En los últimos meses nuestro partido, Izquierda Socialista y el FIT, venimos sufriendo agresiones y calumnias por parte de un grupo de personas que perjudica al propio movimiento de defensa de los derechos de la mujer y de la niñez. Nos acusan falsamente de “defender” a un abusador. Utilizan la situación de un compañero docente, integrante de Izquierda Socialista, que fue acusado de esa conducta hace 4 años ante juzgados de familia y penal por parte de la madre de su hija.
Cabe aclarar que la acusación ante la justicia por parte de la madre no abrió proceso legal alguno, luego de haberse realizado la indagatoria. Esto significa que ningún juzgado, ni familia, ni penal ha estimado presunción de delito alguno por falta de méritos. No existen elementos probatorios que sustenten en ningún tribunal la denuncia de la parte acusadora. Tampoco el gobierno de la Ciudad ha hecho lugar al pedido de la madre de despido de su cargo docente debido a la falta de indicación judicial. En consecuencia, hasta que no se demuestre la culpabilidad de alguien, no corresponde su condena, ni judicial, ni política.
Pese a que no existe ningún fallo ni pruebas en su contra, desde hace años estas personas han comenzado una campaña pública «condenando» a este compañero y a nuestra organización. Estas van desde agresiones físicas, hasta difamaciones, algunas en forma artera, ya que las realizan por facebook sin reconocer la identidad de sus autores. Con ello se crea confusión y se ensucia a la izquierda revolucionaria que da batalla contra todo tipo de abuso sexual, violencia hacia las mujeres, los niños y contra el régimen patriarcal en el que vivimos. Los repudiamos y combatimos cotidianamente y desde hace años. El método de la calumnia provocadora, es repudiable y destructivo en todos los órdenes de la vida y de la sociedad.
Nuestro partido tiene una larga tradición de lucha por los derechos de la mujer y la niñez, no solo en el seno del propio movimiento de las mujeres y de los trabajadores, sino al interior mismo de nuestra organización. No casualmente somos uno de los partidos que cuenta con más compañeras mujeres en lugares destacados en las luchas y la representación política. Sabemos que la batalla contra el patriarcado es a librar, incluso, en el seno de nuestras organizaciones, y es cotidiana, pues somos parte de una sociedad que aún no ha logrado derrotarlo. Por eso, nuestra postura frente al caso no fue corporativa sino ateniéndonos siempre a los hechos, a las pruebas presentadas y a los testimonios de especialistas que nuestra Comisión de Moral pudo estudiar rigurosamente. El caso en cuestión también fue tratado en el Congreso Nacional de Izquierda Socialista en el 2012. Ambas instancias resolvieron que no existen elementos probatorios que le permitan pronunciarse sobre la culpabilidad del docente.
En el actual momento de comprensión social de la lucha contra el Abuso Sexual Infantil (ASI), echar a un compañero acusado hubiera sido el camino más fácil para nuestra organización frente al movimiento de mujeres. Pero hubiera sido instaurar el método de condenar a las personas más allá de los hechos. Las agresiones y calumnias contra nuestro partido en esta oportunidad constituyen un grave error por parte de quienes las realizaron y afectan al movimiento por los derechos de la mujer y de la niñez. La lucha contra el ASI y la violencia contra la niñez y la mujer requieren de la más celosa seriedad y responsabilidad. No se puede agredir y calumniar simplemente porque no acordamos con alguien por su postura frente a una acusación no probada. Apelamos a la reflexión de quienes la cometieron, o consintieron con la pasividad, o contribuyeron a la difamación al compartir las publicaciones sin firma por facebook, a comprender la gravedad de lo ocurrido. Si bien la sola mención de un hecho aberrante puede despertar indignación, tenemos la obligación de ser rigurosos en los métodos de juicio, debate y lucha.
Debemos evitar que las tensiones políticas que existen en cualquier organización sindical, de mujeres o políticas, implanten la cultura de la difamación moral para ocultar debates políticos, un método que la clase obrera mundial sufrió desde el estalinismo y que debe ser erradicado de nuestras filas, abriendo el camino hacia un criterio que busque ante todo la verdad en el caso de acusaciones morales.
Nos ponemos a disposición de todas aquellas organizaciones de izquierda, sociales, de derechos humanos o de mujeres que deseen profundizar su conocimiento del caso, en particular, dirigiéndose a la Comisión de Moral de nuestro partido que dará los elementos que fundaron su resolución.