Las villas crecieron al doble, se construyeron nuevos barrios y, sin embargo, no se edificaron las escuelas necesarias. A muchos niños les dieron vacantes en barrios distantes a sus domicilios. Resultado: bajo rendimiento, ausentismo y deserción. El escándalo de la inscripción en línea, en los dos últimos años, puso de relieve esta realidad, pero a su vez diluyó las responsabilidades, porque la escuela no tiene control de la matrícula. Una máquina responde, por sí o por no.
Se están construyendo nuevos barrios, como las 3.000 viviendas del Plan Procrear en la zona de Parque Patricios y Pompeya, pero no está prevista la construcción de escuelas acorde a la población previsible. Escandalosamente, a pocas cuadras, el PRO cedió 59.000 m2 de terrenos del estado a la Corporación del Sur, quien a su vez los cedió a la Universidad del Salvador, al Instituto de Tecnología de Buenos Aires y a la construcción de oficinas privadas. Un fraude a la población, ya que eludió su tratamiento en la Legislatura: tercerizó la estafa, a lo Niembro.
Sumemos a esto que, una escuela inaugurada este año, a una cuadra de la nueva casa de gobierno en Parque Patricios, construida luego de años de reclamos del barrio, fue puesta bajo convenio con la Embajada China, para que se garantice un cupo de su matrícula a esa nacionalidad donde se aprende en chino-mandarín. Por ahora tiene 12 aulas vacías, aunque el barrio no tiene escuelas. Nunca visto en la historia: la discriminación de matrícula por nacionalidad dentro del propio estado.
La falta de escuelas medias en Comuna 8 y 9 (Lugano y Mataderos) ha sido suplida con turnos vespertinos en edificios prestados por primaria. Pero el miedo a la inseguridad hace que muchas familias desistan de enviar a sus hijos de noche y así, se suman a la mitad de jóvenes que no terminan la secundaria.
La respuesta del PRO, desde hace varios años, ha sido colocar 180 micros para llevar chicos del sur a escuelas de la zona norte. En esta zona, la privatización mediante subsidios del estado a las escuelas privadas, ha provocado una fuga de matrícula de la escuela pública y, al revés del sur, muchas escuelas tienen peligro de cierre de grados por falta de alumnos. Solo en 2015 estos subsidios ascendieron a 2.931 millones de pesos. El PRO gasta en esos micros, cada año, ¡el valor de la construcción de 6 escuelas!
A su vez, los conflictos por la falta de mantenimiento de los 1.800 edificios escolares son cotidianos, habiéndose establecido un sistema centralizado de mantenimiento que contrata el gobierno y paraliza a las escuelas. Los 180 días de clase no se cumplen por falta de agua, cierres preventivos, filtraciones, inundaciones, derrumbes.
El PRO debería ser investigado no sólo por los casos de corrupción que se vienen denunciando, sino, en particular, Macri y su ministro de Educación Bullrich, por incumplimiento de los deberes de funcionario público e inoperancia. El FIT presentó proyectos de leyes por la construcción de 33 escuelas y un plan de emergencia para el mantenimiento edilicio, pero nunca se trataron. Reclamamos que el presupuesto 2016 contemple la construcción de escuelas y el plan de emergencia edilicia propuesto, en base a aumentar el presupuesto para educación y la supresión de los subsidios a la educación privada.