“Soy comunista desde hace 30 años y he sufrido la persecución por parte del dictador Ben Alí, derribado por la revolución popular en 2011”, nos dice Majid, hijo y nieto de obreros tunecinos. “Me considero parte de la clase obrera y soy muy fiel a ella. Parto de una línea muy radical, continuadora del proceso que hay en Túnez y que hoy se encuentra amenazado por la contrarrevolución”, agrega.
“Yo creo que este Congreso puede constituir un momento clave en la historia de su partido y por qué no de su país. Una primera cosa que yo he apreciado es esa fibra internacionalista sincera en su organización, que no es algo falso. La paradoja que tenemos en este momento en Túnez es que, transitando una verdadera revolución, no tenemos derecho a saber qué es lo que pasa en el mundo. Creo que este congreso puede ser el primer paso para que acentuemos nuestra relación”, expresó.
Sobre los debates que mantuvimos, Majid comentó: “quedé impresionado por los temas y ejes que han tratado, de una manera profunda, que reflejan la actitud, orientación y línea política y militante del partido. Una línea bien pegada a la militancia en el terreno. Han formulado una actitud radical, una actitud que es la que hace falta para combatir el neoliberalismo salvaje. Sin duda, el partido de ustedes es un partido de combate”.
Majid además hizo mención a la calidad de las relaciones personales que pudo palpar en estos días en Buenos Aires: “vi que ustedes le dieron gran importancia al periódico. Aprecié mucho eso, se ve la preocupación por estar siempre con los pobres, con la clase obrera, de aprender de ella. He visto también el lado humano, he apreciado mucho ese amor, simpatía y calor humano que existe entre los militantes, en particular entre distintas generaciones. Jóvenes y viejos, unos y otros juntos… eso refleja la unidad del partido de ustedes, que va en todos los sentidos”.
La revolución en Túnez y el mundo árabe
Aprovechando la visita de Majid y Görkem, se organizó una charla abierta sobre las revoluciones árabes y el caso de Túnez en particular, a sala llena. En el debate Majid explicó: “yo siempre hago el esfuerzo de no equivocarme y referirme al proceso tunecino como ´La Revolución en Túnez´”, dejando claro que se trata de la manifestación local de un fenómeno general de la región, polemizando con quienes aíslan un proceso revolucionario de otro. “Hoy existe gran desinformación, que consiste en mutilar la imagen de la revolución para facilitar su entierro. La tarea de informarse es fundamental”. Majid explicó los elementos que llevaron al estallido de 2010- 2011 aclarando que siguen sin ser resueltos: “el primer elemento es la desocupación, en especial entre los jóvenes. La segunda es el olvido y abandono en que se encontraban las regiones del interior. De hecho, es allí donde comienza todo. El tercer punto es la libertad, que tiene que ver directamente con la dictadura y la forma en que privaba a la clase obrera de sus derechos. Todo lo que ha pasado después fueron maniobras para derrotar la revolución. Tenemos una revolución social, sus fuerzas son sociales. Y han querido convertirla en una revolución religiosa, islámica”. Majid explicó que “son las monarquías petroleras del golfo quienes ingresan armas y propagandistas a través de la frontera de Libia para estos fines. Y esto ha continuado tanto bajo el gobierno de Enahda* como con el Frente Popular”. Destacó fundamentalmente un hito en estos intentos por desviar y destruir la revolución social: el asesinato del dirigente de izquierda Choukry Bellaid, símbolo de la revolución social, que empujó a miles y miles de jóvenes y trabajadores a las calles. Y agregó: “el proceso revolucionario continúa, no tenemos ninguna duda de eso”. Uno de los elementos que así lo demuestran es la altísima abstención electoral. “De 8 millones y medio de electores, 5 millones se quedaron en sus casas a boicotear la elección, la mayoría jóvenes”, explicó.
Luego fue el turno de Görkem quien profundizó sobre el proceso general de las revoluciones árabes: “después de 5 años podemos decir que la revolución árabe atraviesa una situación de retroceso, pero todavía hay posibilidades de continuidad. Detrás de ese empuje contrarrevolucionario está la intervención del imperialismo, a pesar de su crisis política en el control de Medio Oriente tras la derrota en Irak y de la crisis económica post 2008”. En cuanto al otro factor contrarrevolucionario, que son los gobiernos que han surgido tras la caída de los dictadores o los que aún se sostienen, Görkem explicó que “ni en Egipto ni en Túnez el gobierno tiene legitimidad a los ojos del pueblo. Y en Siria y en Libia el pueblo sigue luchando a pesar de todos los ataques. El islamismo de ISIS es otro eje de la contrarrevolución y ha creado mucha confusión en la izquierda mundial”.
En relación al proceso en Siria, el más complicado de la región, señaló: “la revolución continúa a pesar de las masacres que realiza el régimen, la grave crisis de los refugiados y la presencia de ISIS. Todavía hay regiones donde el pueblo tiene el control. El equilibrio de fuerzas ha cambiado a favor del régimen a partir de la intervención rusa en 2015. Rusia y EEUU han acordado intervenir en conjunto contra el movimiento popular bajo una supuesta lucha contra el terrorismo. En Rojava (norte de Siria) los kurdos (orientados por el PKK/ PYD -Partido de los Trabajadores del Kurdistan-) luchan contra ISIS pero no han podido unir fuerzas con los árabes sirios por la posición oportunista de la dirección kurda. Si Assad se impone finalmente, la experiencia de Rojava no va a durar mucho tiempo”.
Görkem finalizó diciendo “la juventud y los trabajadores están buscando una alternativa con un programa claro de acción urgente. Es la única manera que la revolución continúe y se fortalezca”