La decisión de firmar se tomó en una asamblea, donde se impuso una mayoría, mientras un sector era partidario de continuar el conflicto hasta derrotar definitivamente el plan flexibilizador del cuarto turno.
Durante toda esta lucha la empresa contó con el apoyo del gobernador peronista Urtubey, del ministro Triaca y de la iglesia católica, que ofició de “mediadora” en el tramo final de las negociaciones.
El acuerdo se logró dos días después de una brutal represión policial a los trabajadores que bloqueaban la entrada al ingenio sobre la ruta 50. El violento intento de desalojo dejó alrededor de treinta trabajadores heridos el pasado 24 de agosto, cuando faltaban horas para una nueva instancia de negociación ya acordada.
La empresa había aplicado un lock-out patronal que fue respondido por los trabajadores con la toma del ingenio y el corte de ruta. Se les han abierto causas judiciales a los dirigentes sindicales en otro intento más de amedrentar a los trabajadores.
Izquierda Socialista llevó su solidaridad a los trabajadores, y lo seguirá haciendo ante cualquier nuevo intento de la patronal yanqui de avanzar sobre las conquistas laborales.