1- Manifestamos que en ningún momento los directivos de la 60 se han comunicado ni puesto a disposición de la familia de la víctima, David Ramallo.
2- Es evidente que ‘el infortunado suceso’ no se debió a una serie de ‘hechos fortuitos y errores humanos’ sino, por el contrario, a desperfectos técnicos previamente denunciados (actualmente clausurados por la Superintendencia de Riesgos del Trabajo y por la Subsecretaría de Trabajo del Gobierno de la Ciudad).
3- Aclaramos, como fue reflejado en los medios, que las cabeceras de la Línea 60 no ‘están tomadas’, por el contrario, denunciamos que la patronal las abandonó y los trabajadores nos encontramos, una vez más, frente a un lockout. Asimismo, ninguno de los trabajadores de la Línea 60 está siendo tomado de ‘rehén’, sino que permanecen en ambas cabeceras exigiendo justicia por el crimen de su compañero, David Ramallo (como fue demostrado en la multitudinaria marcha del pasado lunes 12 de septiembre). Por otra parte, negamos estar utilizando ‘la desgracia’ con fines políticos, los únicos fines responden a garantizar las condiciones de seguridad en nuestro lugar de trabajo.
4- Aclaramos que no es la primera vez que el grupo DOTA persigue -política, judicial y patoterilmente- a este Cuerpo de Delegados. Como lo hicieron al prenderle fuego los autos a los delegados Cáceres y Marcolin o con la presencia de patotas armadas en las instalaciones y con las causas fraudulentas para amedrentar y debilitar la organización de los trabajadores.
Finalmente, el Cuerpo de Delegados y los trabajadores de la Línea 60 responsabilizamos al grupo DOTA por el fallecimiento de nuestro compañero y exigimos que se haga justicia para no tener que volver a lamentar el crimen de otro trabajador”.