajador, defiende los derechos humanos y no aplica ningún ajuste. Pero no es así.
Si se han logrado algunas medidas parciales -como la asignación por hijo o algunos subsidios al transporte en la Capital- ha sido por la lucha y la movilización, no por “bondades” del kirchnerismo. Esas medidas insuficientes no han resuelto los problemas estructurales y de fondo del pueblo trabajador.
Es mentirosa la campaña oficial de que “no hay un ajuste”. Hay ajuste y se va a profundizar, gane el candidato del gobierno o gane Macri. Hoy la mayoría de los salarios están por debajo de la canasta familiar y los aumentos de paritarias van por detrás de la inflación. No existe el 82% móvil para los jubilados. Los presupuestos en Salud y Educación están en baja. Y el déficit en viviendas es inmenso. ¿Esto es o no un ajuste? Veamos tres ejemplos más.
Uno. El gobierno ha llevado a que 12 millones de personas tengan ingresos de 5.500 pesos. Y el 80% de los jubilados cobre la mínima (3.800 pesos). Dos. El gobierno dice que combate a las corporaciones, pero los que más han ganado en esta década (reconocido por el propio Indec) han sido los bancos, las multinacionales y grandes empresas (ver columna). Tres. En el tema derechos humanos, el kirchnerismo le ha dado una bofetada a los miles y miles que se movilizan cada 24 de marzo al seguir sosteniendo como jefe del Ejército a un represor como Milani, quien además es el que dirige la inteligencia para infiltrarse en asambleas de trabajadores y perseguir a los luchadores y a la izquierda.
No es cierto entonces, como quiere hacer creer el gobierno, que lo único que queda es optar por sus candidatos. Hay otra alternativa. La de apoyar algo completamente distinto, como lo es el Frente de Izquierda. Por una sencilla y crucial razón: gane el gobierno, Macri, Massa u otra variante justicialista, el ajuste se va a profundizar. Y los trabajadores necesitamos propuestas distintas y una alternativa política de izquierda al servicio de nuestras luchas y reclamos. Para enfrentar el ajuste en curso y la profundización que se viene. El FIT va a seguir apoyando con fuerza las luchas como hasta ahora, con sus bancas que ha conquistado.
Cada voto que saquen los candidatos de Cristina, Macri o Massa es para fortalecer el ajuste que se viene. Cada voto que saque el FIT es para enfrentarlo. Y para fortalecer una alternativa de izquierda que postule cambios de fondo.
J.C.G.